Los paraguas del Cervantes y Don Quijote:   
 

Jamás sabremos qué hizo que el Colegio Cervantes se convirtiera en el epicentro de la atención durante los reparos.

No era el centro con mayor número de firmas.

Tampoco es emblema de la revolución ni  baluarte de la oposición.

Dejando volar la imaginación, se me ocurre que quizás el hecho de  llamarse “Cervantes”  agitó una  suerte de espíritu caballeresco tal como ha sido este proceso. Para ambos lados. Los personajes de la obra maestra estuvieron allí: quijotes y sanchos. Molinos. Dulcineas y armaduras. Y tal como sucedió con la obra “El Hidalgo Caballero Don Quijote de la Mancha”, el colegio como  la parodia, sin pretenderlo,  se convirtió en pieza de valor universal.
 

Bernal y sus Molinos de Viento:

Bernal apareció el día  29 en el Cervantes  con su séquito agitando dos documentos, ambos comunicaciones del CNE. En la acera, dictaba cátedra al público y a sus agentes de reparo oficialistas, sobre el contenido de ambos. Lo observaba discreta hasta que lo escuché decir que uno de esos documentos, había sido derogado y por lo tanto el válido era el otro que agitaba al aire.

Di un respingo  pues nuestra tarea del día consistía en ir a los centros explicando el alcance y entregando la comunicación # 792 a nuestros agentes pues ésta, precisamente, versaba sobre el tema de la verificación de cédulas causante de la operación morrocoy que martirizaba a los firmantes desde el día previo. Me acerqué y lo escuché decir en tono mitinesco:

-Este es el documento válido porque este otro ha sido derogado.

Y añadía

-...porque nos quieren hacer trampa y aquí está la prueba-decía blandiendo los papeles.

 

Dos cosas se me juntaron: sorpresa y miedo. Ambos me impulsaron a la acción como resorte. Si lo que decía el alcalde era cierto, nuestros agentes estaban trabajando con información equivocada y nuestra labor consistía precisamente en tenerlos al tanto de cada nuevo comunicado para que sus tareas fueran impecables.

-Disculpe Alcalde ¿me permite ver el documento derogado? dije colándome a la fuerza entre empellones de la multitud y los agentes oficialistas que recibían instrucciones.

En un tris el séquito que lo acompañaba se apretó a mi alrededor... y sí… las rodillas me temblaron, pero el espíritu no. Aquello debía ser resuelto y no había otro camino ni otro momento. La cosa era allí y ya.

Bernal es mas alto de lo que creía y nos miramos en línea recta. Quedamos muy cerca.  

Ante mi mano extendida para ver el documento “supuestamente derogado” tuvo un segundo de duda que le disipé sin darle tiempo a preguntar, mostrándole mi credencial como Unidad de Apoyo Legal de la CD. Efectivamente, el documento que él mostraba como derogado, era el mismo que desde primeras horas de la mañana se estaba llevando en físico a todos los centros a nivel nacional. El estómago me dio un vuelco. Su otra mano sostenía aun en el aire, el “nuevo”. La gente se apretó mas.

-Permítame ver el otro, le dije.

-Este es el válido -me dijo sin dármelo y añadió hablando mas para la galería que para mi- vine a “alertar” (me sorprendió la palabra) a este centro para evitar que se cometa fraude con las cédulas.

-Déjeme verlo, insistí amable.

Se produjo un sutil escarceo pero la situación era tan pública que no podía negármelo sin ponerse en evidencia. Cuando logré tener el documento, repasé rápidamente su contenido entre empujones y sintiendo varios alientos en la nuca. Llegué al punto que me interesaba: ¡la fecha!.

Al verla dejaron de temblarme las rodillas y dejaron de incomodarme los jadeos en la nuca, los empujones y los apretones… Alguien estaba en problemas… y no era yo.

 

Antes de continuar es preciso que sepan algo de lo que pasaba puertas adentro.

A la tensión natural del proceso se sumaba la presión extra que en ese centro padecieron nuestros agentes de reparo. La presión adicional tuvo nombre: Bustillos, el agente de reparo por el gobierno cuya presencia tenía un matiz escabroso: se trata del coordinador de los círculos bolivarianos de El Recreo. En plan guapo hacía alarde de ello y para que no quedara duda, los llamaba varias veces al día… las mismas que los círculos aparecían. Para nuestros agentes fue una guerra de nervios que duró los 5 días completos. 

Y la ganaron.

Los reparantes tampoco escaparon de los “intentos” -siempre fracasados- del amedrentamiento orquestado por  Bustillos quien puso mucho empeño en la operación morrocoy. Con cédula en mano a los reparantes les decían escrutándolos.

- Quítese los lentes… humm... Verificaban. Volvían a mirar.

