INTERPELACIÓN AL General Manuel Rosendo, Jefe del CUFAN, introducción  (regreso)

ASAMBLEA NACIONAL
DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

COMISION ESPECIAL POLÍTICA

QUE INVESTIGA LOS HECHOS OCURRIDOS LOS DIAS 11, 12,1 3 Y 14 DE ABRIL DE 2002

Interpelación: General Manuel Rosendo
Día: 10-05-2002
Hora: 03:30 pm

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Secretaria: Comparecencia del ciudadano General del Ejército Manuel Rosendo.

Presidente: Artículo 222 del texto constitucional. La Asamblea Nacional podrá ejercer su función de control, mediante los siguientes mecanismos.

Las interpelaciones, las investigaciones, las preguntas, las autorizaciones y las aprobaciones parlamentarias previstas en esta Constitución y en la Ley y mediante cualquier otro mecanismo que establezcan las leyes y su reglamento, en ejercicio del control parlamentario podrán declarar la responsabilidad política de los funcionarios públicos o funcionarias públicas y solicitar al Poder Ciudadano que intente las sanciones a que haya lugar para hacer efectiva tal responsabilidad.

Artículo 19. Numeral 2. Toda persona se presume inocente, mientras no se pruebe lo contrario.

Título III. De los derechos humanos y garantías y de los deberes.

Capítulo I. Disposiciones Generales.

Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos, su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público, de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos, suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen.

Artículo 3. Del reglamento interno de funcionamiento de la Comisión.

Cumplimiento de solemnidades. Artículo 3: El Presidente y el Vicepresidente de la Comisión Especial, tomarán las medidas necesarias para evitar las interferencias o interrupciones durante el desarrollo de las reuniones, así como cualquier conducta que atente contra el espíritu de cordialidad y el respeto que debe prevalecer.

Artículo 8. Reglas especiales para comparecencias.

Artículo 8. En la comparencia de funcionarios públicos o particulares, la Comisión Especial aplicará las siguientes reglas:

Literal a) La presidencia de la Comisión explicará la dinámica de la interpelación o comparecencia al interpelado, la razón y motivo de la misma. Literal B

Literal b) El invitado a comparecer hará una exposición inicial por un tiempo no mayor de 10 minutos, el cual podrá prorrogarse por un período igual.

Literal c) Los diputados y diputadas, miembros de la Comisión Especial, tendrán preferencia a la hora de formular sus preguntas o hacer sus intervenciones.

Literal d) La intervención de los diputados y diputadas que deseen formular preguntas, no excederá de 3 minutos, las cuales deberán ser consignadas por escrito.

Literal e) El interpelado procederá a dar respuesta en forma sucesiva a las preguntas formuladas por los diputados y diputadas.

Literal f) Para aclarar conceptos, repreguntar o solicitar informaciones complementarias sobre la materia objeto de la comparecencia, los diputados y diputadas, tendrán un tiempo adicional que no excederá de 3 minutos.

Literal g) El interpelado tendrá un tiempo que no excederá de 5 minutos para responder a cada una de las preguntas que se le formulen en forma sucesiva, el cual podrá prorrogarse si la plenaria de la Comisión Especial así lo decide.


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General del Ejército Manuel Rosendo: Señor Presidente y Vicepresidente de la Comisión Especial que investiga los hechos ocurridos los días 11, 12, 13 y 14 de abril de 2002. Señores diputados miembros de esta Comisión. Señoras y señores, muy buenas tardes.

Doy gracias a Dios por brindarme esta oportunidad para acudir en ejercicio de un deber ciudadano, debidamente permisado por el ciudadano General en Jefe Lucas Rincón Romero, Ministro de la Defensa, ante este cuerpo legislativo, a los fines de cumplir con el mandato constitucional previsto en los artículos 222 y 223, en perfecta armonía y concordancia con lo establecido en la ley sobre el régimen para la comparescencia de funcionarios y funcionarios públicos, y los o las particulares, ante la Asamblea Nacional.

En relación a esta ley me permito hacer una particular referencia:

Artículo 9: La citación será suscrita por el Presidente de la Asamblea Nacional, o el de la Comisión, según el caso. El oficio deberá contener "la referencia de que quedan a salvo los derechos reconocidos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela".

Debo referirme de modo expreso a lo señalado en el numeral 6, para dejar expresa constancia ante ustedes, de que a pesar de las dos citaciones recibidas, no se hace referencia en alguna de ellas, a la particular circunstancia de garantizar mis derechos reconocidos en el texto fundamental, especialmente lo previsto en el artículo 46, que señala: "Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral".

De igual manera, la previsión del artículo 60, ejusdem, que señala: "Toda persona tiene derecho a la protección de su honor", señalamientos estos referidos a la protección, a la honra y dignidad de una persona, que no forma en modo alguno un derecho exclusivo previsto en nuestra Constitución, ya que el Pacto de San José de Costa Rica, norma de rango internacional, expresa en su artículo 11: "Toda persona tiene derecho al respeto de su honra y dignidad".
Con el debido respeto y consideración, la anuencia que en este momento me permito, para señalar que a lo largo de la descripción de los hechos que narraré, es posible que me refiera a personas naturales o jurídicas. Pero como dije, debo dejar expresa constancia que no acudo a esta Asamblea Nacional para hacer ningún juicio de valor, bien sea como censor, juez, defensor o acusador de ninguna de las personas referida en mi descripción de los hechos. Sencillamente lo hago con la convicción de dejar en claro ante el pueblo de Venezuela, la experiencia vivida por mi persona durante el transcurso de esos aciagos días.

Especial referencia me merece el respeto y consideración que como subordinado tengo frente a mis superiores, y muy especialmente frente al ciudadano Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, quien en el programa "Aló Presidente", número 102, invitó al pueblo venezolano, (cito): "Asumamos con coraje y valentía la verdad". (Fin de la cita). Con todo respeto yo la asumo.

En consecuencia, pueden estar seguros que los hechos que describiré están señalados sin ningún tipo de dudas ni prejuicio. Por tanto, si hubiera algún juicio de valor, que como mencioné, procuraré de no incurrir en ellos, mi exigencia sería, por ser un derecho constitucional de todos los habitantes de este país, que antes de que se le impute algún delito o falta a cualquiera de las personas que en mi narración pueda señalar, se les garantice el supremo derecho a un debido proceso justo y sin dilaciones.

Plan Soberanía. Como profesionales de las ciencias y artes militares, aprendemos que la explicación de un plan u otros aspectos relacionados con la profesión, deben realizarse desde la base de la doctrina y la fundación legal. Para ello referiré a los niveles estratégicos, como estamento identificado con la estructura que conforma un Estado y que permite o facilita la toma de decisiones para la conducción del mismo.

Estos niveles estratégicos podemos dividirlos en nivel estratégico general o nacional, que comprende a las decisiones donde se fija el objetivo político. En este nivel se elabora el concepto estratégico nacional.

El nivel estratégico sectorial o particular, corresponde a cada uno de los factores de poder que se derivan o están representados en la estrategia nacional y...

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... ante el pueblo de Venezuela la experiencia vivida por mi persona durante el transcurso de esos aciagos días.

