42 El Domingo Últimas Noticias | Domingo 02 de Octubre de 2005

CASO TORRE DE LA PRENSA I JEFE DE FOTOGRAFÍA SE SINTIÓ INTIMIDADO Y BORRÓ LA GRÁFICA

Militares querían al fotógrafo y su cámara
Testigos vieron la agresión de efectivos de Casa Militar en el Panteón
Luego de la ola de rumores, UN narra todo lo que ocurrió el 19 -S

TAMOA CALZADILLA

La mañana del lunes 19 de septiembre tenía el ritmo de todas las veces que un Presidente de la República visita al Panteón Nacional: efectivos de Casa Militar toman la zona y ubican uniformados con armas largas y miras telescópicas en las azoteas de los edificios aledaños. La Torre de la Prensa I no escapa de esa situación y a las 11:15 am del día de la ceremonia en homenaje a José Félix Ribas tres efectivos militares ingresaron al edificio donde funcionan los diarios Últimas Noticias y El Mundo (Cadena Capriles), comandados por el Sargento 2° Roberto Moncada y autorizados por el Supervisor de Seguridad de la empresa, Francisco Rodríguez.

Al atardecer, cerca de las 6 pm, los ánimos se exaltaron en la plaza cuando el jefe de Estado salió del recinto y la cercanía permitió que algunos trabajadores de la Torre de la Prensa I escucharan y observaran los hechos, como testigos privilegiados. “Yo estaba sentada en mi oficina y escuché un grito aterrador, no me parecía normal porque ahí nunca pasa nada, están los que respaldan a Chávez, gritan consignas y esas cosas, pero este grito era distinto”, comenta Danisbel Gómez, directora (e) de El Mundo.

Cuando se asomó a la ventana pudo ver cómo un efectivo uniformado halaba por los cabellos a una mujer cercana a los 40 años, que intentaba acercarse al primer mandatario para hacerle solicitudes.

Una niña la acompañaba y “hombres de negro” la tomaron por la cintura, mientras ella se resistía.

La revuelta provocó que algunos intercedieran y que el fotógrafo de la Cadena Capriles, Jesús Contreras registrara en un click el llanto de mujer y niña (6:16 pm), después de la agresión. “Le dieron patadas a la niña cuando se les soltó, arremetieron violentamente para sacarlas a ella, y creo que a la mamá, del cerco de seguridad”,yallí coincide Contreras con la versión del también reportero gráfico César Palacios, protagonista de una historia que no le gusta narrar, “es que no sé si es conveniente, los trapos sucios se lavan en casa”, comenta.

Hable, Palacios. “El lunes llegué a mi hora de trabajo en el departamento de Fotografía (piso 5), un poco antes de las 4 pm. Estaba guardando las gráficas de sociales del día anterior, me senté en la computadora, cuando aproximadamente a las 6 pm escucho unos gritos provenientes del Panteón.

Pude ver desde la ventana del departamento que se trataba de una señora y una niñita como de ocho años a quienes le están entrando a patadas dos guardias, uno de civil y otro uniformado; a la señora la agarraron por los cabellos y a la niña por la cintura.

Pude distinguir al diputado Nicolás Maduro entre los que intervenían para evitar la violencia. Entonces llamo a Esso (Álvarez, jefe de Fotografía) para que vea y él me pide que agarre la cámara. La fui a buscar, abrí mi escaparate para sacar un lente de mayor capacidad, pero lamentablemente el flash estaba puesto y en el apuro no me di cuenta de que estaba prendido. Entonces al tomar la foto se disparó un flash”.

A pesar del tiempo transcurrido entre la acción y la búsqueda de la cámara, Palacios asegura que pudo captar la imagen de los efectivos militares reprimiendo con violencia a las afectadas. Su jefe directo no piensa lo mismo, pues estaba con él al momento de accionar el obturador y el hecho ya estaba consumado.

La ráfaga de luz disparada desde el piso cinco hizo que un uniformado se volteara hacia la torre, “con el fusil en la mano, terciado, pero sin apuntar, me hacía señas y gritaba: ‘quítate de ahí’ y otros seguidores del Presidente empezaron a gritarme lo mismo”. No sólo Palacios, sino otros trabajadores de la Torre de la Prensa se quejaron por la petición del soldado, pues Danisbel Gómez recuerda que siempre hacen lo mismo “y molesta porque esto es un periódico y no debe haber ningún problema de estar asomado. A todas estas nosotros, en el piso cuatro pensábamos que se nos reclamaba estar asomados”.