- Aquí tiene el pelo corto, recójaselo para ver si es la misma.

- ¿Cuál me dijo que es su cédula? ¿y cual es que es su segundo nombre?

- En esta foto tiene lentes. ¿Dónde están?

- Aquí pone Erika con “k” y en esta cédula aparece con “c”…

- Aquí dice que ud. es divorciado (ops!).

Tal vez el epítome de la actuación de los oficialistas a su cargo fue la utilización de una lupa para ver la cédula. No es un decir. Fue literal. A todas las variaciones que se les ocurran pueden añadirle varias mas y aun se quedarán cortos.

 

Puertas afuera, Bernal como les decía, finalmente me dio el documento. Entre empujones, sudores y bandos expectantes ante el inesperado careo entre el alcalde y yo, en mi manos obraba la prueba del engaño público del Alcalde: la fecha del pretendido “nuevo” reglamento era 18 de Mayo y la resolución 792 está fechada 27 de Mayo.

El alcalde estaba mintiendo y cometió el error de tener los dos documentos a un tiempo para delatarse.

¿Saben? Es terrible pillar a alguien en una mentira flagrante. Uno siente bochorno ajeno. ¿Qué decirle? ¿cómo hacerlo? Tenía dos segundos para resolver el dilema.

-Alcalde- le dije suave- fíjese, tal vez no se dio Ud. cuenta, pero este documento es del día 18 ¿lo ve? -mientras le mostraba su propio documento- y usted está diciendo que éste deroga el del día 27. Sabemos que eso no es posible ¿verdad?

Pillado en falta y reaccionando rápido me ripostó.

- Carrasquero lo dijo esta mañana.

- Disculpe Alcalde, pero como ve, mi carnet dice Unidad de Apoyo Legal, esa es mi tarea. Carrasquero no ha dicho nada sobre esto… y ud. lo sabe.

Ambos disparamos sonrisas. El montaje se quebraba sin remedio.

- Carrasquero habló esta mañana, insistió.

- Ah… eso no se lo niego,  –y volví a mostrarle su propio documento- pero  Carrasquero no habló de ninguna derogación de este reglamento, del  792. Y  el asunto de las fechas está clarísimo. Vea, le volví a mostrar el acusador documento.

Nos  miramos, nos miraban. Algo hay en tener la Verdad en la mano -literal- que da fortaleza para discutir sin alterarse. Continué.

- Usted y yo sabemos, y lo sabe cualquiera aquí -en un gesto incluí a sus seguidores- que un documento del día 18 no puede de ninguna manera “derogar” un documento del día 27. ¿o si?

Mas misiles de sonrisas

A su auxilio acudió el agente de reparo oficialista que me increpó para distraer del escabroso asunto de las fechas.

- ¡Es que se están cometiendo muchos fraudes con la cédula!. Usted lo tiene que entender.

 Creo que esperaba que se lo discutiera y tuve que desilusionarlo.

- Tiene usted toda la razón. Pero eso no se hace diciendo que derogaron un documento que está vigente. Al que esté cometiendo fraude, yo y todos los que estamos pidiendo el revocatorio, queremos que se le aplique la Justicia por todo el cañón. Y añadí girándome de nuevo a Bernal.

- Alcalde, supongo que usted quiere lo mismo. Porque desde la semana pasada en el proceso oficialista esto se ha venido denunciando. ¿verdad alcalde?

Bernal me miró.
- Hay muchos tramposos, insistió el agente. Vano intento.

- Así es, le contesté, y a esos los queremos presos. A toditos. Nosotros queremos que este sea un proceso ciudadano limpio, respetando a todos y apegadito a la ley. ¿lo quiere usted?... Sobrevino  una pausa cargada de significados. Añadí: Suena a trampita decir que derogaron un reglamento cuando no es así .

Y de nuevo hacia Bernal

- ¿Qué me dice alcalde? ¿comparte eso conmigo?.

Demasiado claro quedó el asunto y demasiado mal salió el montaje. Había que dispersar el entuerto antes que los medios bajaran a registrar nuestra conversación que duró apenas unos minutos. Alguien “rescató” a Bernal del apretado grupo y se lo llevó entre motos y patrullas y para cuando me vine a dar cuenta, un señor enfluxado me halaba y llevaba aparte al tiempo que tomándome por los hombros me decía como quien sabe de lo que habla.

- Déjelo estar. Esto ya está claro.

Lo miré sorprendida y en su credencial leí: Internacional Socialista- Observador. Así conocí a Rolando Araya. Cuando cosas así le pasan a uno, no puede uno menos que mirar al cielo y hacer un guiño de agradecimiento. Este significativo episodio tuvo un testigo de excepción.

