TRIGÉSIMO TERCER PERÍODO ORDINARIO DE SESIONES OEA/Ser.P

8-10 de junio de 2003 AG/doc. 4231/03 add. 1

Santiago, Chile 7 junio 2003

Original: español

Punto XIV del temario

INFORME SOBRE LA LABOR DE FACILITACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL EN VENEZUELA

I. Introducción.

El 13 de Abril de 2002 el Consejo Permanente de la Organización de los Estados Americanos condenó la alteración del orden constitucional en Venezuela, los lamentables hechos de violencia que causaron la pérdida de vidas humanas, instó a la normalización de la institucionalidad democrática, y envió una misión encabezada por el Secretario General de la OEA para investigar los hechos y adelantar las gestiones que considerara necesarias para restablecer el orden constitucional.

El 18 de Abril de 2002 el Secretario General presentó el informe de su visita. Ese mismo día, en reunión extraordinaria, la Asamblea General de la OEA por medio de la Resolución AG/RES.1 (XXIX-/02) acordó brindar el apoyo y la ayuda de la Organización de los Estados Americanos que el Gobierno de Venezuela requiriese para la consolidación de su proceso democrático.

Asimismo, la Declaración AG/DEC.28 (XXXII-0/02) reiteró el ofrecimiento de apoyo y ayuda, en tanto la Resolución CP/RES.821 (1329/02) saludó la iniciativa del Gobierno de Venezuela de impulsar y realizar un proceso de diálogo que contara con la participación de todos los sectores del país y con el apoyo de la comunidad internacional y alentaba al Gobierno y a todos los sectores de la oposición, así como a los sectores sociales e instituciones de Venezuela para que a través del diálogo y en estricto apego a la Constitución de la República, se lograra la reconciliación nacional tan esperada por el pueblo venezolano y la comunidad internacional.

En junio de 2002, en Barbados, la Asamblea General a través de la Declaración sobre la Democracia en Venezuela reiteró su apoyo al diálogo nacional convocado por el Presidente Chávez y el ofrecimiento de colaborar en el mismo en el marco de la Carta Democrática de la OEA.

En julio tras la visita a Venezuela del ex presidente de Estados Unidos Jimmy Carter, la OEA, el PNUD y el Centro Carter, en cumplimiento de la resolución OEA AG/RES.1 (XXIX-E/02) iniciaron la exploración de una posible facilitación de las tres organizaciones para un diálogo entre el gobierno y la oposición.

II. Invitación.

El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y sectores de la oposición representados en la Coordinadora Democrática invitaron a participar a la OEA, al Centro Carter y al PNUD en el proceso de búsqueda de soluciones a la situación por la que atraviesa el país. El Gobierno de Venezuela, mediante comunicación enviada por parte del vicepresidente de la república, José Vicente Rangel al Secretario General Cesar Gaviria, expresó su disposición de buscar un mecanismo consensuado de acercamiento entre el Gobierno, los diferentes actores de la oposición y otros sectores de la vida nacional, mecanismo que incluiría la designación de una o varias personas calificadas en el ámbito internacional que facilitaran el diálogo y la búsqueda de acuerdos democráticos en el marco de la constitución. De igual forma, en carta enviada al Secretario General de la OEA, sectores de la oposición agrupados bajo el nombre de Coordinadora Democrática de Venezuela, expresaron su agrado con la propuesta de que la OEA, el PNUD y el Centro Carter contribuyeran a facilitar un diálogo nacional. (Ver anexos)

III. Diseño y realización de las misiones preparatorias.

En atención a las invitaciones referidas, la OEA, el PNUD y el Centro Carter constituyeron un grupo de trabajo conjunto –denominado Misión Tripartita- el cual procedió al establecimiento de una estrategia de aproximación, exploración y creación de condiciones tendiente a la facilitación de un proceso de acercamiento, diálogo y negociación en Venezuela.

PRIMERA MISIÓN TRIPARTITA

Entre el 8 y el 13 de septiembre de 2002 la comisión tripartita internacional, conformada por Fernando Jaramillo (OEA), Elena Martínez (PNUD) y Jennifer McCoy del Centro Carter, visitó Venezuela con el fin de asistir a los representantes del Gobierno y de la oposición venezolana en la búsqueda y el diseño de mecanismos que resultaran aceptables para ellos y que permitieran tratar los temas sustanciales de interés de las partes.

La misión internacional mantuvo reuniones con el Presidente de la República, Hugo Chávez Frías, con el Presidente de la Conferencia Episcopal Venezolana, Monseñor Baltazar Porras, con miembros de la Coordinadora Democrática, propietarios de medios de comunicación, directivos de Fedecámaras, dirigentes de la CTV, diputados oficialistas y opositores, directivos de la Asamblea Nacional, entre otros actores nacionales.

La Misión Tripartita obtuvo importantes avances durante su accionar, destacándose como fundamentales la disposición al diálogo de todos los sectores; el avance con el Gobierno y con la oposición en la elaboración de una Declaración de Principios por la Paz y la Democracia; las coincidencias en el Gobierno y en la oposición en cuanto a algunos temas sustantivos a resolver; la identificación de otros temas que podían ser parte de una agenda más amplia.

MISIÓN SECRETARIO GENERAL

Entre el 2 y el 4 de octubre de 2002, el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), César Gaviria, atendiendo una invitación que le extendiera el jefe del Estado venezolano, Hugo Chávez Frías, realizó una visita al país, con el fin de propiciar que el gobierno y la oposición definieran una agenda común de diálogo que les permita conjuntamente buscar soluciones a la crisis venezolana.

Como producto de las gestiones del Secretario General, días más tarde el Gobierno de la República y la Coordinadora Democrática suscribieron la Declaración de Principios por la Paz y la Democracia en Venezuela, a través de la cual los firmantes destacan que los problemas de Venezuela pueden y deben ser resueltos por los mismos Venezolanos, en el marco de la Constitución y de las leyes de la República Bolivariana de Venezuela, su completa adhesión a los principios democráticos y a la justicia oportuna, repudian el recurso de la violencia, reconocen la necesidad de buscar caminos que fortalezcan la convivencia democrática del pueblo venezolano y que censuren la perturbación a las normas que la rigen, declaran su disposición para iniciar un proceso de conversaciones sinceras entre todos los sectores a fin de lograr soluciones aceptables de los conflictos políticos que contribuyen a los desequilibrios que padece el país, reiteran su solicitud de apoyo y asistencia del Grupo de Trabajo conformado por representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro Carter (TCC), comprometen su colaboración con el Grupo de Trabajo a fin de explorar las fases preparatorias para poner en marcha un proceso de acuerdos asistido y verificable que permita alcanzar, a través de un mecanismo consensuado, soluciones políticas ajustadas al marco constitucional y reafirman su convicción de que Venezuela y el pueblo Venezolano sabrán superar la presente situación, pacífica y democráticamente, asegurando la vigencia del estado de derecho y la dignidad de todos sus ciudadanos.

Durante el mes de octubre de 2002, el contexto político venezolano estuvo enmarcado por numerosos acontecimientos, entre los que pueden destacarse dos marchas (una en rechazo y otra en apoyo al Presidente de la República), un “Paro Cívico” (el tercero de los últimos 12 meses), un pronunciamiento de un grupo de militares, quienes se declararon en "desobediencia legítima" y se concentraron en la plaza Altamira, así como el avance en el proceso de recolección de firmas tendientes a solicitar ante el CNE la convocatoria a referendo consultivo.

El 22 de octubre de 2002, el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), César Gaviria, anunció su próxima visita a Venezuela (a partir del 27 de octubre) y expresó que “Los recientes acontecimientos ocurridos en Venezuela ponen de relieve la prolongada y profunda polarización en ese país, así como la necesidad de pasar de un clima de confrontación a un marco de negociación directa entre el gobierno y la oposición. Es imperativo que los venezolanos enfrenten los problemas actuales dentro del orden constitucional y el estado de derecho, por medio de los mecanismos democráticos previstos en la Constitución.” El Secretario General refirió, asimismo, que "La naturaleza pacífica de las marchas recientes de la oposición y del gobierno, así como del paro laboral del 21 de octubre, es evidencia clara de progreso hacia una solución consensuada. Estos eventos demostraron que la sociedad venezolana es capaz de canalizar sus diferencias en forma democrática y que el recurso a la violencia no es un resultado inevitable del disenso. Destacó como "otra indicación positiva” que el gobierno y los sectores de la oposición hayan firmado la Declaración de Principios para la Paz y la Democracia en Venezuela, presentada en septiembre por la misión conjunta de la OEA, el Centro Carter y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

El Secretario General anunció la presentación de propuestas específicas para trabajar sobre los tres temas ya aceptados como puntos de negociación entre las partes (el fortalecimiento del sistema electoral, la investigación de los hechos del 11 de abril pasado y la necesidad de desarmar a la población civil), así como una estructura y una agenda para un debate que incluya los temas críticos que siguen dividiendo a la sociedad venezolana.

En la sesión ordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos se discutió la situación política en Venezuela. El Secretario General expuso sobre sus actividades. Se refirió a la Declaración de Principios, indicó que los problemas políticos deben ser resueltos en el marco de la constitución y las leyes y destacó la importancia de la total adhesión a los principios democráticos y la justicia oportuna, así como un repudio a los hechos de violencia. Mencionó que entre los temas acordados, está el fortalecimiento del sistema electoral, la necesidad de apoyar un proceso de investigación sobre los hechos de abril y el desarme. A efectos de apoyar el proyecto de facilitación en Venezuela, la Secretaría General, a través de la Unidad para la Promoción de la Democracia y su Programa Especial para la Promoción del Diálogo y la Resolución de Conflictos, diseñó una propuesta conteniendo los objetivos y funcionamiento de estos componentes1. Por su parte, el embajador de Venezuela ante la OEA, Jorge Valero, pidió ayuda de esta organización para resolver la situación del país.

Un grupo de militares venezolanos hizo público un comunicado en el cual invitaban a la insurrección castrense, la desobediencia civil y pedían la renuncia del Presidente Chávez. Gaviria señaló que tales actitudes y demandas quebrantan la lealtad constitucional que los oficiales de las Fuerzas Armadas le deben al Presidente de la República, Hugo Chávez Frías. Agregó que se contraviene el artículo cuarto de la Carta Democrática Interamericana, de la OEA, el cual establece que uno de los "elementos esenciales" de la democracia es "la subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente constituida y el respeto al estado de derecho de todas las entidades y sectores de la sociedad". Tal obligación se extiende a todos los integrantes de las instituciones y sectores. El Secretario General hizo un llamado a todas las fuerzas de oposición en Venezuela, a la sociedad civil y a los demás protagonistas de la vida pública venezolana, para que recurran únicamente a los medios democráticos, pacíficos y constitucionales para tramitar sus diferencias con el gobierno de Venezuela.

Ante el pronunciamiento de los oficiales de la FAN, la Coordinadora Democrática declaró que la responsabilidad fundamental de este tipo de eventos recae exclusivamente en el gobierno, que la situación se agrava hasta límites intolerables por la persecución de que son objeto los oficiales no afectos al gobierno, que nuevamente le exigen al Presidente que renuncie y que permita que se exprese la voluntad del pueblo. Ratificaron su rechazo a cualquier salida que implique un golpe o autogolpe de estado, así como exigieron a la Asamblea Nacional y al Tribunal Supremo de Justicia que cumplan con su deber. Reiteraron su voluntad de resolver la crisis por medios democráticos y a través de una consulta popular y mencionan la contribución que a ello pueden hacer los organismos internacionales

MISIÓN SECRETARIO GENERAL(II)

Entre el 27 de octubre y el 1 de noviembre de 2002, el Secretario General de la OEA, César Gaviria, continuó su tarea de facilitación en Venezuela.