Especial referencia me merece el respeto y consideración que como subordinado, tengo a mis superiores y muy especialmente frente al ciudadano Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela, Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, quien en el programa "Aló Presidente" número 102, invitó al pueblo venezolano.

Cito: "Asumamos con coraje y valentía la verdad". Fin de la cita.

Con todo respeto yo la asumo. En consecuencia, pueden estar seguros que los hechos que describiré están señalados sin ningún tipo de dudas ni prejuicios, por tanto, si hubiere algún juicio de valor, que como mencioné, procuraré de no incurrir en ellos, mi exigencia sería, por ser un derecho constitucional de todos los habitantes de este país, que antes de que se le impune algún delito o falta, a cualquiera de las personas que en mi narración pueda señalar, se le garantice el supremo derecho a un debido proceso justo y sin dilaciones.

Plan Soberanía.

Como profesionales de las ciencias y artes militares, aprendemos que la explicación de un plan u otros aspectos relacionados con la profesión, deben realizarse desde la base de la doctrina y la fundación legal, para ello referiré a los niveles estratégicos como estamento identificado con la estructura que conforma un Estado y que permite o facilita la toma de decisiones para la conducción del mismo.

Estos niveles estratégicos podemos dividirlos en nivel estratégico, general o nacional, que comprende a las decisiones donde se fija el objetivo político. En este nivel se elabora el concepto estratégico nacional.

El nivel estratégico sectorial o particular corresponde a cada uno de los factores de poder que se derivan o están representados en la estrategia nacional y que constitucionalmente de acuerdo al principio de seguridad, corresponde a los factores económicos, social, político, cultural, geográfico, ambiental y militar, en el caso que nos atañe. En este nivel se elabora el concepto estratégico militar.

El nivel estratégico operacional, constituye el nivel que articula la estrategia militar con la táctica, empleando en forma correcta los medios para el logro de objetivos, este nivel corresponde al Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional y de acuerdo con la Ley Orgánica, es un órgano permanente de planificación militar y tiene la misión de planificar, dirigir, conducir, coordinar y supervisar las operaciones militares conjuntas que realicen las unidades asignadas bajo su control operacional.

El CUFAN en tiempos de paz, tiene la jurisdicción territorial que le fija el ciudadano Presidente de la República y en caso de emergencia, la correspondiente al Teatro de Operaciones que se le asigne.

En lo que se refiere al "Plan Soberanía", este está determinado por zonas de operaciones, que corresponden a las guarniciones militares existentes.

El ciudadano Presidente de la República, de acuerdo al artículo 236 de la Constitución, dirige la Fuerza Armada en su carácter de Comandante en Jefe y de acuerdo con la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional, dará sus órdenes según decreto 1.360, por órgano del Inspector General de la Fuerza Armada Nacional y hoy en día lo hace nuevamente por órgano del Ministerio de la Defensa.

Muchos han hablado del Plan Avila y lo han explicado a su manera o conveniencia, pero hasta el momento nadie ha hablado de la condición sine qua non de un plan.

La diferencia fundamental y eso lo sabemos nosotros los miembros de la Fuerza Armada, entre un plan y una orden, es el párrafo 1D, suposiciones. Si no se dan una o varias de ellas, entonces no se ordena su ejecución.

Podemos discutir posteriormente en detalle lo relacionado a las suposiciones que podrían dar origen al Plan Soberanía, que la Guarnición de Caracas se denomina "Plan Soberanía Avila".

Como Comandante, no solamente puedo considerar estos factores sino que en mi apreciación, tomé en cuenta otros factores que detallaré a medida que haga la descripción, con especial referencia a que el derecho a la vida es un derecho natural e inviolable.

Según el párrafo 3, ejecución y su párrafo A, inciso 1, maniobra. El plan se ejecutará, empleando para ello los comandos de guarniciones militares del país y a ellos se les asigna las zonas de operaciones, motivo por el cual hice la introducción, refiriendo los niveles estratégicos, correspondiéndole a la guarnición de Caracas, comandada por el Inspector General de la Fuerza Armada, cuyo titular para el momento de los hechos era el General en Jefe Lucas Rincón Romero, según decreto 1.360 del 4 de julio del 2001, quien dicta sus instrucciones para la ejecución del Plan Soberanía Avila, en la situación de Caracas y de la Zona de Operaciones Número 1, a través de su jefe de Estado Mayor de la guarnición y Comandante de la Fuerza de Tarea conjunta Avila, que comanda el General de División Jorge García Carneiro.

En ese mismo párrafo de ejecución, subpárrafo, instrucciones de coordinación, establece que la ejecución del Plan Soberanía será ordenada por el Inspector General de la Fuerza Armada o por el Comandante del Comando Unificado de la Fuerza Armada Número 1.

En el momento más crítico, el ciudadano Presidente de la República se encontraba en cadena nacional. Ante la indecisión del Alto Mando Militar, que describiré posteriormente, y después de hacer mi apreciación como Comandante del Plan rector Soberanía, tomé la decisión y asumo mi responsabilidad de no ordenar la ejecución del Plan Avila en la guarnición de Caracas, atendiendo al artículo 68 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que prohíbe el uso de armas de fuego en el control de manifestaciones.

Insisto, la Fuerza Armada Nacional no solamente tiene armas de fuego sino que tiene armas de guerra.

Muchas personas exigen que se averigüe si la Fuerza Armada tiene un plan para masacrar a los ciudadanos. Ya obtuvieron su respuesta, el propio día 11 de abril de 2002.

La Fuerza Armada Nacional, de la cual me siento orgulloso en pertenecer, ya se la dio y el pueblo lo entendió.

Otras personas dicen que yo estaba conspirando y por eso no ordené el Plan Soberanía.

Les puedo decir con toda responsabilidad que entre el deber de ordenar un plan y el deber de preservar lo más preciado que tiene una persona, que es su vida, opté por respetarle la vida. No solamente y como se ha dejado ver, la de las personas que iban en la marcha de Chuao a Miraflores sino también de las personas que se encontraban en las adyacencias de Miraflores, además de preservar la vida de mis soldados y profesionales, porque nadie puede decir que allí no iba a pasar nada.

En todo caso, opté por el menos malo del daño que se pudiera causar y hoy en día la Fuerza Armada Nacional no carga sobre sus hombros y tiene bajo su conciencia esas muertes, producto de tan lamentable hecho y como Comandante tuve en consideración además, el artículo 34 de los deberes de los militares, que dice:

"Antes de dar una orden es preciso reflexionar para que no sea contraria a las leyes o reglamentos vigentes y así, de que esté bien concebida y sea ejecutable con el menor número de tropiezos o roces, evitándose así inclumiento por parte de los superiores", y lo que es más perturbador, tener que dar contraorden.

En el Artículo 35 de los Deberes de los Militares se establece: "que el ejercicio del mando debe llevar en germen el firmen propósito de cumplir la misión o tarea recibidas sin tratar de eludir responsabilidades, traspasándola a los subordinados". En mi caso no traspasé mi responsabilidad a los subordinados, sino que asumí mi responsabilidad de no ordenar el Plan Soberanía.

