Protesta por la Ausencia de Mujeres en el Equipo de la Oposición en la Mesa de Negociación

Evangelina García Prince

Me permito llamar su valiosa atención, en su carácter de representantes de las numerosas organizaciones que han manifestado en forma concreta y sostenida su total compromiso con el rescate de las libertades y derechos democráticos,  en esta  Venezuela asolada por el régimen autoritario de Hugo Chávez, acerca de la insólita decisión que han tomado en el organismo que agrupa a las fuerzas democráticas, de excluir a las mujeres democráticas, no sólo de la representación ante la Mesa de Negociación con el Gobierno, sino, incluso, del grupo de Asesores del equipo negociador en esa Mesa.

 

En los meses transcurridos desde el paro del 10 de diciembre, las mujeres hemos sido factor de triunfo de las luchas democráticas contra Chávez. No sólo hemos demostrado nuestra eficiencia en las movilizaciones y en las iniciativas de calle, donde nadie puede negar el carácter absolutamente sustantivo de nuestra participación, como se ha reconocido en numerosas oportunidades en la Coordinadora Democrática.

 

Han sido mujeres, brillantes periodistas y comunicadoras sociales, quienes han tomado sobre sus hombros la responsabilidad de las denuncias más duras contra los vicios del actual régimen, asunto que les ha ganado, aparte del reconocimiento y respeto de la ciudadanía democrática, la puesta en peligro de sus vidas. Igualmente, han sido muchas las mujeres que han dedicado su talento, su voluntad y su entrega al análisis calificado y la denuncia de los episodios que el autoritarismo ha protagonizado en su intento de destruir el Estado de Derecho a través de la manipulación de la Constitución. Han sido muchas las mujeres que han recibido el castigo de la brutalidad machista verbal y física de los agentes civiles y militares del régimen,  hasta situaciones de auténtico oprobio, por su actitud en defensa de las luchas que ustedes lideran. Muchas mujeres hemos participado, como ustedes a tiempo completo, en foros, discusiones, trabajos técnicos, comisiones, negociaciones, entrevistas, preparando documentos sustantivos de alto nivel, desarrollando análisis estratégicos y tareas similares. Y en fin son millones las mujeres venezolanas que se manifiestan con su indetenible actitud de protesta haciéndose presente en marchas, concentraciones y cacerolazos. Sin nosotras la acción contra Chávez sería absolutamente nula.

 

Venezuela esta llena de mujeres valiosísimas con diferentes experticia, profesiones o experiencias, que la Coordinadora conoce perfectamente porque están incluso en sus filas o cerca de ellas, que harían un estupendo papel como negociadoras o como Asesoras en esa Mesa, aparte de que el lugar nos lo hemos ganado a pulso y con esfuerzo.

 

Es inexplicable el hecho de que ni siquiera para el grupo Asesor, se haya tenido la consideración de reconocer los talentos de muchas mujeres que en la Coordinadora han acompañado permanentemente, con talento indiscutible, la tarea de rescate de la democracia, que es objetivo del común de las y los venezolanos.

 

No puedo menos que elevar mi voz de protesta por esta incalificable exclusión y llamar a la reflexión a quienes tienen poder para corregir este descomunal entuerto antidemocrático, para que se sirvan incorporar a las mujeres en el grupo de asesores, y en el futuro, en todas las instancias que requieran de los sobrados talentos y habilidades que hemos alcanzado las mujeres venezolanas.

 

Les pido no incorporar a una mujer frente a las decenas de brillantes varones que constituyen ese grupo, sino una representación digna de quienes a su lado han estado con la misma mística y compromiso que ustedes.

 

Reciban la expresión de mi consideración.

 

Caracas. 9 de noviembre de 2002

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