Tal como lo adelantara, el Secretario General presentó a ambas partes la propuesta de un diseño de proceso que recogía las valoraciones y recomendaciones que en su oportunidad hicieran la Misión conjunta de los 3 organismos (“Grupo Tripartita”) y las partes, y esbozaba los lineamientos generales de un proceso de acercamiento, diálogo y negociación entre las principales fuerzas opositoras y el gobierno venezolano.

Como Objetivo Principal se planteó facilitar un proceso de diálogo y negociación entre el Gobierno Venezolano y representantes de la Coordinadora Democrática, mediante el establecimiento de una Mesa de Trabajo, Diálogo y Negociación. Dicha Mesa tendría una duración de aproximadamente un mes (hasta el 4 de diciembre), plazo que podría ser prolongado por acuerdo de las partes. Sería conducida por un Facilitador Internacional, y apoyada por un equipo técnico especializado en el campo de la negociación y resolución de conflictos a través de los organismos internacionales que componen el Grupo Tripartita.

Como Objetivos Específicos se señalaron los de discutir el tema electoral como mecanismo para resolver el actual impasse político; discutir temas adicionales de interés recogidos en una agenda de trabajo, que conlleven a acciones e iniciativas que el Estado y la oposición puedan cumplir, contribuyendo con ello a establecer un mínimo grado de confianza mutua, y estimular a las partes a lograr acuerdos concretos y medibles para avanzar en los temas escogidos, y para evaluar la conveniencia de una posible continuidad de este esfuerzo.

Una primera ronda de búsqueda de consensos básicos fue auspiciada por la Misión Tripartita: Tras ella, el Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y la oposición a través de los principales integrantes de la Coordinadora Democrática resolvieron (a) aceptar la Declaración de Principios para la Paz y la Democracia en Venezuela como marco general de compromiso con un proceso de concertación y negociación; (b) aceptaron iniciar un diálogo sin condiciones previas; e (c) identificaron unos temas centrales como puntos de la agenda de negociación.

Para la siguiente fase de acercamiento entre las partes, y con el propósito de avanzar rápidamente en la iniciación de un proceso de diálogo y de negociación, el Secretario General de la OEA, César Gaviria, cumpliría las funciones de Facilitador Internacional.

El Gobierno designaría seis representantes para la Mesa. De la misma manera, se le solicitaría a la Coordinadora Democrática designar seis integrantes adicionales a la Mesa, en representación de esa instancia.

El Facilitador Internacional y los delegados de ambas partes, procederían a instalar lo antes posible la Mesa de Negociación y Acuerdos.

En este proceso facilitador, los representantes de la mesa tendrían que (a) ratificar una agenda específica; (b) definir un cronograma, los mecanismos y procedimientos específicos para el funcionamiento de la Mesa de Negociación y Acuerdos; (c) definir reglas de juego internas de la negociación y externas de cara a la sociedad y la comunidad internacional; (d) acordar una estrategia de comunicación para el manejo de los medios y transmisión de los resultados logrados en el proceso de facilitación y negociación. Asimismo, se sugirió que se considerara la realización de una campaña de divulgación sobre la marcha del proceso de la Mesa de Negociación y Acuerdos, conducida por el Grupo Tripartita, (e) considerar el establecimiento de Mesas de trabajo complementarias con el fin de hacer llegar propuestas concretas a la Mesa principal.

Se decidió dar seguimiento a la implementación de los acuerdos alcanzados, según lo consensuado por las partes durante la negociación y siguiendo un cronograma establecido para el cumplimiento de los mismos. Para este fin, se trabajaría cercanamente con la Asamblea Nacional para ratificar el compromiso de las partes de respaldar los acuerdos logrados. El papel de la Misión Tripartita concluiría con la implementación de los acuerdos de la Mesa.

Un Facilitador Internacional sería responsable de guiar los acuerdos políticos de la Mesa de Trabajo, Diálogo y Negociación. La Misión Tripartita, integrada por representantes de alto nivel de la OEA, PNUD y el Centro Carter, apoyaría el papel de los tres Organismos que representa, en observar, verificar y servir como garantes del proceso de negociación, y en el seguimiento de los acuerdos. Un equipo operativo2 brindaría apoyo técnico para el funcionamiento idóneo de la Mesa.

Se propuso que la sede de la Mesa de Negociación y Acuerdos en Venezuela fueran las instalaciones de la Conferencia Episcopal Venezolana.

La propuesta establecía como enfoques prioritarios de la facilitación: (a) los problemas de Venezuela pueden y deben ser resueltos sólo por los venezolanos, dentro del marco de la constitución política y de las leyes, como lo han reiterado en diversas ocasiones tanto el Gobierno como la Oposición; (b) que la negociación se propiciaría desde la perspectiva de prevalencia del interés nacional por sobre los intereses sectoriales y sobre la base de la Declaración de Principios para la Paz y la Democracia en Venezuela, firmada por el Gobierno y por la Coordinadora Democrática; (c) que la instancia de facilitación tendría márgenes de flexibilidad procesal para el desempeño de sus funciones, dentro del marco de la legalidad, la ética y la transparencia. En tal sentido, funcionará bajo criterios proactivos, previa anuencia de las partes y de la atención a los insumos aportados por éstas; (d) que la comunidad internacional, a través de la Misión Tripartita, tendrá una participación activa en el proceso, pudiendo asumir tres papeles básicos (i) brindar acompañamiento político al Facilitador Internacional de la Mesa de Negociación y Acuerdos con el apoyo de un equipo operativo, (ii) servir de Observador, Verificador y/o Garante de las reglas del juego, del proceso de negociación y del cumplimiento de los acuerdos a los que se llegue, a través de los mecanismos que se acuerden con las partes y, (iii) apoyar la difusión de los avances en la Mesa de Negociación y Acuerdos, principalmente en el ámbito hemisférico e internacional.

Tanto el Facilitador Internacional y la Misión Tripartita, como el Equipo Operativo observarían en todo momento los siguientes principios: (a) Respeto, entendido como la conducta institucional que en la práctica guarda absoluta consideración a la dignidad de las personas, sus organizaciones y sus visiones y propuestas para la construcción de la futura Venezuela; (b) Imparcialidad, que implica el compromiso de asegurar a los grupos o sectores involucrados en la problemática, que los procesos facilitados tendrán reglas claras e iguales para todos; (c) Transparencia, supone que las deliberaciones se harán de cara a la Nación venezolana, de forma tal que sea el ciudadano el principal fiscalizador, así como el primer beneficiario del proceso de diálogo. El Facilitador Internacional, a través de la Misión Tripartita, informaría en forma periódica los desarrollos del diálogo y guardaría la confidencialidad cuando así fuera acordado por las partes; (d) Agregación, en el sentido de crear condiciones que propicien la inclusión de todos los sectores de la sociedad venezolana en el proceso deliberativo, buscando que el diálogo como instrumento para la tramitación de los conflictos se replicara a través y en todos los niveles y en todas las organizaciones de la sociedad. Se trata de un factor fundamental para logro de la gobernabilidad del país; (e) Autenticidad, lo cual implica tomar en cuenta en el diseño y en la conducción del diálogo en todo momento, tanto la opinión de las contrapartes nacionales como de la propia realidad venezolana. Es supuesto de este criterio el reconocimiento de que son los propios venezolanos los únicos quienes tienen derecho a interpretar sus realidades y tomar las decisiones más adecuadas para la construcción de su propio futuro.

Las gestiones de facilitación del Secretario General dieron como resultado acuerdos entre el Gobierno y la Coordinadora Democrática relativos a aspectos mínimos de funcionamiento sobre los cuales se enmarcaría el desarrollo de la Mesa de Negociación y Acuerdos:

§ El papel del Facilitador Internacional de la Mesa sería desempeñado por el Secretario General de la OEA, César Gaviria.

§ La Mesa se integraría por seis representantes de ambas partes. Los representantes del Gobierno y de la Coordinadora Democrática debían ser designados por el acto administrativo o político que correspondiese.

§ La OEA, el Centro Carter y el PNUD, conforme a sus respectivos mandatos, apoyarían técnicamente al Facilitador en su tarea.

§ Se solicitaría a la Conferencia Episcopal Venezolana la facilitación de una Sede.

§ Solamente el Facilitador tendría a su cargo el “reporte oficial” al público del desarrollo y de los avances de la Mesa. Cada parte podría expresar libremente sus consideraciones, aceptando explícitamente que las mismas no comprometieran a la Mesa sino que fueran reflejo de sus propias opiniones.

§ La Mesa buscaría acuerdos para solucionar la crisis del país por la vía electoral, así como también sobre los siguientes temas: fortalecimiento del sistema electoral, desarme de la población civil e instalación y funcionamiento de la Comisión de la Verdad.

§ En la primera reunión las partes trabajarían con el facilitador sobre la definición de los procedimientos, el orden y secuencia de las sesiones y la elaboración de criterios para organizar el funcionamiento de la Mesa.

§ Se propuso el establecimiento de Mesas de Trabajo Complementarias, con delegados de ambas partes, para elaborar propuestas y recomendaciones específicas en los temas de la Agenda para luego llevarlas a la Mesa principal.

§ La OEA, el Centro Carter y el PNUD, conforme sus respectivos mandatos, desarrollarían un papel de garantes del proceso para lograr el cumplimiento de los acuerdos.

§ Si cualquiera de los acuerdos a que se llegara por medio de este proceso requiriese ser considerado en el seno de la Asamblea Nacional, se encontraría un mecanismo adecuado, previamente acordado entre las partes, para que este cuerpo tuviese oportuno conocimiento de ellos y pudiera actuar conforme a sus atribuciones constitucionales.

Los citados acuerdos entre el Gobierno de la República y la Coordinadora Democrática resultaron formalizados mediante la elaboración del documento denominado “Síntesis Operativa de la Mesa de Negociación y Acuerdos”.

Contexto Nacional previo a la instalación de la Mesa de Negociación y Acuerdos

Es importante delinear el contexto político antes de la instalación de la Mesa. El 4 de noviembre, a media mañana, una delegación de la oposición, liderada por la agrupación Primero Justicia consignó más de dos millones de firmas ante el Consejo Nacional Electoral (CNE), para convocar a consulta popular. En horas de la tarde la GN lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los seguidores del Presidente. En el centro se produjeron numerosos enfrentamientos con más de 20 personas heridas de bala y más de 70 personas con lesiones por asfixia u objetos contundentes.

Cerca de las seis de la tarde, sujetos con las caras cubiertas destrozaron la fachada de la Confederación de Trabajadores de Venezuela, CTV, y vehículos estacionados en los alrededores.

El 6 de noviembre, alegando un supuesto fraude en la consignación de las firmas, la jefa de la fracción parlamentaria del MVR, Cilia Flores, solicitó al CNE la designación de representantes de esa tolda política para presenciar el acto de verificación y cotejo de firmas con el REP y con el Registro Nacional de Cedulación.

El presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), Carlos Ortega, se reunió con el Secretario General de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, para notificarle que la central obrera decidió promover el paro indefinido. No obstante, reveló que la Mesa de Negociación y Acuerdos podría instalarse durante la tarde siguiente.

