Palabras del Embajador de los Estados Unidos
ante el Club de Roma
23 de abril de 2003

Gracias por invitarme esta noche para el lanzamiento del libro intitulado Venezuela Repeticiones y Rupturas: La Reconquista de la Convivencia Democrática. Este libro es una excelente antología de ensayos que describen y analizan la historia e instituciones democráticas de Venezuela. Es un gran honor compartir con ponentes como María Ramírez Ribes, el Padre Luis Ugalde y el Diputado Calixto Ortega.

Este evento nos brinda la oportunidad de reflexionar sobre lo que se necesita para lograr una convivencia democrática en Venezuela a menos de dos semanas de que el Gobierno de Venezuela y la Coordinadora Democrática alcanzaran un preacuerdo sobre una salida pacífica, democrática, constitucional y electoral a la crisis política del país.

El acuerdo del 11 de abril sobre el referendo revocatorio es un significativo paso adelante para Venezuela. El logro de un acuerdo en la Mesa de Negociación y Acuerdos es una gran victoria para los negociadores, quienes trabajaron incansablemente durante seis meses, y para las personas y organizaciones que representan. Es también una victoria para los miembros del Grupo Tripartito – la OEA, el Centro Carter y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo – que trabajaron conjuntamente con los representantes del Gobierno Venezolano y de la Coordinadora Democrática durante el año que ha pasado a fin de coordinar y facilitar este importante proceso de diálogo. Hace un año, la idea de un diálogo entre el gobierno y la oposición y un acuerdo político negociado era casi inimaginable. Sin embargo, ahora, un año después, lo inimaginable para el pueblo venezolano se ha hecho realidad.

Hoy, tenemos un preacuerdo entre el gobierno y la oposición para sembrar las semillas de la convivencia, para fortalecer la democracia en Venezuela, para promover la reconciliación nacional y para rechazar todo tipo de violencia. Con este preacuerdo los negociadores han acordado instrumentar un programa para el desarme y para apoyar el trabajo de un Comisión de la Verdad luego de que la Asamblea Nacional la conforme. Han acordado dar los primeros pasos hacia la creación de un ambiente político positivo en el cual se puedan celebrar elecciones libres, imparciales y limpias. Más importante aún, las dos partes han acordado permitir la realización de un referendo revocatorio, una opción electoral contemplada en el artículo 72 de la Constitución venezolana, si tal es la voluntad del pueblo venezolano. Además, ambas partes han acordado respetar las decisiones, los lapsos de tiempo, las normas y reglamentos del Consejo Nacional Electoral y del Tribunal Supremo de Justicia con respecto al referendo revocatorio. Han acordado no obstaculizar ni retrasar indebidamente el proceso. Vale también notar que el gobierno ha acordado proporcionar los recursos necesarios para realizar esta opción electoral en concordancia con las leyes venezolanas y el Grupo Tripartito ha acordado proporcionar el apoyo electoral necesario, incluyendo asistencia técnica y de recursos.

Los Estados Unidos, como parte del Grupo de Amigos que apoya las negociaciones coordinadas por la OEA, saluda este acuerdo y felicita al Gobierno de Venezuela y a la Coordinadora Democrática por su trabajo. También felicitamos al Secretario General de la OEA, César Gaviria, a su personal, al Centro Carter y a los representantes del PNUD que facilitaron el diálogo. Creemos que este acuerdo es un paso significativo y positivo hacia la resolución de la crisis política que ha trastornado al país durante el año pasado. La Resolución 833 del Consejo Permanente de la OEA comprometió a los gobiernos de este hemisferio a apoyar las negociaciones hacia una salida pacífica, democrática, constitucional y electoral a la crisis en Venezuela. La comunidad internacional, incluyendo los Estados Unidos, está presta a cooperar con el acuerdo electoral alcanzado en la Mesa y ayudar a crear las condiciones para que prospere una convivencia democrática en Venezuela.

Se deben abordar dos temas importantes inmediatamente. Primero que todo, ambas partes deben tomar acciones para que el “preacuerdo” se convierta en un acuerdo definitivo. Como observador externo, no creo estar malinterpretando la opinión venezolana al afirmar que el pueblo venezolano anhela encarrilar de nuevo al país. Este “preacuerdo” proporciona el procedimiento para que las pasiones y la polarización de las que todos somos testigos se canalicen de manera positiva. Comprendo la precaución porque es mucho lo que está en juego, pero ha llegado el momento de avanzar. No debemos dejar que el deseo por lograr un texto perfecto obstaculice el alcance de un acuerdo después de arduas negociaciones que han llevado meses. Hay un dicho en ingles: No dejen que lo perfecto sea el enemigo de lo bueno,

Por supuesto, es sumamente importante que la Asamblea Nacional llegue a un acuerdo sobre la selección de los 15 miembros del nuevo Consejo Nacional Electoral. El acuerdo del 11 de abril se fundamenta en un Consejo que funcione bien y que tenga plenos poderes para tomar las decisiones que legalmente le competen. Sin un Consejo que pueda tomar decisiones, el acuerdo es tan sólo una hoja de papel.

