Dra. Gisela Parra, a 5 años de partir al exilio

 

    Hoy Cumplo 5 años que llegue a Miami, una vez que me vi obligada a tomar una de las mas difíciles decisiones en mi vida: elegir entre quedarme y asistir a un Tribunal Penal de Control, para ser enjuiciada, después de haber sido convertida en una vulgar delincuente común, por la Fiscalía 19 de Caracas, quien me imputo por delitos que no cometí, y la cual solicito además del Tribunal, orden de detención, o escapar de mi país, para cumplir otra condena: vivir exiliada, pero en libertad. Posteriormente el Tribunal de Control me dicto orden de captura, pero ya me encontraba fuera de Venezuela.

    Mi decisión tuvo como base varios elementos:

 

1)   El existir en Venezuela Fiscales y Jueces que dictan decisiones de rodillas ante la autocracia que desgobierna nuestro país, y que en consecuencia actúan de espaldas a la Constitución y las leyes, impidiéndonos a los acusados el debido proceso, el derecho a la defensa en libertad, la presunción de inocencia y el ejercicio pleno de nuestras garantías judiciales, entre otros derechos humanos. Prueba de ello, los juicios ilegales y las penas impuestas al General Uson, a nuestros queridos policías Metropolitanos que tanto nos protegieron, al Comisario Simonovis, y tantos otros admirados compatriotas, que no pudieron huir o creyeron que en Venezuela seguía imperando la Justicia y podían defenderse porque son inocentes.

 

2)   El tener una madre que en paz descanse, quien murió hace tres años, y que para esa época tenía 90, a quien no quise someter a la ignominia de ser vejada y humillada cuando me visitara en la cárcel, sumado a su dolor y angustia si me viera detenida.

3)   El ver a unos venezolanos insignes, dignos de respeto y reconocimientos, de quien me siento orgullosa de haberlos conocido, como Haydee Castillo de López Acosta y su marido, destruidos por el dolor de un hijo asesinado vilmente por la policía, quien actuó a plena luz del día en la Avenida La Salle, a sabiendas de que gozaban de total impunidad, y quienes además fueron detenidos, esposados, sin consideración alguna, por una comisión al mando de Jesse Chacón, para 3 días después de detención en la Disip, trasladarlos a los Tribunales, nuevamente esposados, y a empujones, y con el cadáver del hijo esperándolos en la Morgue. 

4)   Y para no alargar mas este recuento, el saber que lamentablemente si yo me hubiera quedado, no hubiera sucedido nada, porque los que más te critican por no haberlo hecho, son los que nunca han visitado a un preso político en la cárcel, ni se han acercado a sus familiares para darles siquiera unas palabras de consuelo.

     Ayer, un político destacado y honesto como Oswaldo Alvarez Paz, no ha huido. Se ha quedado valientemente a hacerle frente a sus responsabilidades como tal. Veo a su familia hundida en la desesperación, y al lado solo la reacción de un escueto comunicado de su partido Copei, y en los periódicos una noticia mas, sin ninguna opinión, apoyo o respaldo al respecto.

 

     Solo eso: una información más.

 

     Quisiera ver a los que claman porque nos quedemos y vayamos presos, por lo menos convocando y asistiendo a cuanta marcha se necesite, sin parar, hasta que Álvarez Paz y todos los otros presos políticos estén libres. Quisiera ver millones de firmas en documentos dirigidos a los organismos internacionales, denunciando una vez más y cuantas veces sea necesario, lo que sigue pasando en nuestro país. Mi mano está con el bolígrafo en la mano para hacerlo, pero una sola golondrina no hace el verano.

 

     Mientras tanto mi solidaridad, mi comprensión, mi apoyo moral para los presos políticos y su familia, y mi decisión de apoyar las acciones que todos unidos debemos efectuar para luchar por ellos, por los exiliados, por los perseguidos, por todos nosotros, porque la fila es de los venezolanos presos o no, que queremos libertad, democracia, paz y justicia.

 

Gisela Parra

Miami, 2010.03.23 

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