En el mes de octubre del año pasado ordené a mi Estado Mayor la revisión de algunos planes y entre ellos el Plan Rector Soberanía y los planes que de él se derivan. Luego de estudiarlos me recomendaron que se hacía necesario su adaptación a los preceptos constitucionales que definen nuestra participación en orden pública. Solicité al Consultor Jurídico del Ministerio de la Defensa, quien acusó recibo el 18 de febrero del 2002 con una serie de observaciones de forma, y en la discusión el Coronel Antonio Paredes Matheus, Jefe del Departamento me manifestó que en el anteproyecto de la Ley Orgánica de la Fuerza Armada Nacional se define mucho de esos aspectos y existían disposiciones transitorias en la Constitución que eran de obligatorio cumplimiento por parte de la Asamblea Nacional. Con el equipo de abogados se estudió esa normativa legal y podemos citar aspectos que sugiero sean consideradas por esta Comisión que estudia la verdad de los hechos que mencionamos, por cuanto que esa omisión de la Asamblea Nacional pudiera haber creado los elementos necesarios para evitar hechos lamentables, como los que hemos vivido y pudiera ser significativo en lo sucesivo.

En la Disposición 4, Numeral 9 de las disposiciones transitorias de la Constitución Nacional, cito "Dentro del primer año contado a partir de su instalación la Asamblea Nacional aprobará la Ley de Cuerpo de Policía Nacional en perfecta concordancia del Artículo 332 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, de los órganos de seguridad ciudadana. Cito: "El Ejecutivo Nacional para mantener y restablecer el orden público, proteger a los ciudadanos y ciudadanas, hogares y familia, apoyar las decisiones de las autoridades competentes y asegurar el pacífico disfrute de las garantías y derechos constitucionales, de conformidad con la ley, organizará un cuerpo uniformado de policía nacional".

Los órganos de seguridad ciudadana son de carácter civil y respetarán la dignidad y los derechos humanos sin discriminación alguna. Con lo cual se le daría respuesta al artículo 68 de la Constitución, que expresa: "Los ciudadanos y ciudadanas tienen derecho a manifestar pacíficamente y sin armas, sin otro requisito de lo que establezca la ley. Se prohíbe el uso de armas de fuego y sustancias tóxicas en el control de manifestaciones pacíficas. La ley regulará la actuación de los cuerpos policiales y de seguridad en el control del orden público".

Es decir, de acuerdo con nuestra Constitución, los órganos de seguridad tienen esta responsabilidad y esta honorable Asamblea Nacional debería tomar cartas en el asunto, porque considero que está en mora en un hecho bastante fundamental para nosotros, los ciudadanos venezolanos.

¿Qué ocurrió el 11 de abril del 2002? Una gran pena nos embarga, hay que decir la verdad, pero para ello debemos remontarnos a los antecedentes que nos trajeron hasta aquí, para que de esa manera se formen una mejor idea y en consecuencia arriben a las conclusiones íntimas que a cada uno de ustedes le merezca mi descripción de los hechos.

Comienzo por decir que cuatro cartas le escribí al Presidente de la República en distintos momentos, y hay una quinta que no llegó.

Cuando se presenta y arrecia la situación del paro petrolero, se nos ordenó diseñar un plan para la contingencia. En la medida de nuestras limitaciones se seleccionó al personal militar que estuviese mejor calificado, por tener además de la profesión militar otra profesión, procurando que en lo posible hubiesen hecho algún postgrado, todo ello con la idea de coadyuvar con la industria petrolera en lo que pudiese, ya que la situación para nosotros en ese campo era bastante difícil. Mas sin embargo, nos dispusimos a colaborar.

El día 7 de abril del 2002 fui invitado para acompañar al Alto Mando de la Fuerza Armada Nacional a la exposición del plan en referencia que se le haría al ciudadano Presidente de la República, varios de los ministros y al exPresidente de PDVSA, doctor Gastón Parra Luzardo, exposición que hizo por la Fuerza Armada Nacional el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, Jefe del Estado Mayor Conjunto de la institución, recibiendo su aprobación.

Luego, entró otro grupo de personas, entre las cuales logré identificar al diputado Nicolás Maduro, a la ciudadana diputada Cilia Flores, al Gobernador del estado Táchira, Ronald Blanco La Cruz, al Gobernador del estado Sucre, doctor Ramón Martínez, y al diputado Ismael García, quien hizo una exposición en nombre del grupo antes mencionado, y en la cual se determinó, entre los siete puntos que presentaron, la forma de cómo contrarrestar las acciones de las personas de las personas de la industria petrolera y las que participarían en el paro anunciado el día sábado 6 de abril, por el ciudadano Carlos Ortega en representación de la CTV.

Allí se expusieron varios puntos, entre los cuales se destacó la utilización de los círculos bolivarianos en forma contundente, tanto en las instalaciones y dependencias petroleras, así como en las áreas donde se efectuarían las concentraciones.

Fíjense ustedes, ante esta situación, y un planteamiento que hizo un ciudadano diputado, el señor Presidente tuvo una gran preocupación y este grupo tuvo que salir rápido de esa reunión por la magnitud de la decisión que habían tomado, decisión que prefiero no decirlo porque en este momento para Venezuela traería unas consecuencias bastante lamentables.

Fíjense ustedes la diferencia de las exposiciones. La Fuerza Armada Nacional ofrecía su apoyo con personal muy calificado académicamente, con deseos de aprender, obtener nuevas experiencias y dar un aporte al país. Mientras que ese grupo, antes identificado, presentaba un plan de acciones agresivas para contrarrestar a otros venezolanos.

Y mayor preocupación sentí cuando el ciudadano Fiscal General de la República, doctor Julián Isaías Rodríguez, presente en esa reunión, convalidó a ese planteamiento con su silencio, no alertó, no hizo oposición alguna contra tamaño atropello que se pretendía cometer sobre un grupo de venezolanos manifestantes, obligándose de su obligación de prevenir y sancionar los hechos que colidan con la ley, así como poner en práctica una de sus principalísimas atribuciones, que es la de garantizar y ser respetuoso de los derechos y garantías constitucionales de todos los ciudadanos, por demás derechos también establecidos en tratados, convenios, pactos y acuerdos firmados y ratificados por nuestro país.

Este plan de acción comienza a evidenciarse cuando el día lunes, 8 de abril del 2002, unos ciudadanos pertenecientes a los ya referidos círculos bolivarianos, fueron expulsados por las personas que se concentraron frente a las instalaciones de PDVSA-Chuao, hecho este observado a través de las distintas pantallas de televisión.

El día 10 de abril de 2002, en horas de la mañana, fui llamado a una reunión en el despacho del General en Jefe Lucas Rincón Romero, y entre otros temas sobre el desarrollo del paro, el General Francisco Belisario Landis, Comandante General de la Guardia Nacional, comentó sobre las acciones que realizaría el día 11 de abril en horas de la madrugada, sobre las instalaciones de PDVSA Chuao, área sobre la cual, según sus palabras, el Comandante del CORE 5, General Eugenio Gutiérrez Ramos, tenía todo un estudio realizado sobre dichas instalaciones, con el propósito de no permitir e impedir a toda costa la concentración prevista.