Cinco minutos después de la toma, a las 6:15 pm está registrada la entrada nuevamente del sargento segundo Moncada para retirar al personal de la azotea, una vez que ingresa a la planta baja recibe una orden por radio, según recuerda el oficial de seguridad de la Cadena, Eugenio Martínez: “se oye que le dicen que suba al piso cuatro a buscar a un fotógrafo moreno que tomó una foto. La orden expresa era que se trajera el rollo de la cámara fotográfica. Mi jefe me ordenó acompañarlo en el recorrido.

Cuando es la seguridad del Presidente no se puede poner mucho obstáculo, lo que hacemos es no dejarlos solos y registrar las novedades”, explica el agente.

Puertas adentro. Llegaron al departamento de Fotografía y el efectivo de Casa Militar “con cortesía le pidió al señor Esso que le entregara el rollo... ahí empezó una negociación, nunca con amenazas, siempre con cortesía”, explica.

César Palacios había ido a El Mundo (un piso más abajo) a contar a otros compañeros lo ocurrido, que hasta ese momento se reducía a las órdenes de retirarse de la ventana.

Subió a su departamento y se encontró que su jefe Álvarez conversaba con cuatro uniformados, dos de ellos se habían alejado de las escaleras y habían gritado: “¡no está en el cuatro!... ¡tampoco está en el seis!”.

Palacios se asustó: “pensé que me buscaban a mí. Entré a la oficina porque había dejado allí la cámara yme asusté más cuando Esso les dijo ‘él es el fotógrafo que hizo la foto’, pero ellos no intentaron detenerme, a pesar de que alguien por radio les ordenaba:
¡tráetelo! ¡tráetelo! y ¡trae la cámara!”.

En ese momento Palacios observó que por la puerta de la oficina entraban el director de Últimas Noticias, Eleazar Díaz Rangel, y el Jefe de Redacción del mismo diario, Enrique Rondón Nieto”.

Esso Álvarez explica que aunque no hubo violencia ni una amenaza directa, él se sintió intimidado por la presencia de los cuatro verdes “y sus intenciones de llevarse detenido al fotógrafo y al equipo. Entonces les dije que no se llevaban ninguna de las dos solicitudes y que yo asumía la responsabilidad del departamento. Les di mi tarjeta de presentación y les anoté mi número de cédula. También les dije que si tenían que llevarse a alguien sería a mí”. No obstante, puso en práctica lo que él ha denominado su “estrategia”, esa que pensó desde que se disparó el flash. “Yo hice una gráfica con mi cámara en el mismo momento que la hizo Palacios y la tenía como registro, entonces cuando el comandante insistió yo le mostré las dos fotos que había hecho Palacios y les dije: “no hay ningún problema, vea las fotos que sólo hay gente en la plaza, si quiere las borro... ¡ya está!” y desaparecieron las fotos. La acción dejó satisfecho al sargento, quien se despidió “amablemente”, según recuerdan el agente de seguridad y el propio Álvarez.

Cambio y fuera. Afuera de la oficina donde se había concretado la eliminación de las gráficas de César Palacios, presuntamente sobre la violación de derechos humanos contra las seguidoras del Presidente, el director Díaz Rangel intentaba conversar por radio con el superior encargado del operativo.

En una carta de respuesta a los trabajadores del diario, Díaz Rangel cuenta:
“subimos al piso cinco y nos encontramos con una conversación del jefe de Fotografía, Esso Álvarez, con quien se suponía que era el jefe del grupo de tres efectivos militares que solicitaba la ‘entrega del rollo’ .

Identificado, pedí que me contactaran con el responsable... lo que hice con interrupciones y le expresé lo inadecuado del procedimiento que debían suspender”, pero lo que quedó suspendida fue la comunicación.

“Entretanto, el jefe de Fotografía había procedido a borrar la fotos, lo que hizo que los militares abandonaran el local. Después nos explicó que él tenía el respaldo y mostró otras fotos en su cámara. Posteriormente recomendé al jefe de seguridad levantar un informe de lo sucedido y repetí mi queja a un asistente del Presidente de la República”.

El día después. El martes 20 de septiembre Últimas Noticias no reseñó el incidente en la Torre, tampoco lo ocurrido con la represión en el acto presidencial. No obstante, el vespertino El Mundo, sí publicó una foto leyenda en la que comentan la foto de la mujer y la niña llorando después del encontronazo con los protectores del Presidente. Ligeramente, se alude a que Casa Militar “decomisaba material fotográfico en los edificios aledaños”.