Y mientras conversábamos y le explicaba en detalle lo apenas sucedido, llegaron por enésima vez unas 10 motos de los círculos. Tapándose la cara con la franela, uno de los parrilleros levantó las manos: en una clickeaba un yesquero y en la otra un bin laden.  Daban vueltas en círculos rugientes  para generar mayor efecto.

Con Bernal desaparecieron los  oficialistas y allí quedamos vecinos, firmantes… y observadores internacionales. 

La explosión nos hizo saltar. Pero nadie corrió. Araya saltó con todos. Tampoco corrió. Esa fue la guinda del episodio. Por única vez en mi vida me alegré del susto de alguien.

 

Dulcinea dirige las cacerolas

Una señora vestida de blanco, que se movía muy a sus anchas, me llamó la atención.

No bien aparecían los motorizados, a una señal suya, los balcones de la Av. Andrés Bello se convertían en orquesta aérea. Cacerolas, pitos y banderas agitaban ventanas y superaban con su estruendo el de las motos y los bin laden. Las disminuidas caravanas chavistas lideradas por el calvito y la gordita se paraban en la acera del frente amparados por una servicial escolta militar (¿) y el ruido sobre sus cabezas era mas que ruido. Sobre ellos -y la imagen es casi poética- los ciudadanos ocupaban las alturas y la violencia quedaba en el piso. Y es que sobre sus cabezas había algo mas grande que su violencia y sus amenazas: un vecindario solidario.

Dulcinea sonreía deliciosa mientras me decía ¿asustarnos nosotros? ¡que va mijita… miedo el que nos tienen ellos viéndonos desde abajo!

 

Y no faltaron las armaduras, es decir,   robocops:

Aparecieron el 30 en despliegue inusitado y tomaron el centro. Todos nos alarmamos. Los medios se apresuraron a cubrir su llegada. Mascaras y bombas lacrimógenas a la vista, armamento. Y esa armadura verde y plástica que resta humanidad a sus movimientos y los hace ver robóticos. Envié un mensaje muy simple a los coordinadores: ¿pasa algo que debamos saber?

La respuesta: ruido.

El “ruido” llegó pronto: pocos metros mas abajo, la cueva del Guacharo en la sede de COPEI Las Palmas, sufría un allanamiento. Patético “pica y juye” precedido por dos ataques de los círculos.

La batalla real se dio  en el Paraíso. Ruido. Ruido sin nueces.

Como los muertos redivivos que exhibían su buena salud. Los notarios de Zamora actuando en el Recreo, Liliana exponiendo otro burdo montaje… Ruido, ruido, ruido.

¿Y los reparantes? :  Si los vecinos fueron extraordinarios, los observadores internacionales oportunos y los agentes aguerridos, de los reparantes sólo resta decir que fueron heroicos.

Hasta 5 horas bajo el sol, la lluvia, los círculos, los bin laden y la operación morrocoy.

Sobre las 5 de la tarde del último día y bajo un torrencial aguacero vimos la cola de reparantes en colorido despliegue de paraguas multicolores. Resultaba llamativo. La explicación resultó aun mejor.

Me cuenta la agente que un anónimo benefactor se presentó en el centro con un cargamento de paraguas. Nadie sabe quien es. Llegó, dejó a los reparantes los paraguas… y se fue. Los reparantes no bien les tocaba entrar, pasaban al paraguas al siguiente en la fila… y así firmaron todos.

 

Termino esta cervantina crónica a pocas horas de saber que el reparo logró su objetivo. ¡Habemus referendum!.

El Cervantes resultó en emblema de lo que quiere el país y a lo que se opone, la foto que nos retrató de cuerpo entero. Allí se vió  el fracaso de la violencia y la disminuida amenaza roja. La pérdida de convocatoria del régimen. La mentira grotesca y el impúdico engaño oficialista. La experimentación directa  de los internacionales de esa Verdad que gritábamos y recién ahora, viviéndola, entendieron .

En la brocha quedaron guindando los derrotistas, los radicales de ambos lados, los incapaces de hacer equipo, los mezquinos que niegan a otros su méritos rumiando  oledades desesperanzadoras.

Pero ¡sin duda alguna! el mejor ángulo de la foto es el que muestra que llegamos hasta aquí gracias al concurso de todos. Todos. Cada uno haciendo su tarea.

Ciudadanos decididos, vecinos solidarios, agentes aguerridos, grupos de apoyo diligentes, observancia internacional… y gente, mucha gente, gente como el señor de los paraguas que dio aquello que tenía y lo puso al servicio de la causa común. No sobró nada. ¡¡¡Todos hicieron falta!!!

Ahora ya dimos con la receta del éxito y  llevaremos a feliz término la empresa ciudadana.

Ya ven... Venezuela, como Cervantes,  está escribiendo una pieza de valor universal.

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