Mohamed Merhi, resolvió desistir de su protesta pacífica extrema. Después de una conversación con el Secretario General de la OEA, César Gaviria, el padre de la víctima más joven de los sucesos del 11 de abril se convenció de detener la huelga de hambre que mantuvo durante 9 días y que puso en vilo su vida. Merhi declaró que confíaba en que la mediación de César Gaviria en la instalación de las mesas de diálogo para formar una comisión de investigación de los hechos de abril, tarde o temprano, traería justicia a Venezuela.

El presidente Chávez requirió 'la regulación de la situación jurídica de los miembros del Consejo Nacional Electoral', ante el Tribunal Supremo en el recurso que interpuso en la Sala Constitucional, con asistencia de la procuradora, en el cual solicitó un pronunciamiento sobre la inconstitucionalidad de varios artículos de la Ley Orgánica del Poder Electoral. En el escrito destacó que los funcionarios del CNE 'deben continuar en el ejercicio de sus cargos, con el fin de evitar un vacío institucional', lo que descartaría la posibilidad de que el CNE quede acéfalo, como lo denunciaron diputados de oposición. El primer vicepresidente del CNE, Alfredo Avella, aseguró que el recurso presentado por el presidente de la República no detendría el proceso de convocatoria del referendo consultivo porque el CNE se rige por la Ley del Sufragio y no por la Ley del Poder Electoral.

El general de brigada (Ej.) Vidal Rigoberto Martínez invitó a sus compañeros de armas a respaldar una huelga indefinida, reiterando que los uniformados que se encuentran en la plaza Francia de Altamira sólo abandonarían el lugar cuando el presidente Hugo Chávez renuncie a su cargo, y explicó que el paro 'sería cívico-militar'.

El 7 de noviembre el presidente de la República, Hugo Chávez, insistió que se incurriría en un 'fraude constitucional' si el Consejo Nacional Electoral convoca a un referendo consultivo para revocarle su mandato, a solicitud de electores de la oposición. 'Los que llevaron unas firmas al CNE hace unos días pretenden ahora, a través de un fraude constitucional, sacarme', y lo incluyó dentro de un 'golpe continuado'. El vicepresidente ejecutivo, José Vicente Rangel, advirtió que a pesar de que el TSJ negó la inconstitucionalidad que invocó el Gobierno para la Ley Orgánica del Poder Electoral, el Ejecutivo confíaba en que la Sala Constitucional declararía la inconstitucionalidad de la convocatoria de un referendo que sometiera a consulta el mandato de un cargo de elección popular como la Presidencia de la República, que solicita la oposición.

La plenaria de la Asamblea Nacional aceptó, con los votos del oficialismo, la renuncia de dos de los directivos del CNE, Roberto Ruiz y Vicente González, en un intento por generar 'un vacío de poder' en el organismo comicial. El debate sobre las dimisiones fue solicitado por el MVR en sesión del jueves en la tarde, pocas horas después de que el Tribunal Supremo de Justicia declaró sin lugar el recurso de inconstitucionalidad de varios artículos de la Ley del Poder Electoral (LOPE).

Sería la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) la que se encargue de designar a las nuevas autoridades del Consejo Nacional Electoral (CNE) en caso de que se presente un vacío institucional por el incumplimiento por parte de la Asamblea Nacional (AN) de los mandatos legítimos que establece la Carta Magna, tal como estableció un fallo de la Sala Constitucional que, por unanimidad, declaró sin lugar la solicitud de inconstitucionalidad de varios artículos de la Ley Orgánica del Poder Electoral, incoado por el presidente Hugo Chávez.

En este contexto, las partes acordaron iniciar las rondas de negociaciones el 8 de noviembre de 2002, así como la designación de sus respectivas representaciones para dicho proceso. Se estableció que la sede de las conversaciones sería el Seminario San José, ubicado en el Municipio El Hatillo. Aunque no quedó escrito, la Coordinadora Democrática estableció como fecha máxima para deliberar, el 4 de diciembre de 2002.

El Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela nombró –mediante nota formal- a José Vicente Rangel (Vicepresidente de la República), Roy Chaderton (Ministro de Relaciones Exteriores), Aristóbulo Isturiz (Ministro de Educación, Cultura y Deportes), María Cristina Iglesias (Ministra de Trabajo), Ronald Blanco (Gobernador del Estado de Táchira), Nicolás Maduro (Diputado ante la Asamblea Nacional) y Jorge Valero (Embajador de la RBV ante la OEA, con carácter de Asesor). Por su parte, la Coordinadora Democrática –también mediante nota formal- designó a Timoteo Zambrano (Alianza Bravo Pueblo), Américo Martín (Organizaciones No Gubernamentales), Alejandro Armas (Diputado ante la Asamblea Nacional), Eduardo Lapi (Gobernador del estado Yaracuy), Manuel Cova (Secretario General de la Central de Trabajadores de Venezuela), Rafael Alfonso (miembro de Fedecámaras) y Juan M. Raffalli (Primero Justicia, con carácter de Asesor).

El 16 de diciembre, tras más de 5 semanas de reuniones en el marco de la Mesa, el Consejo Permanente aprobó la Resolución CP/Res. 833 (1348/02) respaldando la institucionalidad democrática en Venezuela y la gestión de facilitación del Secretario General de la OEA.

Asimismo un mes más tarde, el Secretario General de la OEA, César Gaviria, informó que recibiría apoyo de un Grupo de Países Amigos conformado Brasil, Chile, España, Estados Unidos, México y Portugal, para continuar las negociaciones en Venezuela. El Grupo de Países Amigos se reunió por primera vez el 24 de enero de 2003 en Washington donde se acordó que una delegación conformada por vicecancilleres y otros altos funcionarios de los seis países visitaría Caracas la semana siguiente. El Grupo de Amigos se ha reunido tres veces desde ese momento, una vez en Caracas el 31 de enero; la segunda vez en Brasilia el 10 de marzo; y la tercera vez en Caracas el 9 de mayo.

RESUMEN DEL PROCESO DE FACILITACION

Para entender el desarrollo del proceso durante los últimos seis meses es importante repasar algunos de los elementos más relevantes que lo enmarcan. Es claro que el papel cumplido por el Secretario General fue el de facilitador, y así lo expresó en reiteradas oportunidades. Por su parte el Gobierno también hizo mucho énfasis en que el Secretario General fue invitado a Venezuela en esta calidad exclusivamente. Las propuestas que se presentaron fueron a petición de las dos partes. Este es un breve resumen del proceso de facilitación, con los desarrollos más importantes.

Antes del inicio de todo este proceso, en el caso particular de la OEA, era indispensable obtener la invitación del Gobierno de Venezuela, lo que se logró a través de una comunicación suscrita por el Vicepresidente Rangel. Por otra parte la oposición, representada por la Coordinadora Democrática también envió una invitación directa a la OEA para que facilitara el diálogo entre las partes. Como marco del proceso de negociación se trabajó, conjuntamente con las partes, un documento denominado SINTESIS OPERATIVA, el cual fue suscrito por éstas el día 7 de noviembre de 2002 luego de un largo proceso de intermediación. Es importante resaltar dicho documento, ya que las partes se comprometieron a encuadrar la negociación dentro de esos términos, y muchos de los temas que están incluidos en otros documentos emanados de la Mesa tienen su fundamento en el mismo.

La Mesa de Negociación y Acuerdos se instaló el día 8 de Noviembre del 2002. Esta desde entonces se vió afectada por factores coyunturales que influyeron en su funcionamiento. Vale destacar, en el mes de diciembre del 2002, la intervención de la Policía Metropolitana por parte del gobierno, lo que generó como reacción de la oposición, el llamado al paro general. Este paro se convirtió en indefinido, y se unió a él parte de la industria petrolera a través de PDVSA. En el mes de diciembre y en los meses siguientes la Mesa se dedicó exclusivamente a atender esta situación. Hasta el día 2 de diciembre en la madrugada, unas horas antes de que se iniciara el paro convocado por la oposición, la mesa estuvo trabajando para que se diera un acuerdo que pudiera evitar dicha situación. Ese acuerdo no se logró, pero existió la voluntad de ambas partes de realizarlo.

Una vez iniciado el paro, las dos partes se tomaron las calles para expresar públicamente sus desacuerdos, lo que generó en el país un ambiente explosivo y peligroso. La reanudación de las reuniones de la Mesa sirvió en ese momento para que existiera un canal de comunicación permanente y fluido, evitando muchos enfrentamientos. Para esa época los hechos de la Plaza Altamira en donde murieron 3 personas afectaron nuevamente el desarrollo de la Mesa. Hasta ese entonces las partes utilizaron la Mesa como un mecanismo para evitar enfrentamientos en la calle, producto de esta coyuntura. Solo algunos de los objetivos consagrados en la Síntesis Operativa, se habían tratado de forma parcial. El gobierno condicionó su retorno a la Mesa al levantamiento del paro, pero a raíz de los acontecimientos de la Plaza Altamira, la Mesa se volvió a reunir en pleno para tratar de contrarrestar la escalada de violencia que se estaba dando en las calles.

A partir de enero, se comenzó un trabajo con las partes para tratar de desmontar el paro. Este trabajo encontró un gran obstáculo en la marcada diferencia entre la visión de ambas partes de la realidad. El gobierno argumentaba que no era necesario tratar ese tema ya que no existía paro, y se trataba de un simple sabotaje a la industria petrolera. Y la oposición mantenía su esquema de mantener parados el comercio y la mayoría de industrias del país.

Una vez se normalizó la situación en lo referente al paro, la Mesa comenzó a trabajar en un acuerdo contra la violencia. Adicionalmente, las partes solicitaron a la facilitación que presentara una propuesta sobre la instrumentación de la Comisión de la Verdad. Dicha propuesta fue presentada a las partes. La Coordinadora la aceptó en su integridad. El día 18 de febrero de 2003, se suscribió la “Declaración contra la Violencia por la Paz y la Democracia” firmada por las dos parte en acto formal, presidido por el Secretario General, el Vicepresidente de la República y los demás miembros de la Mesa.

Luego de este primer acuerdo suscrito por la Mesa el proceso se vio influido nuevamente por el entorno. El presidente de Fedecámaras (Federación Venezolana de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción) fue detenido y puesto a disposición de un Juez. Por otra parte se dictaron órdenes de captura contra algunos directivos de PDVSA y contra Carlos Ortega, presidente de la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV). Todos ellos acusados supuestamente de haber promovido el paro y, con esta actitud de incurrir en algunos delitos tipificados en el código penal. La Mesa después de este incidente, comenzó a trabajar en uno de sus objetivos centrales, como es el de encontrar un acuerdo para solucionar la crisis del país por la vía electoral, tal como lo consagra la Síntesis Operativa. Para este propósito, y con el fin de impulsar la mesa en un momento determinante, ya que las partes no encontraban un tema común de discusión, el Presidente Jimmy Carter presentó dos propuestas. Por una parte la posibilidad de una enmienda constitucional con el propósito de adelantar las elecciones; y por otra parte la posibilidad de realizar un referendo revocatorio, con acuerdos sobre fecha y forma de realizarlo. A partir de esta propuesta la Mesa tomó una dinámica diferente, y las partes se centraron en la discusión del tema de una salida electoral. Cada una de las partes presentó sus comentarios a la propuesta del Presidente Carter, y con base en esos insumos comenzamos el trabajo que nos trajo hasta el momento actual.

