Ramo Verde, 19 de agosto de 2006.
VENEZOLANAS Y VENEZOLANOS
 
Luchadores por la Libertad y la Justicia.
 
            La libertad es un bien tan preciado que los seres humanos estamos dispuestos a sacrificar la vida misma por obtenerla y preservarla. Como preso político y de conciencia he sufrido en carne propia el yugo de un sistema de justicia oprobioso que  como parte de un régimen totalitario, usa la ley como un instrumento de terror y avasallamiento. Unos hemos escogido la alternativa de combatir al sistema desde adentro, desde las entrañas mismas de la bestia que nos engulló. Otros, como nuestros entrañables compañeros de cautiverio y luchas Carlos Ortega y Jesús, Darío y Rafael Faria quienes haciendo uso legítimo de su derecho a ser libres, se rescataron así mismos del sistema que los condicionó en su capacidad  de defenderse y de demostrar su inocencia. La acción realizada por estos compañeros fue hecha en el más absoluto sigilo. Sin violencia, sin forzamiento y sin comprometer a quienes detrás de las rejas aún quedamos atrás.
 
            El régimen en su incapacidad pretende hacer realidad una teoría ridícula que apunta hacia una suerte de complicidad de parte de los internos. En su desesperación ha echado mano a métodos más propios de las mazmorras medievales, que los de un gobierno que se jacta de ser democrático. La víctima, el Capitán (GN) Luis Figueroa Sánchez quien el 14 de agosto pasado fue inducido a salir bajo engaño de las instalaciones, maniatado y secuestrado por funcionarios de los organismos de seguridad; trasladado a un lugar indeterminado donde fue torturado física y psicológicamente, para luego ser devuelto y tirado como un fardo en un deplorable estado físico y emocional.
 
            Vocerías de distinto tenor han asomado la idea de que el tumulto que se generó en el Centro Nacional de Procesados Militares de Ramo Verde, que luego degeneró en un "sacudón", fue producto de un plan preconcebido para crear confusión y facilitar la evasión; nada más alejado de la realidad. Lo que sucedió en Ramo Verde la tarde del 13 de agosto fue el estallido súbito de emociones reprimidas, de frustraciones y desesperanzas concentradas en un grupo de compañeros que han sido depositados cual desechos por el sistema de justicia. Lo de Ramo Verde no fue un motín en el sentido clásico ya que no fue producto de las tradicionales guerras entre mafias, ni de rencillas personales; fue producto de los abusos en contra de algunos familiares y amigos que asistían a la visita dominical, y la incapacidad del personal de servicio de manjar la situación de evasión ocurrida con más de doce horas de antelación. Para agravar aún más la situación, lejos de prevenir que la excitación generalizada de los primeros momentos se saliera de control, los efectivos militares que ya habían ingresado a las áreas de reclusión bajo condiciones relativamente manejables, emprendieron retirada y no adoptaron las medidas para controlar y asegurar las áreas administrativas aledañas.
 
            Resultaron patéticas las declaraciones del flamante ministro de la Defensa General en Jefe Raúl Isaías Baduel, quien sin haber evaluado otras alternativas, ni haber tomado en consideración el pliego de peticiones de los internos afectados (el cual afortunadamente había sido hecho público por la Defensoría del Pueblo), virtualmente amenazó que el centro sería tomado por asalto. Causa estupor que luego de esa demostración de  estrechez de raciocinio el señor ministro haya mantenido un hermetismo total al grado que pareciera querer  escurrirle el bulto a su colega de la cartera de interior y justicia, evidenciando de esta forma las luchas intestinas en el alto gobierno. Fueron los internos quienes iniciaron el proceso de negociación sin más exigencias que el respeto de sus derechos humanos y con el firme propósito de que no ocurriesen víctimas. El mal llamado "Motín de Ramo Verde" no tuvo ni una sola víctima, ni un solo agredido; las únicas víctimas de golpes y heridas superficiales fueron dos, y se debieron  a la pobre actuación de los que en ese momento se encontraban de servicio.
 
            Constituye un insulto a la dignidad y la inteligencia de los venezolanos la amenaza en ciernes pronunciada por el Fiscal General Isaías Rodríguez de iniciar procesos de investigación penal por apología del delito a todo aquel que tenga gestos o exprese simpatía o solidaridad a favor de Carlos, Jesús, Darío o Rafael. Para alguien como yo, preso de conciencia por la libre expresión del pensamiento y las ideas en el ejercicio racional de un derecho humano y universal, no puede resultar tan abusiva y torpe declaración, la cual no tiene otro objetivo que atemorizar y acallar la incontrolable disidencia y el rechazo creciente contra la tiranía que nos oprime.
 
            Quienes nos encontramos cautivos o perseguidos por el régimen, sentimos la fuerza moral y espiritual de los que como nosotros sueñan y luchan por un país donde reinen la libertad, la justicia, la paz y la convivencia de todas las personas de bien que viven en nuestra amada Venezuela.
 
Ramo Verde, 19 de agosto de 2006.
Francisco V. Usón R.
C.I.  4.349.409
Preso Político y de Conciencia.

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