¿Por qué no se publicó nada de “tales desmanes” (entrecomillado del texto) en UN? se pregunta Díaz Rangel en su misiva y él mismo se responde: “... la última instancia es la mesa de redacción, pero hasta allá no llegó ningún reporte de que esa noticia estuviese en alguna página ¿Quién pudo censurarla? ¿cuándo? En todo caso, sí debió publicarse, la omisión es de muchos y la primera responsabilidad del Director”.

Rondón Nieto, Jefe de Redacción, estuvo breves minutos en el incidente del piso cinco.

“Si ya estaba el director resolviendo con los militares, bajé a la redacción a hacer la primera página del día siguiente. Estábamos corriendo, había poco personal. La reunión de cierre no fue como se acostumbra, no nos vimos las caras los coordinadores en una mesa y cometimos el error de no valorar, en su justa medida, lo que había pasado. Ningún reportero tenía registrado la agresión en la plaza, porque resulta que Casa Militar tampoco dejó pasar a la persona que se mandó y la foto de las mujeres llorando no se presentó como publicable...

yo me entero de que Esso borró las fotos al día siguiente por la tarde, creo que cuando vi la asamblea en la redacción”.

La reunión. La mayoría de los trabajadores de Últimas Noticias (mezzanina) y El Mundo (piso cuatro) no estaban enterados de lo ocurrido al final de la tarde del 19 de septiembre.

Pero en la asamblea del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, celebrada en la redacción el 20 de septiembre con motivo de elección de la delegatura y preparación para discutir el nuevo contrato colectivo, un periodista pidió un derecho de palabra para poner al tanto a los desinformados.

La noticia provocó comentarios de indignación y temor. En el fragor de la discusión, Álvarez expuso sus motivos - “el miedo es libre” - y aceptó la responsabilidad de lo ocurrido. Narró los hechos y juró que en todo momento “defendí a mi personal y asumí que si me tenían que llevar preso, me llevaran. La única identidad que ofrecí fue la mía”.

Tal como hila los hechos, era muy difícil que Palacios hubiera captado la agresión

lo grave es... ... ... ..

la incursión... ... ...

de los militares en el departamento de Fotografía... ..

-pudo ser en una redacción- y el abuso de pedir el rollo o la cámara...”

SNTP CREE QUE ES GRAVE
El SNTP rechazó a través de un comunicado los hechos acaecidos el 19 de septiembre. Algunos trabajadores protestaron la manera como fue elaborado y actualmente el organismo gremial hace una encuesta de 50 preguntas para determinar lo que saben los periodistas de UN y EM sobre lo ocurrido y qué convienen en protestar. Todo basado en cuatro escenarios: el primero tiene que ver con la violación de derechos humanos en las afueras del Panteón Nacional, por parte de efectivos militares. El segundo, con lo ocurrido en el piso cinco de la Torre y la eliminación de las gráficas, el tercero con la omisión de la nota en la edición del martes 20 de septiembre y el cuarto con el manejo del problema por parte del Sntp y de la empresa.

“Es nuestra contribución para valorar en justa medida los hechos”, apuntó Gregorio Salazar.

Una de las imprecisiones en las que incurre el comunicado respaldado por Salazar asume que el fotógrafo fue “apuntado” por los efectivos y según explica el dirigente “lo hicimos porque fue la versión inicial que nos ofreció el propio Palacios”. Tampoco estuvo ajustado el señalamiento de que los efectivos irrumpieron sin autorización a la Torre.

Salazar ofrecerá una rueda de prensa para informar los resultados de la consulta que se publicarán en la web www.sntp.org.ve . Al cierre de esta edición, el SNTP había revisado 28 encuestas. “Nos deja un gran aprendizaje... Casi de manera unánime los consultados opinan que el reclamo de EDR debió ser público, aunque los compañeros tienen mucho temor de que cualquier toma de decisión pueda tener un filón político, por el contexto que vivimos”.

directa de los efectivos, pues recuerda que su subalterno llegó riéndose a la oficina con el cuento: “allá abajo agarraron a golpes a una gente” y cuando su jefe le preguntó “¿y les hiciste foto?” él contestó que no y procedió a buscar el equipo. O se congeló la acción o tardó más de los cinco minutos que calcula Palacios.

No obstante, para el secretario general del SNTP, Gregorio Salazar, el problema no radica en si la foto era la mejor, si captaba la escena o había un respaldo, “lo grave es la incursión de los militares en el departamento de Fotografía -pudo ser en una redacción- y el abuso de pedir el rollo o la cámara y la amenaza de llevarse a un periodista”.

Qué hacer. Luego de la exposición de Álvarez, la asamblea decidió que los trabajadores manifestarían su preocupación e indignación por lo ocurrido aquella tarde con efectivos de Casa Militar, por escrito, ante el director y el Jefe de Redacción. Además, el SNTP emitiría un comunicado público para reprochar lo que considera una violación de derechos de libertad de expresión.