El gobierno mantuvo su posición sobre el Referendo Revocatorio como única salida, y la Coordinadora Democrática asumió las dos propuestas Carter, privilegiando finalmente el Referendo Revocatorio. Después de largas discusiones sobre sus visiones en cuanto al Referendo Revocatorio, las dos partes solicitaron a la facilitación que produjera un documento de trabajo en el cual se recogieran las diferentes visiones sobre este tema. Es así como la facilitación presentó a las partes el documento “Temas Procedimentales sobre el Referendo Revocatorio a ser discutidos en la Mesa de Negociación y Acuerdos”. Las dos partes recibieron el documento y decidieron comenzar a trabajar en un acuerdo sobre la base del mismo. Para darle forma de acuerdo se decidió incorporar varios puntos que habían sido discutidos en la mesa y que ya habían sido acordados por las partes en los meses anteriores. Estos puntos se referían a la gobernabilidad, el clima político y electoral, la violencia, el respeto por las ideas ajenas, entre otros. Las partes estuvieron muy próximas a aceptar un acuerdo. En este punto se decidió conformar una comisión de trabajo, para que presentara nuevamente a la mesa un texto que pudiera ser aceptado por ambas partes. Esta comisión no produjo ningún resultado, sin embargo la Mesa decidió reunirse nuevamente en pleno. En las reuniones de la Mesa, que comenzaron nuevamente el 8 de Abril del 2003, se comenzó a trabajar nuevamente sobre el documento base presentado por la facilitación. Luego de tres días de trabajo, y con claridad meridiana, las dos partes expresaron su conformidad con un texto, el cual servia de base para un acuerdo. Se entendió también que las dos partes pondrían a consideración de sus instancias el acuerdo de la mesa, para luego firmarlo formalmente. Se aclaró también, que las partes no estaban obligadas a suscribirlo si no se aprobaba, pero que ese documento era final, y si se aprobaba no estaba sujeto a cambios. Los representantes de las dos partes en la mesa estuvieron plenamente de acuerdo con la divulgación del contenido del documento, que constituía un preacuerdo.

El 24 de abril el Gobierno presentó una nueva versión del documento del preacuerdo al que se llegó en la Mesa el 11 de abril de 2003, con otra redacción, en el cual había cambios de forma y otros que la oposición consideraba de fondo. De lo que se entiende, la posición del Gobierno se basaba en que el acuerdo final se debía someter a aprobación de las fuerzas sociales y políticas que lo apoyan, y como resultado de esas consultas surgió la versión revisada presentada por ellos. Básicamente se argumentaba que no se podía expresar en el documento la presunción de que el Gobierno no iba a cumplir con los preceptos legales y constitucionales; los cuales están consagrados en la ley y en la constitución y por lo tanto era innecesario reiterarlos.

Por su parte la oposición argumentaba que era indispensable que se mantuviera en el documento la mención al articulo 184 de la Ley del Sufragio y participación Política, la cual consagra un término de 90 días para la realización del referendo una vez recibidas las correspondientes firmas por el CNE. Igualmente consideraban necesario el compromiso expreso de las dos partes de no modificar las normas que regulan los procesos de referendo. Otro de los puntos indispensables para la oposición, era que se mantuviera la mención clara de que los organismos internacionales estarían dispuestos a prestar la asistencia técnica requerida en materia electoral así como en el tema del desarme de la población. Igualmente, para la Coordinadora Democrática era de gran importancia, mantener la mención de que la OEA, el Centro Carter y el PNUD, con base a lo estipulado en la Síntesis Operativa desarrollarían un papel de garantes.

El 8 y 9 de mayo tuvo lugar en Caracas la tercera reunión del grupo de países amigos del Secretario General para Venezuela. Después de sostener reuniones con el Secretario General de la OEA, los representantes del Centro Carter y el PNUD, los Vice Cancilleres y autoridades de alto nivel emitieron un comunicado en el que respaldaban la labor de facilitación del Secretario General y exhortaban a las partes a llegar a un acuerdo que diera fin a la crisis. La facilitación se comprometió entonces con las partes en que trabajaría en un nuevo texto basado en la versión aprobada en la Mesa el 11 de abril y en la versión presentada por el Gobierno el 24 de abril. La nueva versión del texto fue consultada y enviada a las partes. El 23 de mayo el Gobierno anunció su intención de aceptar dicho texto y firmar el acuerdo, el 27 de mayo la Coordinadora Democrática hizo lo propio. El 29 de mayo se firmó el acuerdo en Caracas en presencia del Secretario General de la OEA y de los representantes del Centro Carter y del PNUD.

El texto del acuerdo es prueba de que por grandes que sean las diferencias políticas, lo que une a los venezolanos es mucho más de lo que los separa. Todos por igual, a partir de ahora, están obligados a respetar los preceptos allí consignados en pos de la defensa del orden constitucional; del respeto al estado de derecho; de la aceptación de los elementos constitutivos de la nacionalidad que a todos imponen la convivencia social y política; y de la búsqueda de una democracia participativa, pluralista, vigorosa y auténticamente representativa.

Para la OEA es particularmente importante el reconocimiento que gobierno y oposición hacen del compromiso hemisférico denominado la Carta Democrática, donde se consignan los valores que a todos nos hermanan, se establece el derecho de nuestros pueblos de vivir en democracia y la obligación de todos, gobierno y ciudadanos, de promoverla y defenderla. La suscripción de este acuerdo es una clara manifestación del respeto de esos principios y de su valoración. El acuerdo reconoce también los principios consagrados en la Carta de la OEA y en la Convención Americana de Derechos Humanos que, con la Carta Democrática, generan el conjunto de obligaciones jurídico-políticas que conforman y reglan el Sistema Interamericano.

El numeral 12 contiene el principal logro del acuerdo. Sin duda la eventual utilización del articulo 72 si se dan, según el Consejo Nacional Electoral, los requisitos constitucionales, representa la salida pacifica, democrática electoral y constitucional que tan intensamente se buscó en la Mesa de Negociación y Acuerdos. El acuerdo constituye la solución a la que hace referencia la resolución 833 del Consejo Permanente de la OEA, que todos hemos invocado como necesaria o como indispensable en este periodo de intensa agitación, de profundos cambios y grandes desencuentros en la vida institucional del Venezuela.

ANEXO 1

INFORME DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA, CÉSAR GAVIRIA, EN CUMPLIMIENTO DE LA RESOLUCIÓN CP/RES.811(1315/02) SITUACIÓN EN VENEZUELA.

OEA/Ser.P

AG/doc.9 (XXIX-E/02)

18 de abril de 2002

Original: español

INFORME DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA, CÉSAR GAVIRIA,
EN CUMPLIMIENTO DE LA RESOLUCIÓN CP/RES.811(1315/02)

SITUACIÓN EN VENEZUELA

Me corresponde como Secretario General de la OEA rendir en este periodo extraordinario de sesiones de la Asamblea General el informe que dispuso nuestro Consejo Permanente mediante resolución CP/RES.811(1315/02) en desarrollo del Artículo 20 de la Carta Democrática. En dicha resolución se me ordenó investigar los hechos ocurridos el 11 y 12 de abril, y emprender las gestiones necesarias, incluidos los buenos oficios, para promover la más pronta normalización de la institucionalidad democrática.

Tan pronto los Presidentes del Grupo de Río concluyeron su reunión en Costa Rica el pasado viernes 12 de abril, fui informado de sus decisiones tanto por el Presidente Miguel Angel Rodríguez como por su Canciller Roberto Rojas. Con ellos tuve la oportunidad de intercambiar opiniones a lo largo del día y con la Presidenta de nuestro Consejo, la Embajadora Margarita Escobar, estuvimos atentos a sus deliberaciones. Al finalizar dicha reunión procedimos a hacer algunas consultas con el fin de dar cumplimiento a la solicitud presentada por el Grupo de Río, en el sentido de reunir lo antes posible el Consejo Permanente. Los Presidentes también me pidieron que tomara contacto con la realidad política de Venezuela a través de los medios que considerara mas adecuados.

Es conveniente señalar que el grupo de Río consideró la renuncia del Presidente Chávez como un hecho cumplido, así como también la destitución del vicepresidente y de su gabinete, por lo cual no se solicitó su restitución como parte de las acciones necesarias para defender el orden constitucional.

En sesiones informales y privadas el viernes en la noche y el sábado anteriores, bajo la acertada dirección de la Embajadora Margarita Escobar, el Consejo examinó la situación en Venezuela, condenó la alteración del orden constitucional y los lamentables hechos de violencia, y expresó su solidaridad con el pueblo de ese país. En la mañana del sábado, el que se autodenominaba presidente del gobierno de transición, llamó a la OEA para informar que se había alterado el orden constitucional y para hacer algunas otras afirmaciones que estaban contenidas en un mensaje que fue circulado a las delegaciones. También dijo que se querían hacer representar en la reunión por un funcionario de la misión de Venezuela y que luego enviarían cartas credenciales. Todo ello se puso en conocimiento de las misiones. Yo le expresé a él que al dia siguiente viajaría a Caracas con el mandato que me diera el Consejo Permanente.

El Secretario General, según lo autorizó el Consejo Permanente, se hizo acompañar de las embajadoras Margarita Escobar, Presidente del Consejo Permanente, y Lisa Shoman, Representante de Belice y vocera del CARICOM. Algunos de los embajadores del Grupo de Río no me pudieron acompañar por la rapidez con la que se tuvo que desplegar la misión. Las embajadoras me han dado apoyo y consejos muy valiosos, pero debo aclarar que todo lo afirmado por mí, en reuniones privadas o ante los medios de comunicación en dicha misión, así como el contenido de este informe, son de mi exclusiva responsabilidad.

Ustedes sabrán comprender la dificultad de rendir un informe sobre los hechos. No obstante, me he propuesto hacer una presentación sucinta sobre los antecedentes de lo ocurrido entre 11 al 13 de abril, la cual de ninguna manera puede interpretarse como una justificación de la alteración del orden constitucional. Es apenas un contexto en el cual se dieron los sucesos trágicos del 11 de abril.

En la muy difícil coyuntura que han vivido las instituciones democráticas de la Republica Bolivariana de Venezuela, juzgué también oportuno mirar aspectos de la vida institucional del país en relación con disposiciones de la Carta Democrática.

Tendría que comenzar por decir que es necesario señalar, por lo menos hasta que no se demuestre lo contrario, que los organizadores de la manifestación convocada por la oposición política y muchas organizaciones sociales en los días precedentes y en el propio 11 de Abril, son diferentes de quienes usurparon el poder, detuvieron al Presidente Chávez y trataron de instaurar lo que llamaron un gobierno provisional, cuyo ejercicio del mando encontró un amplio y generalizado rechazo no solo por su origen fáctico, sino además por las decisiones que tomó y que significaban el cierre de los organismos elegidos popularmente, la intervención del poder judicial y de todos los organismos del llamado “poder moral”, y en la práctica la derogatoria de la Constitución y de muchos de los actos realizados bajo su desarrollo.

Podemos afirmar que el gobierno que estaba apenas en la fase de instauración, sin ninguna legitimidad democrática, fue fruto de decisiones tomadas por los militares. En carta, que fue del conocimiento de los miembros del Consejo Permanente, quien presidía lo que se auto calificó como gobierno provisional expresamente reconoció la ruptura constitucional.

Para fortuna de las instituciones democráticas de Venezuela, esa alteración del orden constitucional fue revertida por la reacción de buena parte de la oficialidad de las Fuerzas Armadas y por una vigorosa respuesta ciudadana, tanto de defensores como de opositores del gobierno del Presidente Chávez.