Es de hacer notar que en ese momento, aun no se conocía de la convocatoria de la marcha del Parque del Este a la Plaza PDVSA Chuao.

El General en Jefe, Lucas Rincón, pidió opinión al respecto y le dije, que no estaba de acuerdo por cuanto yo, que era el responsable de coordinar las acciones de seguridad, no estaba en cuenta de ello, y no se me había consultado nada de eso.

Además, le referí, que el derecho a manifestar estaba vigente, es así que ante ello pregunté al General Jorge García Carneiro, Comandante de la Tercera División de Infantería y Jefe del Estado Mayor de la Guarnición de Caracas y al General Wilfredo Ramón Silva, Comandante de la 31 Brigada de Infantería, presentes en esa reunión, si sabían algo de lo expresado por el Comandante General de la Guardia Nacional y éstos manifestaron que no tenían información al respecto.

En ese instante, el General Belisario me dijo, "entonces no le cumplo la orden al ciudadano Presidente de la República". A lo que le contesté, yo no puedo prohibirle eso a usted, pero por lo menos coordine, de manera tal que si la Guardia Nacional es sobrepasada, nosotros estemos en cuenta de lo ocurrido, porque en ese sector, si no han cambiado los planes, esa área está bajo responsabilidad de otra unidad y si el Comandante no conoce esa situación, entonces cómo actúa con eficiencia.

El General en Jefe no opinó ni impartió instrucción alguna.

Posteriormente el General Belisario Landis, se reunió con el Alto Mando de la Guardia Nacional, quienes le informaron sobre el posible escenario que se podría presentar durante esa marcha y la forma como la Guardia Nacional podría contribuir en el control de la misma.

De esa reunión se conoció de un fuerte impasse entre los generales de división de ese componente, quienes manifestaron su desacuerdo con la acción propuesta por el General Belisario Landis, en relación a la toma de PDVSA Chuao, por cuanto comprometía al componente Guardia Nacional y la dejaría muy mal parada frente al pueblo venezolano, generándose otras opiniones, el hecho comunicacional notorio del pronunciamiento de un oficial general de esa fuerza, alertando sobre la inconveniencia de esa situación.

Con ese panorama, el día 10 de abril en horas de la tarde, muy preocupado, solicité una audiencia con el ciudadano Presidente de la República, la cual me fue concedida.

Le informé sobre la situación y le sugerí la inconveniencia de la acción planificada por el General Comandante de la Guardia Nacional en relación a la operación mencionada que se ejecutaría sobre el área de PDVSA Chuao, por cuanto entendía que el derecho a manifestar y de reunión estaba amparado por la Constitución Nacional.

El ciudadano Presidente de la República, entendió mi planteamiento y aceptó mi sugerencia, este resultado se lo hice saber al Inspector General de la Fuerza Armada Nacional, General en Jefe Lucas Rincón Romero.

Luego, en horas posteriores, el ciudadano Carlos Ortega, anunció una huelga general indefinida y el doctor Pedro Carmona Estanga invitó a una marcha pacífica para el día siguiente, constituyendo también un hecho comunicacional suficientemente conocida por todos los venezolanos.

Esa noche escribí una cuarta carta, que hice llegar al ciudadano Presidente de la República en horas de la mañana del 11 de abril de 2002, la cual fue entregada por mi ayudante personal, Capitán Ejército Michael O’Brian Fosi, y la misma la recibió el Coronel Eduardo Centeno Mena, Secretario Privado del Ciudadano Presidente de la República, que contando con su anuencia y paciencia, les voy a leer.

Caracas, 11 de abril de 2002.

Nuevamente agradézcole la oportunidad que me brinda de poderle hacer algunas consideraciones que creo merecen de su estudio, consulta y análisis, la necesidad del diálogo.

He venido evaluando la situación y ésta tiende a agravarse. No hay solución si usted no sede a ese entendimiento. Perder una batalla no es perder la guerra, al contrario, le permite la oportunidad de buscar mejores condiciones para continuar con las responsabilidades que mayoritariamente el pueblo le ha concedido.

En la rectificación hay grandeza y formulo una serie de interrogantes.

¿Continuar la huelga general indefinida? ¿Un Estado de excepción? ¿Empleo de la Fuerza Armada para restituir el orden público? ¿Plan Soberanía o Avila? ¿Fuerzas Armadas Nacionales versus pueblo venezolano? ¿Salida violenta? ¿Venezuela ante el mundo?

Todas estas interrogantes no tienen asidero en nuestro pueblo y mucho menos en nuestra Fuerza Armada.

Antes que mantener su actitud, bien discutida por cierto, y oír las recomendaciones de las personas más allegadas, considero y esta es mi recomendación de amigo, que se reúna, dialogue y oiga a la sociedad civil, es la forma más fácil de salir de esta situación.

¿Por qué? Sobre la huelga general indefinida. Los daños sobre la economía son incalculables, no sólo para quienes impulsan esta huelga sino para la nación y por ende para todos los venezolanos.

Si usted está en su afán de solucionar la situación venezolana, no puede agregarle otro frente que nos pudiera llevar a un caos.

Cuántas soluciones hubiese llevado a la población con las pérdidas que hasta hoy tenemos. Ya en otra oportunidad se lo hice saber, y si lee nuevamente ese documento que le envié manuscrito, creo que corresponde a la carta número 2, del 21 de febrero de 2002, puede darse cuenta que le fotografié lo que iba a ocurrir y le habló del día 28 de febrero de 2002.

Por el cargo que ocupo, soy su asesor y las recomendaciones se las formulo con la mejor intención, le advertí sobre el desabastecimiento de gasolina, gas para las plantas y gas doméstico y hoy en día esta situación va a paralizar el país en su totalidad.

Sobre el Estado de excepción y la suspensión de garantías. En estos momentos no sería bien recibido, por el contrario, podría agregar nuevos elementos a las protestas que hasta ahora se han mantenido en forma pasiva, si bien lo contempla la Carta Magna, en su espíritu y todo su articulado, refleja la mejor situación para nosotros los venezolanos.

Sobre emplear la Fuerza Armada en el Plan Soberanía o Avila. Para restituir el orden público, sin que de acuerdo a mi apreciación ello signifique debilidad para tomar decisiones, esta situación de presentarse nos dejaría muy mal parados y se corre el riesgo que los profesionales no atiendan a su ejecución o se nos provoque para obligarnos a actuar con contundencia.

De particular interés el hecho que se aduzca que de acuerdo al Artículo 329 de la Constitución Bolivariana de Venezuela, sólo la Guardia Nacional, puede participar en la conducción de las operaciones exigidas para el mantenimiento del orden público.

Sobre el hecho Fuerza Armada Nacional versus pueblo venezolano.

Usted ha repetido en diversas ocasiones "maldito el soldado que emplee su arma contra los ciudadanos". Cómo exigirnos entonces que actuemos? La situación aún es controlable, los cerros aún no han bajado, esa debe ser su confianza, por lo tanto explótela y no deje que esto ocurra.