Tres días después, un grupo de trabajadores de ambas redacciones firmaban un documento que entre otras cosas rechazaba la incursión de un comando de Casa Militar “en nuestra sede de trabajo para exigir que fueran borradas las fotografías que nuestro compañero César Palacios había realizado sobre los excesos represivos de efectivos militares contra unas jóvenes que pretendían comunicarse con el Presidente de la República a su salida de un acto en el Panteón Nacional... . Los periodistas que aquí laboramos no salimos de nuestro asombro ante la decisión del Jefe del Departamento de Fotografía de proceder a borrar las gráficas de este suceso, lo cual constituye una grave falta de ética y un irrespeto al trabajo profesional del reportero gráfico César Palacios... Igualmente les manifestamos nuestra preocupación y extrañeza por el hecho de que ni el profesor Díaz Rangel, como Director de Últimas Noticias, ni el licenciado Enrique Rondón, como Jefe de Redacción, no sólo no intervinieron para evitar una violación tan flagrante del libre ejercicio del periodismo, sino que tampoco reclamaron o condenaron la conducta del señor Álvarez...” .

También se reclamó que los hechos se omitieran en la edición del día 20-S.

La reflexión final planteó inquietudes: “¿Cómo es posible que el comando que subió a buscar a César Palacios tuviera acceso a la Torre de la Prensa I, sin ningún impedimento por parte de los responsables de seguridad?.

¿Cómo puede explicarse esta actitud que perjudica el desempeño de nuestro trabajo y nos deja a merced de que cualquier presión eche por la borda los esfuerzos para cumplir con nuestro deber de informar?”.

En su carta, el director respondió que: “el ejercicio del trabajo periodístico en Últimas Noticias lo seguiremos haciendo bajo los mismos lineamientos de los ‘Principios editoriales.

Manual de normas de ética, redacción y conducta profesional’ de la Cadena Capriles.

Todos seguiremos cuidadosos de su cumplimiento”.

No obstante, el comunicado del SNTP fue publicado en otros diarios el domingo pasado, pero además de contener la condena a los hechos ocurridos incurre en errores e imprecisiones que luego debieron ser rectificadas.

Una de ellas, la inclusión en el conflicto del jefe de información, Erys Alvarado, quien estaba libre ese día.

El presidente de la Cadena Capriles, Miguel Ángel Capriles López, considera que el acontecimiento se ha inflado por parte del SNTP al considerarlo un caso de censura y autocensura. Recuerda que “históricamente el personal de Casa Militar toma la azotea de la Torre para los actos de cualquier Presidente de la República. Si bien no podemos impedir que algún efectivo entre, es un abuso que hayan entrado a exigir el rollo de una cámara o pretender llevarse detenido a un trabajador. Es un acto condenable”.

También cree que no haberse pronunciado a tiempo y no haber considerado la noticia como publicable generó una cadena de rumores y desinformación “que pensamos terminar con la publicación de un trabajo de investigación que contenga todas las versiones de todas las partes y revele incluso los errores u omisiones”.

Después del reproche de algunos por su proceder, Álvarez estima “Soy víctima de mi responsabilidad, si por ello me quieren crucificar que me crucifiquen. Pero hay que considerar la violación flagrante a nuestro espacio de trabajo. Y para que no vuelva a ocurrir, la empresa debe contar con un protocolo de seguridad que le explique a su personal qué hacer y qué no hacer cuando Casa Militar toma la zona. Nuestros oficiales de seguridad, por ejemplo, no me solicitaron permiso para subir con esos efectivos. El jefe de seguridad, Ramón Hernández, admitió que fue un error no haber notificado el ingreso de uniformados.

Se intentó obtener la versión de Casa Militar sobre lo ocurrido, pero el jefe de esa institución, general Alcalá Cordones se encuentra de viaje con el Presidente.

Ellos lo dijeron
“Yo estaba sentada en mi oficina y escuché un grito aterrador...” Danisbel Gómez

“Con el fusil en la mano, terciado pero sin apuntar me hacía señas y gritaba: ‘quítate de ahí’... seguidores del Presidente empezaron a gritarme lo mismo” César Palacios

“No hay ningún problema, vea las fotos que sólo hay gente en la plaza, si quiere las borro...” Esso Álvarez

“Es un abuso que hayan entrado a exigir el rollo...” Miguel Ángel Capriles López

... una señora... ... .

y una niñita como de ocho años a quienes le están entrando a patadas dos guardias... la agarraron los cabellos y a la niña por la cintura”

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