Gracias, Presidente Chávez
Gracias, Ministro Istúriz.

Ginette Gonzalez

Ahora sí me despejaron cualquier duda: La Cuarta República era mil veces mejor.
Imagínense entonces, si aquello era mejor, cuán mala entonces es esta "Revolución" suya.

En la Cuarta República se construyó un lugar de avanzada llamado Museo de los Niños. Allí, entre otras cosas, se enseña a comprender el funcionamiento de los medios de comunicación social. Con respeto e  imaginación, se da una caricia a su intelecto, para inspirar, divertir y estimular sus sueños y mostrarles el oficio de un periodista adulto, una profesión digna y respetable.

En la Cuarta República, los maestros enseñaban a los niños a valorar el periódico como fuente de información y cultura: se les estimulaba a leer y recortar la prensa, a comentarla, a construir con orgullo una "hemeroteca". En esta Revolución de tercera, se les insta a botar los periódicos a la basura. ¡Qué gran Revolución, Chávez-Istúriz!

En la Cuarta República, y en la Quinta a pesar de ustedes, medios impresos que sí quieren al país han ofrecido productos editoriales excelentes como complemento de su periódico: enciclopedias, libros, CDs y CD-ROMs  de alta calidad. Es decir, han hecho más por la educación que ustedes durante su inútil gobierno.

Hoy los niños son tan despiertos e informados que no necesitan payasos, cansados y aburridos, Chávez e Istúriz. Pero tampoco es inyección de ideología lo que requieren: es ciudadanía, mucha conciencia ciudadana para ser exigentes en democracia y ¡jamás! elegir charlatanes como Presidente.

No tengo, Chávez e Istúriz, la edad de ustedes. Tengo 34 años y por lo tanto ansío con deseperación un verdadero cambio para mi país, que me permita respirar en un clima de construcción, progreso, respeto, seguridad, modernidad, oportunidades, sana competencia y sana competitividad, valores que ustedes y su gobierno definitivamente no representan.

No me dirán ahora que soy oligarca, o cúpula podrida, o militante clientelar de no-sé-qué partido.

Sencillamente, Chávez e Is túriz, tengo muy claro cuál ha sido el problema de Venezuela, y tengo claro que puede ser un buen país y no serán ustedes quienes me quiten la esperanza de hacer mi vida en él.

Nunca creí en lo que usted ofrecía, Chávez, y por eso no le dí mi voto. Hoy reafirmo que tuve razón y le digo lo siguiente: Si ese tan pequeño, procaz y resentido discurso en el patio de una escuela es todo lo que usted tiene para ofrecer, váyase. Váyase y no regrese más. Sepa que con los niños no se mete nadie: el territorio de un niño es sagrado y sólo se nos permite entrar para aprender de ellos. Tenga un gesto, uno sólo, de humildad y váyase. Llévese lejos su infinito odio, su infeliz inmadurez, su telaraña de recelos ante el éxito, su patética ignorancia de cómo somos, de cómo es el mundo y su increíblemente baja autoestima que lo impulsa a segregar y escupir basura ¡sí, basura! frente a un auditorio infantil. ¿Es eso todo lo que usted tiene para dar?
Qué pena, Chávez. Qué vergüenza, Istúriz. Vayanse, váyanse los dos y déjenos  reconstruir a Venezuela en paz.

Ginette González

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