Como parte de la responsabilidad que ustedes me encomendaron, me reuní con un amplio grupo de voceros de algunas de las principales instituciones del país como el Presidente Hugo Chávez y su canciller; la mesa directiva de la Asamblea Nacional; El Fiscal General de la Nación, el Contralor, el Defensor del Pueblo y el Presidente del Tribunal Superior. Igualmente me reuní con el Cardenal y los representantes de la Conferencia Episcopal; algunos grupos de la sociedad civil; con representantes de algunos de los principales diarios, cadenas de televisión y radiales; con la Central de Trabajadores de Venezuela; los miembros de los partidos de Oposición en la Asamblea Nacional; y con otras personalidades que llevaron documentos en los que fijaban posición sobre los hechos ocurridos e interpretaban a su juicio la realidad Venezolana.

Señores Cancilleres:

De las conversaciones con los diferentes sectores quisiera resaltar lo siguiente: El Presidente de la Republica en todas sus alocuciones ha hablado de reflexionar, de rectificar, de enmendar. Aseguró “que no habría ánimos revanchistas, ni persecuciones, ni abusos”. Ha dicho que lo ocurrido representa una “inmensa lección”; “que se debe hacer una profunda reflexión”; que hay que actuar ahora con “calma y cordura”; que es necesario “corregir lo que sea necesario corregir”; “restablecer el dialogo”.

Habló también de la “unidad respetando las diferencias” y señaló que como un primer paso convocaría el Consejo Federal de Gobierno para que sirva de epicentro para el diálogo con todos los sectores y para alcanzar el mayor consenso posible en materia económica, social y política. También señaló que el Presidente designado de PDVSA, como la junta por él designada, habían renunciado, con lo cual se puso fin al asunto que dio origen a las últimas jornadas de protesta.

Aunque una buena cantidad de personeros de instituciones ajenas al gobierno han aceptado la llamada del Presidente al diálogo, aun después de los fatídicos hechos del 11 y 12 de abril, existe una excesiva polarización no solo de los protagonistas naturales de la política, como lo son el gobierno, los partidos y las bancadas de oposición, sino de casi todas las organizaciones laborales, empresariales, de la sociedad civil, los representantes de algunos de los otros poderes del Estado y los medios de comunicación. Esa excesiva polarización tiene connotaciones de intolerancia que en la práctica impiden el diálogo democrático y la búsqueda de acuerdos que permitan cierto entendimiento para mantener la paz social. Pareciera prevalecer el convencimiento según el cual es inevitable una renovada confrontación entre amigos y contradictores del gobierno, lo que podría desembocar en mayor protesta social.

Quiero igualmente señalar una práctica peligrosa de deliberación en la Fuerzas Armadas, que determina que muchos protagonistas de la vida pública vivan atentos a lo que los oficiales de las distintas armas opinan del acontecer político, incluidas las ordenes de su Comandante en Jefe, el Presidente Constitucional de la República. Muchos buscan fundamentos para tal forma de deliberación en un artículo de la Constitución.

Los sectores de oposición y otros protagonistas de la vida social toman de diferentes maneras distancia de las normas constitucionales. En particular expresan inquietudes sobre la separación e independencia de los poderes públicos y la falta de contrapesos, como que sus titulares fueron escogidos por las mayorías que imperaron en la Asamblea. Los diputados de oposición llaman la atención sobre una reciente providencia del Tribunal Supremo de Justicia que señaló que el período presidencial comenzó a partir del mes de enero del 2002.

Después de los acontecimientos que ya hemos mencionado se han incrementado las denuncias de violación de los derechos humanos, de intimidación, de vandalismo y saqueos, de pérdidas de vidas y personas heridas. Esto ha ocurrido antes, durante y después de la reciente crisis. Nosotros enviamos estas denuncias a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y, en algunos casos, a la Relatoría para la Libertad de Expresión.

Esta Misión recibió numerosas quejas sobre la responsabilidad en estos hechos de los Círculos Bolivarianos, grupos de ciudadanos u organizaciones de base que apoyan el proyecto político del Presidente. Muchos sectores los responsabilizan de violaciones a los derechos humanos, de actos de intimidación y de saqueos.

Los representantes de los dueños de los medios de comunicación y un grupo de periodistas consideran que los Círculos Bolivarianos son la mayor amenaza a la libertad de prensa y expresión. Varios de estos casos se han puesto en conocimiento de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y del Relator para la libertad de Expresión. Haría bien el gobierno en trabajar en estos aspectos y disipar muchas de las graves preocupaciones que han surgido.

Los representantes de las cadenas de televisión se quejan de la manera abrupta como se interrumpieron las señales de los canales de televisión privados abusando según ellos de la Ley Orgánica de Telecomunicaciones. Esto produjo una sistemática suspensión de su programación con largas intervenciones del Presidente y de otros funcionarios del poder ejecutivo en los días previos al 11 de abril. Reclaman también que el gobierno, según lo recomienda la CIDH, haga “ una condena categórica a las agresiones de las que han sido objeto los trabajadores de comunicación social”.

Por otra parte las autoridades que representan los poderes del Estado señalaron la falta de objetividad de algunos medios para informar sobre los sucesos que condujeron a la restauración del orden constitucional. Algunos medios han registrado esa preocupación o queja sobre lo acontecido, y han dado explicaciones que no soy llamado a calificar como satisfactorias o no, así como no lo soy de la validez de las quejas referidas.

Los miembros de los partidos de oposición en la Asamblea Nacional consideran conculcados sus derechos como minorías. Llamaron la atención sobre el uso de los mecanismos de la ley habilitante. Esta es una vieja disposición en las Constituciones de Venezuela que da al ejecutivo un gran poder legislativo. El gobierno del Presidente Chávez hizo uso amplio de tales facultades, y ello ha demostrado la gran resistencia que genera la aprobación de normas sin el proceso de transacciones que se da en el debate parlamentario y sin la discusión pública que se daría en la Asamblea.

La Central de Trabajadores de Venezuela (CTV) planteó la imperiosa necesidad de que el poder ejecutivo acepte la escogencia de sus directivos conforme al resultado de la elección convocada por iniciativa del propio gobierno nacional. Esta Central y sus directivos tienen el reconocimiento de la OIT, y ese reclamo se puede también mirar a la luz del artículo 10 de la Carta Democrática. Los directivos de la CTV también reclaman la convocatoria del diálogo Tripartito.

Por estas consideraciones, en las reuniones con los diferentes sectores señalé acciones que a mi juicio se deben acometer con urgencia para evitar ulteriores expresiones de descontento que pudieran dar origen a la repetición de los trágicos sucesos del 11 y 12 de abril. En todo caso es importante que hoy se reiteren algunos de los considerandos y dispositivos de la resolución del Consejo, sobre todo en lo referente a la condena de cualquier quebrantamiento del orden constitucional y de los violentos sucesos que llevaron a la muerte de un número apreciable de personas.

La OEA, sus países miembros, el resto de la Comunidad Internacional y algunas organizaciones como la Iglesia Católica a través de la Conferencia Episcopal podrían prestar su concurso para propiciar el diálogo y asegurar que estos hechos no se vuelvan a repetir.

Quisiera resaltar además algunas acciones que se deben tomar para desactivar algunos de los más graves conflictos, recuperar la gobernabilidad, ganar estabilidad política y propiciar la recuperación económica.

Es fundamental que todos los sectores de la sociedad, por lo menos la totalidad de los que he citado, busquen mecanismos o acuerdos que permitan hacer del respeto a la Constitución la base fundamental y el marco de acción para todos los protagonistas de la vida pública venezolana.

Es indispensable un acuerdo para que el artículo 350 de la Constitución no se interprete como un derecho general a la rebelión. Tal interpretación puede llevar a más y peores actos de violencia. Todos deben poner de su parte para un acuerdo en tal sentido.

Es esencial que gobierno, oposición, fuerzas sociales, organizaciones de derechos humanos y medios de comunicación, se comprometan a rechazar toda forma de deliberación de la fuerza pública y respalden la aplicación de los códigos militares que sancionan tales conductas. También es esencial que se abandone la interpretación según la cual el citado artículo de la Constitución puede servir de base a la conducta de oficiales de distintas armas. Quisiera reiterar que si no se avanza en tal sentido se podría dar pie a que se presenten nuevos actos de insubordinación contra la autoridad civil. Esta Asamblea debería ser categórica al señalar la subordinación constitucional de todas las instituciones del Estado a la autoridad civil legalmente constituida, tal como lo señala el artículo cuarto de la Carta Democrática.

Existe la imperiosa necesidad de acudir solo a los medios pacíficos. El estado, sin que sobre ello pueda haber la menor duda, debe mantener el monopolio del uso legítimo de la fuerza. Se deben investigar las denuncias según las cuales hay sectores que están poniendo en peligro ese componente esencial de la seguridad pública. En todo caso cualquier uso de las armas debe hacerse bajo autorización y dentro de la normatividad acordada o dispuesta por las Fuerzas Armadas.

Es muy importante para la democracia venezolana que la investigación sobre el desenlace trágico de las manifestaciones del 11 de abril se realice de manera que sus conclusiones sean aceptadas por todos, y que los responsables reciban todo el peso de la ley. Lo que señalo no debería interpretarse como un menoscabo de los poderes legítimamente constituidos. Con un buen grado de voluntad política podría conseguirse tal resultado. En todo caso hay que aprender de lo ocurrido porque cuando se dan manifestaciones de varios centenares de miles de personas los riesgos son enormes.

Se nos informó que en el seno de la Asamblea Nacional se ha avanzado en conformar una Comisión de 25 miembros que se encargaría de investigar los hechos, aunque existen diferencias en cuanto al nombre de la Comisión, al mecanismo de integración y a su composición.

Gobierno y oposición deberían hacer lo que esté a su alcance para afianzar la independencia de los poderes y establecer sus debidos contrapesos. Más allá de la importancia de asegurar la supremacía de la Constitución, es fundamental restablecer la confianza en el estado de derecho y asegurar que todos los estamentos sociales estén dispuestos a acatarla. Así lo dispone el artículo cuarto de la Carta Democrática.

Cualquier acuerdo entre los distintos sectores de la vida venezolana debe pasar, como lo señala la Carta Democrática, por el pleno respeto a la libertad de expresión y por ende de prensa. Debe quedar claro que cualquier queja o deficiencia debe resolverse conforme a la Declaración de Chapultepec. Esta Secretaría expresó públicamente su confianza en que el gobierno del presidente Chávez resolverá de manera satisfactoria las preocupaciones de seguridad e intimidación que alegan los representantes de Medios de Comunicación con los que me reuní.

En el tema de la televisión, es importante acordar un código de conducta que, mas allá de la legislación, asegure la compatibilidad de las transmisiones de interés público con la programación normal.

La comunidad internacional debería prestarle a Venezuela apoyo para asegurar que de nuevo los partidos y las agrupaciones o movimientos políticos sean los principales protagonistas de la vida pública. El vacío que han dejado y que han pretendido llenar otros sectores sociales ha demostrado de manera palmaria sus limitaciones. Aquí cabrían acciones en el marco del artículo quinto de la Carta Democrática.

Quiere esta Misión agradecer la hospitalidad y adecuado apoyo que recibió del Gobierno del Presidente Chávez. Espero haber cumplido con la disposición de nuestro Consejo Permanente al someter este informe a su consideración. La OEA debe estar a disposición del gobierno y el pueblo de Venezuela para que de la trágica experiencia vivida se puedan colegir actitudes y acciones que nos aseguren que estos hechos infaustos y trágicos no se vuelvan a repetir.