Salida violenta. Sociedad civil unida a la Fuerza Armada Nacional, ¿a dónde nos llevaría esa fusión que usted ha expresado en varias alocuciones, programas y actividades?. De producirse, con qué defendería su mandato?.

Venezuela ante el mundo, la tecnología nos ha llevado a conocer al instante lo que acontece en cualquier parte del mundo, es decir, todos somos vecinos y los medios de difusión, en el caso que nos ocupa han tenido un papel fundamental y no por lo que perdemos, sino por lo que dejemos de percibir, que en la situación venezolana bastante falta nos hace.

Señor Presidente, Comandante en Jefe, si vemos ese panorama que en forma sencilla le he reseñado y que pudiera estar equivocado o no, creo que debe preocuparle por las secuelas inmediatas y futuras. Como amigo le recomiendo que dialogue usted personalmente, ya no hay voceros, en otras ocasiones usted se ha agotado muy rápidamente en situaciones de menor importancia, nada cuesta hacerlo cuando la situación lo amerite, y el país, el país, bien lo merece.

¿Qué hacer?. Llame hoy inmediatamente al diálogo y entre otros, le recomiendo que invite a Miraflores a: máxima autoridad de cada uno de los poderes, Defensor del Pueblo, Contralor General de la República, Presidente de Fedecámaras, selección de presidentes de sindicatos en representación de los trabajadores, representación de la nómina ejecutiva y mayor de PDVSA, representante de los trabajadores de PDVSA, Sindicato de Empleados Públicos, Monseñor Moronta, Asociación Bancaria, el señor Lorenzo Mendoza del Grupo Polar, Presidentes de televisoras, Cámara de Radio y Televisión, propietarios de periódicos, presidentes de Federación de Centros Universitarios, Presidente de VenanCham, General en Jefe Lucas Rincón, otros

Señor Presidente, con el aprecio y el respeto que me merece, no es tiempo de orgullo ni de rencores, se, que usted no los alberga. En su diálogo solicite el apoyo de todos, es la mejor salida, tendrá luego tiempo para tomar acciones, sincerarnos y exigirnos trabajar por Venezuela y no por intereses personales. Sienta orgullo, usted quería que el pueblo despertara y despertó en paz, afortunadamente. Dialogar no es fracasar, no hay voceros, es usted.

Un cordial Saludo Chendo.

Continuando mi relato en horas en que se anuncia la continuación de la marcha hacia Miraflores, fui al quinto piso del antiguo Ministerio de la Defensa donde funciona la Inspectoría General de la Fuerza Armada Nacional y allí, ya el Ministro de la Defensa, Ciudadano José Vicente Rangel Vale, estaba coordinando vía telefónica la convocatoria de los círculos bolivarianos para que se trasladaran hacia Miraflores. Tuvimos una reunión e insistí que era de la opinión y coincidía con el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, que la solución consistía en planteare el retiro de los círculos bolivarianos en sus acciones para contrarrestar la marcha pacífica en el área de Miraflores, o en el mejor de los casos que no hubiese oposición alguna a su desarrollo, por cuanto hasta ese momento la marcha continuaba pacífica y había demostrado un gran civismo.

Ante mi intervención el Ministro de la Defensa dijo, ante el más Alto Mando de la Fuerza Armada Nacional, que la marcha no podía llegar a Miraflores, porque, quien iba a defender al Presidente de la República?, a lo cual con todo respeto pero con energía le contesté, que el ciudadano Presidente de la República, constitucionalmente es el Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional, y como tal tiene como recurso su unidad élite, la Guardia de Honor y demás miembros agregados de la Guardia Nacional de Venezuela, a lo cual el Ministro de Defensa respondío, "ese papelote de gue"…ustedes le ponen el resto, no lo voy a hacer yo, a mi me matan defendiendo. Ante esa opinión le insistí que la solución era retirar los círculos bolivarianos, ya que la marcha seguí pacífica y constituía un grupo de personas y una poblada entusiasmada y cohesionada. El Alto Mando de la Fuerza Armada Nacional continuaba sin tomar decisiones para evitar lo que después ocurrió. Conminé al Vicealmirante Bernabé Carrero para que trajera a la Sala de Reunión de la Junta Superior, al Alto Mando de la Fuerza Armada a discutir nuevamente la situación, ya que según mi criterio se estaban llevando a cabo reuniones inoportunas con personas que no aportaban soluciones a la situación que estábamos viviendo, entre estas se encontraban un ciudadano Diputado a la Asamblea Nacional, Pedro Carreño y Nicolás Maduro.

En conclusión, la reunión solicitada se realizó sin que hubiese decisión ni acción alguna. Al regresar del quinto piso a mi Comando me encuentro a mi ayudante el Capitán O´Brian que me informa que debo trasladarme junto al Alto Mando para la transmisión de una cadena, hecho notorio comunicacional, posteriormente regresamos al Despacho del General en Jefe Lucas Rincón, y recibí una llamada de mi ayudante, quien me dijo que tenía que pasarme una novedad urgente y que era importante. Ante ese hecho, salí de la sala y me informó que había oido una conversación del Ministro de la Defensa en la que expresaba "Freddy la marcha ya arrancó hacia Miraflores, nuestra gente debe estar armada con piedras, palos y cuchillos, anuncia por la televisora del Estado que los cerros están armados que eso los c.., los asusta". Esta información igualmente se la hizo el Capitán O´Brian del conocimiento del General en Jefe Lucas Rincón Romero en horas de la noche del día 11 de abril en presencia de otro oficial.

Ya la Guardia Nacional se encontraba en la calle y me dije, de nada valió lo que le sugerí al General Belisario el día anterior, pues esta vez tampoco coordinó, le informó al Cufa de las acciones que realizaría la Guardia Nacional. Ante esta situación que se presentaba propuse, que la Guardia Nacional se colocara frente al Palacio de Miraflores, porque con la presencia de la Guardia de Honor y la cerca de protección del Palacio, que es de hierro, alta y fuerte y una marcha pacífica, hasta ahora, se garantizaba la seguridad del ciudaano Presidente de la República.

La marcha continuaba pacífica y en ese momento oigo a través de un radio que el Ciudadano Presidente de la República preguntaba, por qué yo no tenía radio y solicitó hablar conmigo. Hablé con él por intermedio de un radio que me facilitaron y le dije al ciudadano Presidente que lo llamaría por teléfono, hecho este comunicacional difundido en un programa radial del día 26 de abril del 2002.

Cuando indago sobre la red de radio su estación base y la programación de los mismos me doy cuenta de la existencia de esa red tiburón de la cual no tenía conocimiento, desconociendo las razones por las cuales no fui incluido. Posteriormente supe que el General en Jefe Lucas Rincón, entregó los radios de esa red hace un tiempo y que yo, Comandante del Comando Unificado de la Fuerza Armada Nacional, responsable de la seguridad, inexplicablemente no fui incluido en la Red Tiburón, sin que esto signifique violación del secreto de las comunicaciones, por cuanto que el error en esta ocasión está en que una vez develada las señales de llamada de esa red ha debido ser cambiada inmediatamente, paso a informarle la red de llamada de los que conforman esa red. Aquí puedo presentarles:

Tiburón 1: Presidente de la República

Tiburón 2: Inspector General de la Fuerza Armada Nacional

Tiburón 3: Comandante General del Ejército

Tiburón 4: Comandante General de la Guardia Nacional

Tiburón 5: Comandante del Core 5

Tiburón 6. Comandante de la Tercera División.

