NOS QUEMARON LAS ESPERANZAS…

 

El pasado viernes 16 de abril de 2004, el destino me llevo a tierras marabinas, ya que en mi carácter de Coordinador de la Comisión de Asistencia Integral de las Víctimas de la Comisión de Derechos Humanos de la Coordinadora Democrática, asistí a una visita programada por la Comisión Regional de Derechos Humanos del Estado Zulia con el fin de hacernos de información de primera mano en lo que respecta a los diversos casos de violaciones de los derechos humanos cometidos en dicha entidad federal e igualmente para dar nuestro total apoyo a la comisión Regional en lo hasta ahora realizado para el esclarecimiento del caso de los soldados quemados en Fuerte Mara.

 

En primer lugar recibimos a los medios de comunicación tanto regionales como nacionales, con los cuales departimos e intercambiamos opiniones sobre la razón de nuestra visita al Estado Zulia, luego procedimos a reunirnos con las autoridades regionales a las cuales les solicitamos la mayor ayuda y colaboración con las víctimas y sus familiares.

 

Al llegar la tarde fuimos a visitar al SOLDADO CIRO ANGEL PEDREAÑEZ, una de las víctimas del incendio ocurrido en Fuerte Mara, al llegar a la Unidad de Quemados de la Coromoto, nos envolvió el silencio, el cual solo era roto por las oraciones de una joven que con las pocas fuerzas y esperanzas que le quedaban rezaba a la virgen por la recuperación de su joven enamorado, un joven soldado cuyo único delito fue servir a su patria en nuestro Glorioso Ejercito. De repente la dantesca imagen se presento ante nosotros, un joven de veinte años, con las dos manos totalmente quemadas, perdida total de los dedos de las manos, lo que nos hace presuponer que dichas heridas se produjeron cuando trató de taparse la cara con sus manos, perdida de los dos pabellones de las orejas, en su rostro rastros de fuertes quemaduras todavía se conservan, y el pecho totalmente quemado a tal extremo que el valiente soldado hoy pelea contra la muerte con la ayuda de un respirador artificial, de repente al voltear tratando de que nuestra mirada escapara de tan horrorosa e increíble imagen, nos topamos con los ojos llorosos de una madre que sin palabras y con los brazos abiertos nos agradecía nuestra presencia. Otra vez el silencio se hacia paso entre nosotros y en el aire se conformaba el compromiso de llevar este caso hasta sus ultimas consecuencias, sin pronunciamientos públicos, solo el grito silencioso de nuestras conciencias que nos pedía entregar la vida si fuera necesario para que los culpables de tan abominables hechos se enfrenten a la justicia y paguen por sus asesinos y cruentos actos.

 

Hoy el régimen llega  al inmoral comportamiento de responsabilizar del incendio, a los tres soldados que con mayor gravedad resultaron heridos, uno ya fallecido BUSTAMANTE, cuya alma donde quiera que se encuentre se ha convertido en el estandarte de esta Comisión de Derechos Humanos, los otros dos en total estado de gravedad, estado tal que les impide hablar, por ende este Régimen de delincuentes y asesinos, jugando con la vida y con la muerte, y con lo que es peor con el dolor de unos familiares que con total asombro ven como entregaron sus hijos al deber sagrado de servirle a la patria y hoy se les convierte no solo en graves victimas de lesiones, quien sabe si incurables, sino en presuntos asesinos causantes de el incendio ocurrido en Fuerte Mara.

 

Con total asombro leo en un periódico de circulación nacional la inmoral manera en que el régimen a través de un informe elaborado por diputados oficialistas pretende inculpar a CIRO ANGEL de tan abominables hechos con el argumento absurdo de que el soldado mantenía comunicación con un espíritu quien le ordeno que se quemaran, parafraseando al Sr. Leopoldo Castillo…OTRA VERSION MAS. Desde que se sucedieron los hechos las más disímiles versiones han circulado provenientes del sector castrense y oficial…” no vale fue que Pedreañez se quedo dormido fumándose un cigarrillo, a lo que ripostaron los familiares CIRO no fuma, no, no fue fumando fue que Pedreañez practicaba la brujería, pero mi hijo es católico practicante, luego fue que Pedreañez quemó unas colchonetas para que los sacaran del calabozo, y ahora lo que pasa es que Pedreañez hablaba con un espíritu quien le mando a quemarse y a quemar a sus compañeros”…, realmente la perversa imaginación oficialista da para eso y muchas cosas más.

 

Ahora bien yo me pregunto, si estas versiones son ciertas, porque no se le ha permitido a los bomberos tener acceso al lugar de los hechos a realizar sus experticias, por que todos los días a través de diferentes emisarios se acosa a la familia Pedreañez para que dejen eso así, con expresiones como: YA ESO PASO, LES VAMOS A  DAR TANTO DINERO, pero sepárense de los medios de comunicación, de la Comisión de Derechos Humanos, pero gracias a Dios semejantes esbirros se han topado con una muralla de fortaleza que es la Familia Pedreañez, para ellos mi admiración, mi consideración y mi compromiso de llevar su caso a las ultimas instancias.

 

Amigos, a esa familia le QUEMARON LAS ESPERANZAS, y dentro de mi ser un cúmulo infinito de recuerdos se van destruyendo poco a poco, crecí dentro de la familia de nuestro glorioso ejercito, un ejercito que era digno de admiración y respeto por la población venezolana, cuando de niño veía a mi padre acomodar su uniforme, mis sueños me llevaban a pelear grandes batallas portando el honroso uniforme del ejercito venezolano, hoy esos recuerdos fueron totalmente calcinados por la misma llama que le quemo las esperanzas a la Familia Pedreañez, por eso estas líneas para invitarlos a convertirse en Activistas por los Derechos humanos y así evitar que este régimen delincuente NOS QUEME LAS ESPERANZAS A TODOS LOS VENEZOLANOS, persigamos la justicia que  algún día  llegara…

 

Abog. Simón L. Tagliaferro P.

C.I. Nro. 6.823.327 

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