Muchas gracias

ANEXO 2

RESOLUCIÓN OEA AG/RES.1(XXIX-E/02)

VIGÉSIMO NOVENO PERÍODO EXTRAORDINARIO DE SESIONES OEA/Ser.P

18 de abril de 2002 AG/RES. 1 (XXIX-E/02)

Washington, D.C. 18 abril 2002

. Original: español

AG/RES. 1 (XXIX-E/02)

APOYO A LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA

(Resolución aprobada en la primera sesión plenaria y sujeta a revisión por la Comisión de Estilo)

LA ASAMBLEA GENERAL,

CONSIDERANDO que el Consejo Permanente, en aplicación de lo prescrito por el artículo 20 de la Carta Democrática Interamericana y luego de analizar la situación creada en la República Bolivariana de Venezuela, aprobó la resolución CP/RES. 811 (1315/02) y decidió convocar a un período extraordinario de sesiones de la Asamblea General;

TENIENDO EN CUENTA que la Carta Democrática Interamericana reconoce como elementos esenciales de la democracia representativa, entre otros, el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas y la separación e independencia de los poderes públicos; y

TENIENDO PRESENTE el informe presentado por el Secretario General de la OEA sobre la misión a Venezuela que le encomendara el Consejo Permanente con el objeto de investigar los hechos y emprender las gestiones diplomáticas,

RESUELVE:

1. Expresar satisfacción por el reestablecimiento del orden constitucional y del gobierno democráticamente elegido del presidente Hugo Chávez Frías en la República Bolivariana de Venezuela.

2. Manifestar la determinación de los Estados Miembros de seguir aplicando, con estricto apego a la letra y espíritu, y sin distinción, los mecanismos previstos por la Carta Democrática Interamericana para la preservación y defensa de la democracia representativa, reiterando el rechazo al uso de la violencia para sustituir a cualquier gobierno democrático en el Hemisferio.

3. Respaldar la iniciativa del Gobierno de Venezuela de convocar de inmediato a un diálogo nacional, sin exclusiones, y exhortar a todos los sectores de la sociedad venezolana para que participen en el mismo, con sus mejores y más decididos esfuerzos a fin de lograr el pleno ejercicio de la democracia en Venezuela, con pleno apego a la Constitución, y tomando en cuenta los elementos esenciales de la democracia representativa contenidos en los artículos 3 y 4 de la Carta Democrática Interamericana.

4. Alentar al Gobierno de Venezuela en su voluntad expresa de observar y aplicar plenamente los elementos y componentes esenciales de la democracia representativa, como lo estipulan los artículos 3 y 4 de la Carta Democrática Interamericana.

5. Alentar al Gobierno y a todos los sectores sociales e instituciones de Venezuela, a desarrollar sus actividades respetando el estado de derecho, así como a la búsqueda de la reconciliación nacional.

6. Expresar satisfacción de que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos haya aceptado la invitación que el Gobierno de Venezuela hiciera en septiembre de 1999, para realizar una visita in loco a Venezuela que se efectuará en la primera semana de mayo del presente año.

7. Brindar el apoyo y la ayuda de la OEA que el Gobierno de Venezuela requiera para la consolidación de su proceso democrático

8 Encomendar al Consejo Permanente de la Organización que presente un informe global sobre la situación en Venezuela al próximo período ordinario de sesiones de la Asamblea General.

ANEXO 3

RESOLUCIÓN DEL CONSEJO PERMANENTE [CP/RES.821 (1329/02)]

APOYO AL PROCESO DE DIÁLOGO EN VENEZUELA

RESOLUCIÓN DEL CONSEJO PERMANENTE [CP/RES.821 (1329/02)]

APOYO AL PROCESO DE DIÁLOGO EN VENEZUELA

EL CONSEJO PERMANENTE DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS,

RECORDANDO la resolución AG/RES. 1 (XXIX-E/02), en la cual se acordó respaldar la iniciativa del Gobierno de Venezuela a convocar un diálogo nacional, sin exclusiones, y exhortar a todos los sectores de la sociedad venezolana para que participen en el mismo, con sus mejores y más decididos esfuerzos a fin de lograr el pleno ejercicio de la democracia en Venezuela;

CONSIDERANDO que en la resolución AG/RES. 1 (XXIX-E/02) se acordó brindar el apoyo y la ayuda de la Organización de los Estados Americanos que el Gobierno de Venezuela requiera para la consolidación de su proceso democrático, y que en la Declaración AG/DEC. 28 (XXXII-O/02) se reiteró este apoyo y ayuda;

CONSIDERANDO que las visitas realizadas a Venezuela por el ex presidente de los Estados Unidos, Jimmy Carter, y por representantes de la Secretaría General de la OEA, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y del Centro Carter, son gestiones que inciden de manera positiva en el diálogo político;

CONSIDERANDO que el Gobierno de Venezuela, mediante comunicación enviada por el Vicepresidente de la República José Vicente Rangel, al Secretario General de la OEA César Gaviria, expresa su disposición de buscar un mecanismo consensuado de acercamiento entre el Gobierno, los diferentes actores de oposición y otros sectores de la vida nacional, el cual incluiría la designación de una o varias personas calificadas en el ámbito internacional, que faciliten el diálogo y la búsqueda de acuerdos democráticos en el marco de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela;

TENIENDO EN CUENTA que, en carta enviada al Secretario General César Gaviria, sectores de la oposición en Venezuela, agrupados bajo el nombre de Coordinadora Democrática de Venezuela, expresaron su agrado con la propuesta de la OEA, el PNUD y el Centro Carter y su interés de que éstos desarrollen dicha propuesta; y

CONSIDERANDO que el Embajador Representante Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ha presentado un informe sobre el proceso de diálogo que impulsa en su país el gobierno del Presidente Hugo Chávez Frías,

RESUELVE:

1. Reiterar la disposición de la Organización de los Estados Americanos de brindar el apoyo y la ayuda que el Gobierno de Venezuela requiera para la realización del proceso de diálogo y la consolidación de su proceso democrático.

2. Saludar la iniciativa del Gobierno de Venezuela de impulsar y realizar un proceso de diálogo que cuente con la participación de todos los sectores del país y con el apoyo de la comunidad internacional.

3. Respaldar los buenos oficios realizados en Venezuela por la Organización de los Estados Americanos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro Carter, alentándoles a que continúen estos esfuerzos.

4. Alentar al Gobierno y a todos los sectores de la oposición, así como los sectores sociales e instituciones de Venezuela para que a través del diálogo, y en estricto apego a la Constitución de la República, se logre la reconciliación nacional que tanto espera el pueblo venezolano y la comunidad internacional.

ANEXO 4

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS POR LA PAZ Y LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS POR LA PAZ Y LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA

Los abajo firmantes, comprometidos con el pueblo Venezolano,

· Reafirmamos que los problemas de Venezuela pueden y deben ser resueltos por los mismos Venezolanos, en el marco de la Constitución y de las leyes de la República Bolivariana de Venezuela.

· Reafirmamos nuestra completa adhesión a los principios democráticos y a la justicia oportuna y repudiamos el recurso de la violencia que causó la muerte de personas.

· Reconocemos la necesidad de buscar caminos que fortalezcan la convivencia democrática del pueblo venezolano y que censuren la perturbación a las normas que la rigen.

· Declaramos nuestra disposición para iniciar un proceso de conversaciones sinceras entre todos los sectores a fin de lograr soluciones aceptables de los conflictos políticos que contribuyen a los desequilibrios que padece nuestro país.

· Reiteramos expresamente nuestra solicitud de apoyo y asistencia del Grupo de Trabajo conformado por representantes de la Organización de Estados Americanos (OEA), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Centro Carter (TCC).

· Comprometemos nuestra colaboración abierta con el Grupo de Trabajo a fin de explorar las fases preparatorias para poner en marcha un proceso de acuerdos asistido y verificable que permita alcanzar, a través de un mecanismo consensuado, soluciones políticas ajustadas al marco constitucional.

· Reafirmamos nuestra convicción de que Venezuela y el pueblo Venezolano sabrán superar la presente situación, pacífica y democráticamente, asegurando la vigencia del estado de derecho y la dignidad de todos sus ciudadanos.

ANEXO 5

SÍNTESIS OPERATIVA DE LA MESA DE NEGOCIACIÓN Y ACUERDOS

MESA DE NEGOCIACIÓN Y ACUERDOS

Síntesis Operativa:

La Mesa de Negociación y Acuerdos entre el Gobierno de la Republica Bolivariana de Venezuela y la Coordinadora Democrática, funcionará con:

Facilitador Internacional, el papel del Facilitador Internacional de la Mesa será desempeñado por el Secretario General de la OEA, César Gaviria.

Participantes: La Mesa se integrará por seis representantes de ambas partes. Los representantes del Gobierno y de la Coordinadora Democrática deben estar designados por el acto administrativo o político que corresponda.

Equipo Técnico Tripartito: La OEA, el Centro Carter y el PNUD, conforme a sus respectivos mandatos, apoyarán técnicamente al Facilitador en su tarea.

Sede: Se solicitará a la Conferencia Episcopal Venezolana la facilitación de una Sede.

Estrategia de Comunicación: Solamente el Facilitador tendrá a su cargo el “reporte oficial” al público del desarrollo y de los avances de la Mesa. Cada parte podrá expresar libremente sus consideraciones, aceptando explícitamente que las mismas no comprometerán a la Mesa sino que serán reflejo de sus propias opiniones.

Objetivos: La Mesa buscará acuerdos para solucionar la crisis del país por la vía electoral, así como también sobre los siguientes temas: fortalecimiento del sistema electoral, desarme de la población civil e instalación y funcionamiento de la Comisión de la Verdad.

Procedimientos: En la primera reunión las partes trabajarán con el facilitador sobre la definición de los procedimientos, el orden y secuencia de las sesiones y la elaboración de criterios para organizar el funcionamiento de la Mesa.

Mesas de Trabajo Complementarias: Se propone el establecimiento de Mesas de Ttabajo Complementarias, con delegados de ambas partes, para elaborar propuestas y recomendaciones específicas en los temas de la Agenda para luego llevarlas a la Mesa principal.

Acuerdos asistidos y verificables: La OEA, el Centro Carter y el PNUD, conforme sus respectivos mandatos, desarrollarán un papel de garantes del proceso para lograr el cumplimiento de los acuerdos.

Asamblea Nacional: Si cualquiera de los acuerdos a que se llegue por medio de este proceso requiere ser considerado en el seno de la Asamblea Nacional, se encontrará un mecanismo adecuado, previamente acordado entre las partes, para que este cuerpo tenga oportuno conocimiento de ellos y pueda actuar conforme a sus atribuciones constitucionales.