Tiburón 7: Comandante de la Policía Militar

Tiburón 8: Comandante del Batallón Ayala

Tiburón 9: Comandante del Grupo Rivas

Tiburón 10: Comandante del Batallón Bolívar

Tiburón 11: Director de la DIM

Tiburón 12: Director de la DISIP

Insisto que aún desconozco las razones, sería conveniente preguntarle al General al Jefe Lucas Rincón, en relación a la versión de la creación de esa red y mi exclusión de la misma.

Me comuniqué telefónicamente con el ciudadano Presidente de la República y me preguntó acerca del Plan Avila, y le alerté que según la apreciación de la situación, en mi criterio resultaba inconveniente la activación del mismo. Al respecto le pregunté, si había recibido y leído la carta que le envié en la mañana, él me respondió afirmativamente y me indicó que entraría en breves instantes en una cadena nacional y que en ella haría referencia a lo que le había escrito en ella. Además, no dejé pasar la oportunidad en referencia al Plan Avila, para insistirle que las tropas portaban armas de guerra y en gran parte eran tropas nuevas que apenas habían finalizado el período individual del soldado y por lo tanto no estaban entrenadas para el control de disturbios y manifestaciones, no contaban con escudos protectores y bombas lacrimógenas suficientes, y lo más importante era que la marcha aún continuaba en forma pacífica.

En mi apreciación, resultaba relevante que la Guardia Nacional estaba bajo su comando natural y debería accionar hasta tanto no se dieren una o varias de las suposiciones establecidas para la activación del Plan Avila, razón por la cual no consideré prudente en ese momento sugerir la implementación del referido plan.

Pregunto. Si el ciudadano Presidente de la República había ordenado desde temprano al General Belisario, la utilización de la Guardia Nacional para contener la marcha, ¿entonces, por qué no empeñó más hombres y no utilizó los recursos que tenía, por ejemplo, los vehículos antimotines y otros elementos bajo su disposición?

En lo que a mí correspondía continué con mi esfuerzo para evitar lo que ocurrió, y propuse hablar con el ciudadano Carlos Ortega y el doctor Pedro Carmona. Ante mi propuesta, el coronel Oran Primera Petit, miembro de la Inspectoría General de la Fuerza Armada, me dijo que con el doctor Pedro Carmona no había comunicación, y ya había contactado por teléfono al ciudadano Carlos Ortega, y que éste le manifestó que vendría a la sede de la inspectoría general.

Pasado un lapso de tiempo prudente, nuevamente insistí que se me ubicara al ciudadano Carlos Ortega, y su asistente comunicó que lo esperara. A lo que les dije: Si yo fuese el ciudadano Carlos Ortega no vendría, así que no es conveniente esperarlo.

Como alternativa, pedí que por favor me facilitaran el número telefónico del ciudadano Carlos Ortega. Acto seguido me comuniqué con su asistente y me informó que nos esperaba en un hotel de Sabana Grande, lo cual informé al General en jefe Lucas Rincón.

Me comuniqué inmediatamente con el ciudadano Carlos Ortega, y le dije que el General en Jefe Lucas Rincón no iría a la reunión, pero que yo iría al hotel. Me contestó: Lo espero, general ¿pero la Fuerza Armada me devolverá los siete muertos que tenemos? Ante esa interrogante le contesté que si eso era así, realmente no tenía respuesta para esa interrogante, por cuanto escapaba de mis posibilidades.

Se dio por concluida la comunicación, e informé al Alto Mando de la referida conversación y el señor Ministro de la Defensa me dijo: no son siete los muertos, es uno solo y es nuestro. A lo que le contesté: Ministro, para mí es un venezolano, no importa el sector que sea. Y le dije: siento vergüenza por tanta negligencia del Alto Mando.

El General en Jefe Lucas Rincón me dijo: Rosendo, no es tiempo de pelea. Entonces los invité a ver las imágenes en la pantalla dividida, en la cual ya se hacía un balance y nos mostraban los muertos y heridos hasta ese momento.

En mi apreciación de conducción me pregunté: ¿Por qué entonces aplicar el Plan Avila, si la marcha pacífica fue saboteada, y por tanto dejó de ser pacífica? ¿Pero por quién fue saboteada? No me corresponde a mí determinarlo. Y en todo casi, si se ordenase el Plan Avila ¿contra quién iría a aplicarlo? Y pensé: esta es una situación sui géneris, que creo sólo ocurre en Venezuela y no sé si habrá pasado en otro lugar del mundo, ya que normalmente en estas acciones son los órganos de seguridad del Estado los que están de un lado, y del otro los manifestantes. Pero esta vez estaríamos en el medio de los dos grupos, agregándole un nuevo elemento que podría ocasionar consecuencias impredecibles. Entonces, ¿contra quién actuar? ¿a quién reprimir?

Entendí, y era extremadamente claro para mí, que todos somos venezolanos. De allí mi firme resolución de no ordenar la ejecución del Plan Soberanía, que en la ciudad de Caracas se denomina Avila.

En un tiempo después me informaron que el ciudadano Presidente de la República deseaba hablar conmigo por teléfono. No atendí ese llamado, por cuanto no entendía cómo el ciudadano Presidente de la República me llamaba si lo estaba viendo en su mensaje por cadena. Luego, en mi comando recibí una llamada del general García Carneiro y me dijo: el Presidente me ordenó el Plan Avila y saqué los tanques. Y le dije: bueno general, asuma su responsabilidad.

El General en Jefe Lucas Rincón y el Alto Mando estaban saliendo a Miraflores y me invitaron a que los acompañara. Abordamos un helicóptero y abordamos en el Palacio de Miraflores. Ya la situación se había calmado y prácticamente disipado. En uno de los pasillos del Palacio se me acercó el Mayor Duque, ayudante del señor Ministro de la Defensa, quien me dijo, sin que yo lo hubiera requerido al respecto, que pensaba que el capitán O’Bryan había oído mal lo expresado por el señor Ministro por teléfono. A lo que contesté que se lo haría saber al capitán.

Como información adicional a este hecho, proporcionada por el capitán O’Bryan Fosi, el día primero de mayo el General en Jefe Lucas Rincón, acompañado del Ministro de la Defensa, el General Belisario, el Mayor Duque, ayudante del señor Ministro de la Defensa y el ciudadano diputado a la Asamblea Nacional y gran defensor de los derechos humanos, Vicepresidente de la Comisión que investiga los acontecimientos ocurridos, Tarek William Saab, llamó al capitán O’Bryan, para hacerle un llamado de atención en referencia a supuestas murmuraciones con respecto a la comunicación entre el Ministro de la Defensa y el alcalde Freddy Bernal durante los sucesos del día 11 de abril. A lo que el capitán reafirmó lo que había escuchado y que estaba dispuesto a declarar eso mismo, siempre y cuando fuese en un tribunal y públicamente.