Una vez que se adopte el acuerdo y el Consejo esté conformado, el Gobierno de Venezuela, los partidos políticos y las organizaciones no gubernamentales deben centrar su atención en la instrumentación. Se requerirá que el gobierno, los partidos políticos y las organizaciones no gubernamentales pongan los intereses nacionales por encima de los intereses partidistas. Los venezolanos deben superar la refriega política para hacer realidad el proceso electoral que desea el pueblo venezolano. La instrumentación del acuerdo va a ser complicada y, sin duda, habrá trabas o desviaciones en el camino. Seamos claros, un acuerdo en sí mismo no significa que se realizará el referéndum automáticamente. Un acuerdo como éste sólo proporciona la oportunidad de realizar un referéndum si sus promotores cumplen con los requisitos legales.

Me gustaría hacer énfasis en que la esencia del acuerdo es que compromete al gobierno y a los partidos que lo apoyan y a la oposición y a las fuerzas aliadas con ellas a cumplir con las leyes venezolanas. Esto es una indicación de la polarización que existe en la política venezolana ya que la oposición no confía en que el gobierno cumpla con una Constitución, la cual los mismos fieles al gobierno redactaron y consideran inviolable. Por su parte el Gobierno no cree que la oposición acate los resultados de una elección en caso de perderla y le preocupa que la oposición tome venganza contra quienes están ahora en el gobierno en caso de ganar las elecciones. Imaginen: el acuerdo compromete a ambas partes a cumplir con la ley.

El acuerdo resalta obligaciones fundamentales de responsabilidad del gobierno. El Gobierno debe cumplir sus obligaciones con la ciudadanía de proporcionar un ambiente político seguro y confiable. Si es la voluntad del pueblo convocar un referéndum revocatorio, el gobierno también tiene que cumplir con sus obligaciones de proporcionar los recursos y las medidas de seguridad necesarias para que se realicen la consulta popular. En este proceso democrático, tal como se espera en todas elecciones libre, el Gobierno debe asegurar que los ciudadanos puedan expresar sus opiniones libre y pacíficamente en las calles, en las urnas y en la prensa sin temer de ser perseguidos, o amenazados por la violencia. La detonación de un artefacto explosivo en el edificio Caracas Teleport –la sede de las conversaciones coordinadas por la OEA- el 12 de abril es un ejemplo de tales intentos por intimidar al pueblo venezolano. Reiterando la importancia de gozar condiciones propicias para la convivencia democrática, hago un llamado a las autoridades competentes a realizar una investigación exhaustiva y enjuiciar a los perpetradores de esta explosión vil y carente de todo sentido.

La oposición por su parte debe enfocar sus esfuerzos en garantizar que las voces de sus seguidores sean oídas y en canalizar su energía hacia las elecciones. La responsabilidad de activar el referéndum recae directamente sobre la oposición. No esperen que el gobierno revoque su propio mandato. Le incumbe a la oposición seguir los procedimientos contemplados en las leyes venezolanas y estipulados por el Consejo Nacional Electoral e interpretados por el Tribunal Supremo de Justicia. La oposición dice que quiere un cambio pacifico y democrático. Es bueno el momento para demostrar al mundo que tienen fe en sus convicciones.

Aún más importante, la oposición también tiene la obligación de presentarle una alternativa viable al pueblo de Venezuela. Los partidos políticos y ONGs que conforman la Coordinadora Democrática deben desarrollar una clara síntesis política que informe a los venezolanos lo que ellos harán para abordar los temas de la pobreza, la salud, la educación, el desempleo y la inseguridad. No basta con simplemente oponerse al sistema que existe actualmente; la oposición necesita proyectar una visión de lo que esperan ofrecer al país.

En estos últimos días, he conversado con partidarios del gobierno que están convencidos de que el Gobierno ganará cualquier intento de revocar el mandato del Presidente y que en caso de haber elecciones presidenciales o generales, el Gobierno las ganaría también. Entre líderes de la oposición también he encontrado personas que están completamente convencidos de que la oposición ganará un referéndum revocatorio y cualquier elección subsiguiente. Ambos no pueden estar en lo correcto. La belleza de la democracia radica en que pone ambos proyectos a prueba, y permite que los electores, el pueblo, decida.

Lo que está en juego es su país. En la arena política compiten dos visiones de lo que Venezuela puede ser en el futuro. La democracia es un proceso difícil que requiere de mucho trabajo por parte de los ciudadanos si ésta va a servir para convertir la incipiente voluntad del pueblo en políticas y programas. La democracia no prospera a fuerza de atajos o soluciones rápidas o mágicas. La democracia tampoco prospera solamente guardando los intereses de la mayoría, sino también respetando y protegiendo los intereses de los grupos minoritarios. La democracia –la voz del pueblo- requiere de partidos libres, de instituciones libres, del logro de consensos y de tolerancia. En pocas palabras, Venezuela debe reconquistar la convivencia democrática.

Exhorto al gobierno venezolano y a la oposición política a encarar los desafíos que tienen ante sí. A los comentaristas venezolanos les gusta repetir la advertencia que hiciera Jimmy Carter al referirse a un proceso “sin trucos”. Mi consejo a los venezolanos es que no pierdan de vista la pelota. Es mucho lo que está en juego. Los riesgos son enormes. Sin trucos. Sin atajos. No pierdan de vista la pelota.

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