Caracas, 7 de noviembre de 2002

ANEXO 6

RESPALDO A LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA EN VENEZUELA Y A LA GESTIÓN DE FACILITACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA

OEA/Ser.G

CP/RES. 833 (1348/02)

16 diciembre 2002

Original: español

CP/RES. 833 (1348/02)

RESPALDO A LA INSTITUCIONALIDAD DEMOCRÁTICA EN VENEZUELA Y A LA GESTIÓN DE FACILITACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL DE LA OEA

EL CONSEJO PERMANENTE DE LA ORGANIZACIÓN DE LOS ESTADOS AMERICANOS,

HABIENDO ESCUCHADO la presentación del Representante Permanente de Venezuela ante la Organización de los Estados Americanos sobre los incidentes que pudieran desestabilizar el orden constitucional democrático en Venezuela;

HABIENDO ESCUCHADO el informe oral del Secretario General sobre su papel en el proceso de facilitación con relación a la situación en Venezuela;

TENIENDO EN CUENTA la grave situación política por la que atraviesa la República Bolivariana de Venezuela, y deplorando los hechos de violencia que han tenido lugar en ese país;

CONSIDERANDO que la Carta de la Organización de los Estados Americanos reconoce que la democracia representativa es un elemento indispensable para la estabilidad, la paz y el desarrollo de la región;

CONSIDERANDO que el artículo 1 de la Carta Democrática Interamericana proclama que “los pueblos de América tienen derecho a la democracia, y sus gobiernos la obligación de promoverla y defenderla” y, teniendo en cuenta lo dispuesto en los artículos 2, 3, 4 y 7 de la Carta Democrática Interamericana;

RECORDANDO la resolución CP/RES. 811 (1315/02) de 13 de abril de 2002, “Situación en Venezuela”, la resolución AG/RES.1 (XXIX-E/02) de 18 de abril de 2002 “Apoyo a la democracia en Venezuela”; la declaración AG/DEC. 28 (XXXII-O/02) “Declaración sobre la Democracia en Venezuela”, de 4 de junio de 2002; la resolución CP/RES. 821(1329/02) de 14 de agosto de 2002 “Apoyo al proceso de diálogo en Venezuela”; y el Comunicado del Presidente del Consejo Permanente de la OEA, de 9 de diciembre de 2002, en los cuales se reitera la disposición de la Organización de los Estados Americanos de brindar el apoyo y la ayuda que el Gobierno de Venezuela requiera para la consolidación de su proceso democrático;

Convencidos de que la Mesa de Negociación y Acuerdos y la facilitación del Secretario General de la OEA constituyen esfuerzos urgentes, importantes y constructivos para la búsqueda de una solución pacífica, democrática, constitucional y electoral en Venezuela; y

Teniendo en cuenta la iniciativa del Gobierno de Venezuela de impulsar y realizar un proceso de diálogo, sin exclusiones, y las gestiones de facilitación de la Organización de los Estados Americanos, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Centro Carter para encontrar una solución constitucional, democrática, pacífica y electoral,

RESUELVE:

1. Respaldar plenamente la institucionalidad democrática y constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, cuyo gobierno preside Hugo Chávez Frías, y rechazar categóricamente cualquier intento de golpe de estado o alteración del orden constitucional venezolano que afecte gravemente el orden democrático.

2. Respaldar enérgicamente y de manera inequívoca al Secretario General de la Organización de los Estados Americanos en sus gestiones de facilitación del diálogo, que cuentan con la cooperación del Centro Carter y el PNUD, en aras de encontrar a la brevedad una solución pacífica a la crisis, respetando el orden constitucional y en el marco de la Carta Democrática Interamericana.

3. Urgir al Gobierno de Venezuela y a la Coordinadora Democrática para que en negociaciones de buena fe alcancen una solución constitucional, democrática, pacífica y electoral en el marco de la Mesa de Negociación y Acuerdos que cuenta con la facilitación del Secretario General de la OEA.

4. Respaldar el derecho del pueblo venezolano de elegir a sus gobernantes de acuerdo con las normas constitucionales y expresar en forma terminante que cualquier situación que contravenga el estado de derecho y la institucionalidad democrática de Venezuela es incompatible con el sistema interamericano y, particularmente con la Carta Democrática Interamericana.

5. Instar al Gobierno de Venezuela a velar por el respeto, y a todos los sectores de la sociedad a preservar, el libre ejercicio de los elementos esenciales de la democracia para favorecer una salida constitucional, democrática, pacífica y electoral.

6. Hacer un llamado a todos los sectores de Venezuela a que respeten los principios consagrados en la Carta Democrática Interamericana, incluidos, entre otros, el respeto a los derechos humanos, el estado de derecho, la transparencia y la buena gestión de los asuntos públicos.

7. Instar al Gobierno de Venezuela a que vele por el pleno disfrute de la libertad de expresión y de prensa y hacer un llamado a todos los sectores de la sociedad venezolana para que contribuyan al fomento de la paz y de la tolerancia entre todos los venezolanos y a todos los actores sociales a que se abstengan de estimular la confrontación política y la violencia.

8. Reiterar la determinación de los Estados Miembros de seguir aplicando con estricto apego a la letra y el espíritu, y sin distinción, los mecanismos previstos por la Carta Democrática Interamericana para la preservación y defensa de la democracia representativa y el rechazo al uso de la violencia para reemplazar cualquier gobierno democrático en el Hemisferio.

9. Solicitar al Secretario General de la OEA que continúe informando al Consejo Permanente sobre sus gestiones de facilitación con relación a la situación en la República Bolivariana de Venezuela y teniendo en cuenta la existencia de otros mecanismos en el sistema interamericano, como la Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores.

ANEXO 7

DECLARACIÓN CONTRA LA VIOLENCIA, POR LA PAZ Y LA DEMOCRACIA

Caracas, 18 de febrero de 2003

Convencidos de nuestras elevadas responsabilidades en este momento histórico, y conscientes también de la profunda vocación democrática del pueblo venezolano, que por ello ama la paz y desea la reconciliación, rechaza las opciones contrarias a la constitución y abraza la democracia, las delegaciones que en esta Mesa de Negociación y Acuerdos representan al Gobierno Nacional, y los sectores políticos y sociales que lo respaldan, y a la Coordinadora Democrática que agrupa a la oposición, hemos decidido suscribir en forma conjunta la presente DECLARACIÓN CONTRA LA VIOLENCIA, POR LA PAZ Y LA DEMOCRACIA EN VENEZUELA.

Con ella, esperamos dejar meridianamente clara nuestra convicción de que el pueblo venezolano tiene una inquebrantable voluntad para fortalecer sus valores esenciales como sociedad organizada, amenazados por un clima de confrontación y de conflicto que debe detenerse. Esperamos, con esta declaración, contribuir significativamente en el afianzamiento de un clima de entendimiento entre todos los venezolanos.

1. Rechazamos la intemperancia verbal, las recriminaciones mutuas, el lenguaje hiriente y cualquier retórica que de alguna manera contribuya o estimule la confrontación. Proponemos el uso de un lenguaje de respeto mutuo, de tolerancia, de consideración por las ideas ajenas, de supremo aprecio por la vida y sus valores esenciales, y especialmente por la dignidad humana cuya preeminencia ha sido consustancial al pueblo venezolano. En consecuencia, hacemos un llamado, directo e inmediato, a todos los actores políticos y sociales, para que den su efectivo aporte dirigido al reestablecimiento de un clima de paz y sosiego en todo el país, mediante la pronta moderación del tono, estilo y contenido de sus expresiones. Ello es absolutamente necesario para que el país tenga la convivencia democrática que todos requerimos y deseamos.

2. De manera enfática manifestamos que la violencia, en cualquiera de sus expresiones o modalidades, practíquela quien la practique y cualquiera sea su origen, es absolutamente injustificable y por ello condenable. De allí que emplacemos a todas las autoridades y organismos administrativos y jurisdiccionales competentes, a actuar sin contemplaciones, para investigar y sancionar la pérdida de vidas humanas o las lesiones a éstas dirigidas, así como cualesquiera otros hechos de violencia; y en general demandamos se respete y se exija respeto para la Constitución y las leyes de la República. En este mismo sentido, exhortamos a la Asamblea Nacional para que, mediante la sanción de la ley que corresponda y con los mecanismos que en ella se prevean, ponga en funcionamiento la Comisión de la Verdad para el logro de los propósitos antes enunciados, tomando en consideración los aportes que en este sentido produzca la Mesa de Negociación y Acuerdos.

3. Rechazamos categóricamente que manifestaciones de violencia e intolerancia, así como expresiones que signifiquen agravio u ofensa, puedan ser forma de dirimir las diferencias políticas. Por ello, nos comprometemos a colocar todo nuestro esfuerzo en crear condiciones que permitan fortalecer y consolidar un clima de paz y tolerancia, en el cual se resuelvan las divergencias por medios pacíficos y democráticos.

4. Hacemos un llamado al pueblo venezolano para que todos observemos conductas que se enmarquen en los principios y normas que sustentan los derechos humanos y su efectivo respeto. De esta forma, debe cesar y proscribirse toda actitud directa o indirecta de agresión, amenaza, hostigamiento o violencia, que en cualquier forma quebrante o impida el libre ejercicio de los derechos consagrados en la Constitución y en las leyes, así como en los Tratados Internacionales que comprometen a Venezuela.

5. Exhortamos a todas las iglesias e instituciones religiosas, a los gremios profesionales, sindicatos, partidos políticos y organizaciones similares de la sociedad, a promover acciones y emitir mensajes destinados a exaltar los valores democráticos y los principios de paz, tolerancia y convivencia, y a condenar la violencia en cualquiera de sus manifestaciones. En la medida en que tales acciones y mensajes se hagan del público conocimiento y esas organizaciones conforme sus propios procedimientos continúen asumiendo un papel activo para la realización de los propósitos que los originan, se estará dando un aporte de gran importancia para el mantenimiento y fortalecimiento de la paz y la democracia en nuestro país.

6. En esta campaña por la paz y la democracia y contra la violencia y la intolerancia, los medios de comunicación social públicos y privados, juegan un papel de fundamental trascendencia, mediante la emisión de programas y mensajes que promuevan la paz, la tolerancia y la convivencia. Las partes en esta Mesa ratifican su total respeto a la vigencia efectiva de los derechos Constitucionales a la libertad de expresión y de información, conforme a los principios que el texto magno establece en sus artículos 57 y 58. En ese sentido, tanto las actividades que desarrollen los medios de comunicación públicos y privados, como las expresiones que a través de ellos se viertan, así como las actividades que se dirijan a establecer cualquier responsabilidad que de tales actividades o expresiones se derive, deben enmarcarse estrictamente en la Constitución y en las leyes, de forma que no signifiquen limitaciones indebidas en el ejercicio de tales derechos. Las partes ratifican su convencimiento respecto a que los medios de comunicación social, públicos y privados, son indispensables para el cabal ejercicio de los fundamentales derechos antes mencionados, todo dentro del marco de los deberes y derechos fijados por la Constitución y las leyes para todos los ciudadanos.

7. Asumimos el compromiso de mantener y perfeccionar un enlace permanente entre los factores políticos y sociales que apoyan al Gobierno de la República, y los que están representados en la Coordinadora Democrática. Ello nos permitirá ejercer una acción sostenida que se dirija al cumplimiento efectivo de los contenidos de la presente Declaración, y a evitar todos los hechos que pudieran lesionarla y fuesen capaces de acarrear consecuencias lamentables. El trabajo que hemos iniciado en ese sentido, desde esta Mesa de Negociación y Acuerdos, nos comprometemos a mantenerlo y a mejorarlo.

8. Por último, expresamos que en el curso de los próximos días dedicaremos nuestro esfuerzo a trabajar y desarrollar temas conexos al fundamental que se contiene en la presente Declaración, como lo son el que se refiere a la Comisión de la Verdad y el del desarme de la población civil. Ellos son compromisos que las partes adquirieron ante las comunidades nacional e internacional, particularmente de cara al pueblo de Venezuela, en la Declaración de Principios por la Paz y la Democracia en Venezuela y la llamada Síntesis Operativa que regla las deliberaciones y decisiones de esta Mesa. Ratificamos nuestro reconocimiento, en nombre de todo el país, al valioso aporte proporcionado por el Facilitador, Dr. César Gaviria, y el Grupo de Trabajo Tripartito integrado por la OEA, el PNUD y el Centro Carter, en la seguridad de alcanzar prontos y nuevos acuerdos en temas de tanta importancia.

Esta DECLARACIÓN la formulamos de buena fe, con el propósito de crear, en el marco de la vigencia plena de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y de las Leyes, el clima más propicio para solucionar nuestras diferencias en forma democrática y soberana.