El Alto Mando, el ciudadano General de División, Hurtado Sucre, Ministro de Infraestructura, el ciudadano General Arévalo Méndez Romero, Vicecanciller de la República y mi persona, nos reunimos con el ciudadano Presidente de la República para intercambiar opiniones sobre lo sucedido. Entre otros aspectos tratados, el Vicealmirante Bernabé Carrero Cubero, solicitó ser relevado del cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto, haciendo alusión a la conversación e instrucciones que escuchó impartir al señor Ministro de la Defensa, en su convocatoria a las personas que asistirían a Miraflores. En esta oportunidad él oyó que bajen con palos y garrotes.

En ese instante se me vino a la mente que lo dicho por el Vicealmirante Carrero Cubero, confirmaba y ratificaba lo dicho por mi ayudante el capitán O’Bryan Fosi. El ciudadano Presidente de la República dijo no tener conocimiento de esa orden impartida por el doctor José Vicente Rangel, quien se molestó por lo dicho por el Vicealmirante Carrero. Tengo entendido que luego el Ministro de la Defensa pidió disculpas al Vicealmirante Carrero Cubero. solicitó ser relevado del cargo de Jefe de Estado Mayor Conjunto, haciendo alusión a la conversación e instrucciones que escuchó impartiera el señor Ministro de la Defensa en su convocatoria a las personas que asistirían a Miraflores.

En esta oportunidad, él oyó "que bajen con palos y garrotes". En ese instante se me vino a la mente que lo dicho por el Vicealmirante Carrero Cubero, confirmaba y ratificaba lo dicho por mi ayudante el Capitán O’Brian Fosi.

El ciudadano Presidente de la República dijo no tener conocimiento de esa orden impartida por el Dr. José Vicente Rangel, quien se molestó por lo dicho por el Vicealmirante Carrero. Tengo entendido que luego el Ministro de la Defensa pidió disculpas al Vicealmirante Carrero Cubero.

En mi participación en esa reunión, solicité al ciudadano Presidente de la República, que me relevara del cargo de Comandante del CUFAN, debido a la vergüenza que sentía por haber dejado que las cosas llegaran a los extremos conocidos, a pesar de mis esfuerzos y que no podía trabajar con un Alto Mando tan lento, que no tomaba decisiones oportunas y que le diera más importancia a atender a unos señores diputados, que a la situación tan grave que se estaba viviendo en aquel momento en el país.

El General Hurtado tomó la palabra y manifestó que mi relevo del cargo, así como el del Vicealmirante Bernabé Carrero, constituiría una baja muy importante en estos momentos y pensaba que debería reflexionar.

Seguidamente el Vicealmirante Carrero Cubero meditó y rectificó su decisión, solicitando fuese relevado una vez que controlara la situación.

El ciudadano Presidente de la República me preguntó si rectificaba y le dije que mantenía mi solicitud.

Seguidamente le dije: "ciudadano Presidente de la República, Dios quiera que no se cumpla lo dicho por el General Francisco Belisario Landis en la reunión del Alto Mando en las primeras horas de la tarde, cuando se asomó la idea de que algunos oficiales tomarían los comandos de sus respectivos componentes y lo que al respecto expresó el General Belisario". Yo en la Guardia Nacional tengo las unidades para enfrentarlo.

Le dije al ciudadano Presidente de la República que por favor, a todo trance e insistí, ciudadano Presidente de la República, evite este hecho, más ahora que al mencionado General le tomaron su comandancia, ¿con qué piensa recuperarlo? Por Dios, que no se maten entre ellos.

Se obtuvo la información sobre el posible contacto y encuentro entre las unidades militares. El Vicealmirante Carrero Cubero se ofreció para ir al Estado Vargas a hablar con el Comandante de la Infantería de Marina, Contralmirante Luis Castillo Omaña y con el General Carlos Alfonso Martínez en El Paraíso.

El ciudadano Presidente de la República le pidió al General Hurtado que hiciera lo mismo con las unidades del Fuerte Tiuna y la Guardia Nacional. El General Hurtado le pidió que me incluyera a mí en esa misión, él aceptó, a lo que me comprometí con el ciudadano Presidente de la República, quien además nos dijo que le lleváramos un mensaje a los generales para que se desistieran de su actitud, que él estaba dispuesto a olvidar el hecho.

Al General Anselmi Espín le indicó que se mantuviera en comando. No recuerdo qué le dijo al Vicealmirante Jorge Sierralta Zavarce y se quedó en Palacio con el Ministro de la Defensa, el General en Jefe Lucas Rincón Romero y con el General Belisario.

Cumpliendo instrucciones del ciudadano Presidente de la República, salí de Miraflores en el vehículo del General Hurtado. Al llegar a la Alcabala 3 del Fuerte Tiuna, el General de División José Félix Ruiz Guzmán, nos informó que todos los comandantes tenían control de las unidades, que estaban cohesionados y no se enfrentarían entre ellos.

Posteriormente nos dirigimos hacia la Comandancia General del Ejército, acompañados por el General Ruiz Guzmán, se le hizo la propuesta que nos indicó el ciudadano Presidente de la República y los generales del Ejército no la aceptaron, al contrario, nos señalaron que lleváramos la siguiente propuesta.

Que se le garantizaba su integridad, la de su familia y la salida al exterior.

Al reunirnos obtuvimos información según la cual, el doctor Pedro Carmona Estanga estaba en la sede del Comando General del Ejército, lo cual corroboré e informé al General Hurtado.

De los otros ciudadanos presentes allí, no conocí a ninguno, a excepción del ciudadano Teniente Coronel Francisco Javier Arias Cárdenas.

Nos dirigimos al Salón Bolívar de la Inspector General de la Fuerza Armada Nacional, allí había un número considerable de oficiales de diferentes grados y en diferente actitud.

El General Hurtado le manifestó el mensaje del ciudadano Presidente de la República y la propuesta que traíamos del Ejército. En este sitio la situación era diferente por la actitud y posiciones de los oficiales y la falta de entendimiento entre ellos. No aceptaban nada y nos dieron una propuesta diferente a los de los generales del Ejército, pero sin ningún consenso.

En esta oportunidad este grupo de oficiales manifestaba que el ciudadano Presidente de la República no podía salir y debía ser juzgado en el país. Le dijimos al Vicealmirante Héctor Ramírez Pérez, que se pusieran de acuerdo y salimos para El Paraíso, por supuesto muy preocupados.

En la sede de la Comandancia General de la Guardia Nacional, fuimos recibidos por el General de División Alfonso Martino, quien nos dijo que sus generales no se enfrentarían, que se había trasladado al CORE 5 y también lo controlaba. Allí encontramos al Vicealmirante Carrero Cubero, quien realizaba también las acciones encomendadas por el ciudadano Presidente de la República.