ANEXO 8

ACUERDO ENTRE LA REPRESENTACIÓN DEL GOBIERNO DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Y LOS FACTORES POLÍTICOS Y SOCIALES QUE LO APOYAN Y LA COORDINADORA DEMOCRÁTICA Y LAS ORGANIZACIONES POLÍTICAS Y DE LA SOCIEDAD CIVIL QUE LA CONFORMAN

Caracas, 23 de mayo de 2003

1. Los suscritos miembros de la Mesa de Negociación y Acuerdos, representantes del Gobierno Nacional y de las fuerzas políticas y sociales que lo apoyan, así como de las organizaciones políticas y de la sociedad civil que conforman la Coordinadora Democrática, suscribimos el presente Acuerdo con espíritu de tolerancia para contribuir al fortalecimiento del clima de paz en el país. En ese sentido reiteramos los principios y mecanismos que nos trajeron a esta mesa, que constan en la Síntesis Operativa acordada por las partes desde el momento de su instalación, así como nuestra convicción de encontrar una solución constitucional, pacífica, democrática y electoral.

2. Expresamos nuestra total adhesión y respeto a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. En su respeto y en el régimen legal que la desarrolla, se basa la prevalencia del Estado de Derecho. La Constitución contempla un conjunto de valores y normas para expresar los principios fundamentales de convivencia social y política, y establece los mecanismos de solución de diferencias. Cualquier cambio para atender las experiencias del proceso político que se ha vivido debe ser hecho dentro de sus normas y de una manera preferentemente consensuada.

3. Somos conscientes de que en el momento histórico que vivimos es necesario ponerse de acuerdo sobre lo fundamental para garantizar una democracia participativa, pluralista, vigorosa y auténticamente representativa, donde continuaremos teniendo espacio para todos y donde la justicia social, la tolerancia, la igualdad de oportunidades, el estado de derecho y la convivencia democrática sean los valores esenciales. Tenemos conciencia de que hay que colocar esos valores más allá de la controversia política y partidista, y que los mismos deben guiar las políticas, especialmente en materias de preponderante interés social.

4. Queremos expresar que estamos convencidos de que Venezuela y el pueblo venezolano continuarán transitando el camino democrático con sentido de hermandad, respeto por las convicciones de cada venezolano y voluntad de reconciliación.

5. Estamos conscientes, que es necesario consolidar en nuestra sociedad el pluralismo contenido en la Constitución, donde la política ejercida por todos los actores de la vida nacional sea coherente con los valores señalados en la misma. Venezuela necesita el concurso de todos para continuar su camino en paz y en democracia, de modo que cada quien exprese sus ideas, asuma sus posiciones y tome decisión entre las distintas opciones que políticamente se le ofrece.

6. Expresamos nuestra adhesión a los principios consagrados en la Carta Democrática Interamericana, que declara el derecho de los pueblos a vivir en democracia y la obligación de los gobiernos y todos los ciudadanos de promoverla y defenderla. Todos los sectores, asumiendo lo dispuesto por el Artículo 6º de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en relación con la democracia participativa, comparten los valores allí consignados, como aquellos según los cuales al poder no puede accederse sino con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones libres, justas y transparentes, y la separación e independencia de los poderes públicos; la democracia representativa que se refuerza y enriquece con la participación permanente, ética y responsable de la ciudadanía, en un marco de legalidad; el estricto respeto a los derechos humanos, a los derechos de los trabajadores, a la libertad de expresión, de información y de prensa, a la eliminación de todas las formas de discriminación e intolerancia. Ambas partes también reconocen las estrechas relaciones entre la democracia y la lucha contra la pobreza, entre la democracia y el desarrollo, y entre la democracia y la prevalencia de los derechos humanos.

7. Invocamos los principios de la Carta de la Organización de Estados Americanos, OEA, y la Convención Interamericana de Derechos Humanos; el derecho internacional como norma de conducta de los estados en sus relaciones reciprocas; el respecto a la soberanía y a la no-intervención; a la autodeterminación de los pueblos; a la igualdad jurídica de todos los estados; y a la solución pacifica de las controversias.

8. Ratificamos la vigencia y nuestra plena adhesión y compromiso con la “Declaración contra la Violencia por la Paz y la Democracia” suscrita el 18 de febrero de 2003, la cual debe considerarse como parta integrante de este Acuerdo.

9. Coincidimos plenamente en que el monopolio del uso de la fuerza por parte del Estado, a través de la Fuerza Armada Nacional, y policías metropolitanas, estadales y municipales, es una prerrogativa fundamental e indeclinable en la lucha contra la violencia y en la de asegurar la esencia de un Estado democrático. La función de los órganos policiales será dirigida por las autoridades civiles que ejercen su mando conforme lo disponen la Constitución y la Ley, para lo cual se deberá dar cabal cumplimiento a las disposiciones legales y a las decisiones judiciales que regulan las labores de Coordinación de Seguridad Ciudadana. En todo caso, con apego a la Ley, debe racionalizarse la tenencia de armas por parte de los cuerpos de policía, y cualquier otro organismo de seguridad con competencias nacionales, estadales o municipales. Ninguno de estos cuerpos deberá utilizarse como instrumento de represión arbitraria o desproporcionada, así como tampoco para ejecutar acciones que impliquen intolerancia política.

10. Nos comprometemos a adelantar una vigorosa campaña de desarme efectivo de la población civil, basada en la ley aprobada en la Asamblea Nacional, haciendo para ello uso soberano de todos los mecanismos y recursos que en ella se prevén, así como del apoyo técnico de las instituciones internacionales. Las partes seguiremos las conclusiones de la Mesa de Diálogo realizada por la Asamblea Nacional para un diseño concertado sobre el desarme de la Población Civil.

11. Exhortamos a los grupos parlamentarios de opinión representados en la Asamblea Nacional a concluir la Ley para la conformación de la Comisión de la verdad, a fin de que la misma coadyuve en el esclarecimiento de los sucesos de Abril de 2002 y coopere con los órganos judiciales para que se establezcan las debidas responsabilidades y se sancione a los culpables.

12. Las partes, en cumplimiento del objetivo establecido en la Síntesis Operativa para buscar acuerdos con el fin de contribuir a la solución de la crisis del país por la vía electoral, coincidimos en que dicha solución se logra con la aplicación del Artículo 72 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, en el que se prevé la eventual celebración de referendos revocatorios del mandato de todos los cargos y magistraturas de elección popular que han arribado a la mitad del período para el cual fueron elegidos (Gobernadores, Alcaldes, Legisladores Regionales y Diputados a la Asamblea Nacional), o arribarán a dicha mitad en el transcurso de este año, como es el caso del Presidente de la República conforme a la sentencia del Tribunal Supremo de Justicia del 13 de febrero del 2003. Tales referendos, incluyendo los ya solicitados y los que se solicitaren en adelante, serán posibles si son formalmente requeridos por el número exigido de electores y se aprueban por el nuevo Consejo Nacional Electoral, una vez que se establezca que se han cumplido los requisitos constitucionales y legales.

13. Coincidimos en que resulta indispensable contar a la brevedad posible con un árbitro electoral confiable, transparente e imparcial, a ser designado en la forma prevista en la Constitución. En este sentido, se considera muy importante el trabajo que se está adelantando en la Asamblea Nacional. Las dos partes manifestamos su disposición a coadyuvar como factor de entendimiento en todo lo referente a la conformación y operatividad del Árbitro Electoral, sin interferir en el proceso normal que se está llevando a cabo por el Poder Legislativo Nacional.

14. Estamos comprometidos con la libertad de expresión, tal como está consagrada en nuestras normas constitucionales y legales; así como en la Convención Interamericana de Derechos Humanos y en la Carta Democrática Interamericana. Las dos partes nos proponemos trabajar con los medios de comunicación públicos y privados, para promover su identificación con los propósitos enunciados en este documento y en la declaración contra la violencia y por la paz y la democracia, particularmente en lo que hace relación a la desactivación de la violencia y a su papel de informar a los ciudadanos sobre las opciones políticas, con un sentido de equidad e imparcialidad, lo cual contribuiría significativamente a crear el clima más apropiado para que se realicen con éxito los procesos electorales y referendos previstos en el Artículo 72 de la Constitución.

15. Asumimos que en la Constitución y en las Leyes de la República se prevén los requisitos y mecanismos idóneos y necesarios para que proceda, por parte de la Autoridad Pública competente, la financiación oportuna de los referendos revocatorios y cualquier otro mecanismo de consulta popular, que deban efectuarse una vez autorizada su procedencia por el órgano público competente. En lo referente el Plan República, éste será activado ante la solicitud de las autoridades electorales, en los mismos términos y condiciones en que habitualmente ha sido ejecutado en procesos electorales anteriores.

16. La OEA, el Centro Carter y las Naciones Unidas, han manifestado su disposición a prestar la asistencia técnica que les sea requerida por las autoridades competentes de la República Bolivariana de Venezuela, para la realización de cualquier tipo de consulta electoral, ajustándose cualquier requerimiento al principio de la legalidad contenido en la Constitución de la República. Esta asistencia técnica podría incluir desde las actividades preparatorias o pre-electorales hasta las actividades propias de observación electoral. En lo referente al apoyo directo que se le puede prestar al CNE, es importante resaltar la voluntad de colaboración, tanto con recursos humanos como materiales, que estas tres organizaciones han ofrecido.

17. La fecha en la que deberán realizarse los referendos revocatorios ya solicitados, así como aquellos que puedan llegar a solicitarse, la determinará el CNE, una vez cumplidos los requisitos legales y constitucionales pertinentes, y en forma que resulte diligente y oportuna, conforme a la Ley Orgánica del Sufragio y Participación Política, comprometiéndonos a no proponer ni impulsar modificaciones a dicha norma.

18. Las partes reconocemos el apoyo y la facilitación que han prestado a esta Mesa los representantes de la OEA, particularmente su Secretario General, el Centro Carter y el PNUD, que con la firma de este Acuerdo culmina constructivamente su función. Reconocemos la importancia de la labor de acompañamiento que estas instituciones pueden cumplir en el futuro para la materialización de este Acuerdo y expresamos nuestra voluntad de seguir contando con la colaboración internacional.

19. Finalmente, ambas partes convienen crear el Enlace permanente establecido en el apartado 7) de la Declaración contra la Violencia por la Paz y la Democracia, designando cada una dos representantes, con el fin de abrir canales de comunicación y ejercer acciones dirigidas al cumplimiento efectivo de los contenidos de dicha Declaración y de este acuerdo, manteniendo el contacto con la facilitación internacional cuando lo consideren necesario.

Caracas, 23 de mayo de 2003

PL07004S01

Los Miembros de la Mesa

José Vicente Rangel
Timoteo Zambrano

Roy Chaderton Matos
Alejandro Armas

María Cristina Iglesias
Manuel Cova

Ronald Blanco La Cruz
Américo Martín

Nicolás Maduro
Eduardo Lapi

Los Facilitadores

César Gaviria
(OEA)

Francisco Diez
(Centro Carter)

Antonio Molpeceres
(PNUD)

Los Asesores

Omar Meza Ramírez
Juan Manuel Raffalli

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1. Esta propuesta fue presentada a la Comisión Europea, institución que acordó contribuir con 600.000 Euros para su implementación.

2. Ha estado conformado por expertos en facilitación y promoción del diálogo, y más específicamente, por expertos en temáticas especializadas objeto de la discusión en la Mesa, proveídos por los organismos internacionales integrantes del Grupo Tripartito (Unidad para la Promoción de la Democracia-OEA, Centro Carter y PNUD) http://www.oas.org/OASpage/eng/Venezuela/Inf_VE_0603s.htm

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