Regresamos al Palacio de Miraflores a dar cumplimiento de orden y allí se encontraba el ciudadano William Lara, Presidente de la Asamblea Nacional. El General Hurtado le informó al Presidente la primera de las propuestas, toda vez que la segunda no correspondía a un acuerdo entre los oficiales. El ciudadano Presidente de la República aceptó con el convencimiento que con ello evitaría un mayor derramamiento de sangre en el pueblo venezolano.

Informé al General Vásquez Velasco sobre la decisión del ciudadano Presidente de la República y ofreció realizar todas las gestiones para su salida. Ante la tardanza del General Vásquez Velasco en darle respuesta a su planteamiento, el ciudadano Presidente de la República alertaba que no deseaba que al amanecer estuviera en Miraflores, por las consecuencias que esto traería, pasado un tiempo.

El General Fuenmayor León me llamó por teléfono y me informó que se encontraba en Televen con Monseñor Baltazar Porras, el General Medina Gómez y el General Néstor González González y que esperaban al señor Presidente en esas instalaciones para la firma de su renuncia. Le informé que esa propuesta no había sido planteada y que cambiaba la propuesta inicial. Me indicó que esa era la decisión y que enviaría por fax el documento.

Le dije al General Fuenmayor que le informaría al señor Presidente, quien me contestó que para él esos oficiales no eran de su confianza ni le garantizaban nada, minutos después se comunicaron con el General Hurtado Sucre y éste le dio el número de fax de Miraflores. Recibió la propuesta e hizo entrega de la misma al ciudadano Presidente de la República, desconozco la redacción de la propuesta por cuanto que por respeto a que era una comunicación personal, no consideré prudente leerla.

Luego llegaron el General Rafael Damiani Bustillos, el General Luis Camacho Cairú y el General Juvenal Barraez Herrera, con el original del documento recibido anteriormente. La propuesta no fue aceptada por el ciudadano Presidente de la República y los dos primeros de los generales nombrados, regresaron a la Comandancia General del Ejército.

Ante la negativa del ciudadano Presidente de la República y la decisión de los generales de no ceder, el ciudadano General Hurtado y yo, recibimos varias llamadas del General Romel Fuenmayor León, diciendo que si no había decisión urgente, los comandantes de unidades arremeterían contra Miraflores y sería bombardeada por la Aviación. Varias veces el Ministro de Infraestructura solicitó prórroga para la toma de la determinación del ciudadano Presidente de la República.

Posteriormente recibí llamada del General Enrique Medina Gómez, amenazando con enviar los batallones Ayala y Bolívar contra el Palacio de Miraflores, de ello informé al ciudadano Presidente de la República, quien luego de meditar, tomó su determinación y accedió a dirigirse al Fuerte Tiuna.

El Ministro de la Defensa le recomendó que no firmara la renuncia por cuanto se trataba de un golpe de Estado, el Ministro de Relaciones Interiores y Justicia tomó el documento y lo entregó al Mayor Suárez Chourio, el ciudadano Presidente de la República solicitó que el General Hurtado Sucre, el General José Aquiles Vietri Vietri y yo, lo acompañáramos hasta donde se encontraba Monseñor Baltazar Porras en la Comandancia General del Ejército, y así lo hicimos, hecho notorio comunicacional.

Al llegar al Fuerte Tiuna nos trasladamos a la sala de reunión del Jefe del Estado Mayor del Ejército, allí los oficiales generales y oficiales de otros grados estaban esperando. El General Fuenmayor se dirigió al Presidente de la República en presencia de Monseñor Baltazar Porras y el Monseñor Azuaje quienes se encontraban ocupando la misma mesa, allí colocó la carpeta con el decreto y le manifiestó que debería manifestar su renuncia y sería juzgado en el país, a lo cual el ciudadano Presidente de la República le indicó que el no firmaría porque era un golpe de Estado e hizo algunas recomendaciones y sugerencias sobre lo que podría ocurrir.

Ante esa situación un grupo de generales se dirigieron a otro sitio que desconozco y regresaron con el General Vásquez Velasco quien le indicó al señor Presidente que había decidido dejarlo bajo su protección, el ciudadano Presidente de la República les volvió a recordar que esto era un golpe de Estado y que prefería ser un Presidente detenido que un exPresidente renunciado y preso.

Expresó varias ideas nuevamente recordando lo que podría venir, fue interrumpido por un oficial quien le dijo que no era tiempo de discusión y que tenían que darle una respuesta inmediata al pueblo venezolano para evitar un mal mayor, el ciudadano Presidente de la República le respondió que era un Presidente detenido.

Antes los hechos ocurridos el día 12 de abril del 2002 relacionado con el decreto leído en el acto de juramentación del doctor Pedro Carmona, en horas de la mañana del día sábado 13 de abril del 2002 llamé a un comandante de unidad para preguntarle ¿Qué opinaban sobre el acto del doctor Pedro Carmona?.

Me dijo que lo rechazaban, además que ante la decisión observada la noche del 11 de abril del 2002 donde habían tantas órdenes como generales presentes pregunté ¿a quién reconocían ellos como comandante?. Y me informó que al General Efraín Vásquez Velasco por ser su comandante natural.

Para fortalecer mi apreciación de la situación en cuanto a lo legal consulté a varios abogados amigos versados en la materia, sobre la legitimidad del decreto, quienes me recomendaron que era una grosera violación a la Constitución y al Estado de Derecho, así mismo acudieron a mí consulta oficiales generales de distintos componentes para conocer mi opinión al respecto.

Luego de atenderlos me dirigí a la Comandancia General del Ejército e ingresé en compañía del General Gerardo Colmenares Gómez, por una puerta posterior que da acceso que da a la Junta Permanente de Evaluación. Solicité al General Colmenares que subiera al quinto piso a informarle al General Vásquez que requería reunirme con él. Le sugerí al General Vásquez un pronunciamiento contra el decreto del doctor Pedro Carmona, y sí lo hacía yo lo apoyaba, esto ocurrió en la habitación del General Gerardo Colmenares Gómez.

El General Vásquez se reunió en el Batallón Ayala con los comandantes de unidades y los generales para discutir el documento que fijaba la posición del Ejército en contra del decreto antes referido. El General Jorge García Carneiro presente en esa reunión corrigió algunas cosas y pasado un tiempo el General Efraín Vásquez Velasco me pidió que lo acompañara en su pronunciamiento para la restitución del hilo constitucional.

Ante esa situación acepte acompañarlo y asistí a la transmisión, en el vídeo se observa que durante la lectura que hace el General Vásquez yo escribí sobre un papel que entregué al General José Félix Ruiz Guzmán quien luego me lo regresó y por último se lo entregué al General Vásquez Velasco para que lo leyera seguido al comunicado.

En ese papel escrito por mí solicitaba que se restituyese el Tribunal Supremo de Justicia, la Fiscalía y la Contraloría General de la República que faltaban en ese pronunciamiento, a partir de ese momento todas mis acciones estuvieron dirigidas a la restitución del hilo constitucional.

Señor Presidente, esto forma parte de mi relato que entiendo que por factor tiempo tuve que resumir bastante y creo que podré en el período de preguntas contestar algunas de las interrogantes o algunos de los aspectos que los señores diputados deseen formular.

Presidente: Punto previo del diputado Tarek William.

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